Evitando las reacciones defensivas frente al cambio
El cambio forma parte ineludible de cualquier proceso de crecimiento personal o terapéutico. Autores como Prochaska y Di Clemente (1983) ya nos hicieron ver su importancia y la necesidad de conocer las diferentes fases motivacionales implicadas en ese proceso.
Es habitual que ante consejos,
indicaciones o hasta certezas sobre la necesidad del cambio de hábitos,
conductas o actitudes, las personas se muestren a la defensiva, tratando
a continuación de justificar su comportamiento actual y negando por tanto la necesidad de cambio.
Desde el punto de vista psicológico existe una herramienta cognitiva, bastante simple y efectiva (también poco utilizada), que nos ayuda a evitar las resistencias que a menudo encontramos a la hora de cambiar determinados comportamientos, en general poco saludables:
Me refiero a la auto-afirmación, un mecanismo bastante simple que sin embargo parece suficiente para abrir las mentes de las personas cuando se enfrentan al cambio.
Este mecanismo es conocido ya desde los primeros avances publicados al respecto por Steele (1988). Su teoría explica básicamente cómo las personas pueden reducir el impacto de una amenaza al concepto de sí mismo, centrándose y afirmando su competencia en alguna otra área que dominan.
Algo así como: “Si golpeas mi autoestima
evidenciando mi falta de habilidad en un área determinada, intentaré
compensarlo demostrando mi competencia en un área diferente”. O
expresado de otro modo: “Voy a compensar mis debilidades potenciando mis
fortalezas”.
Este mecanismo ha sido ahora confirmado
por un nuevo estudio reseñado recientemente por la Academia Nacional de
Ciencias de EEUU.
Para ello los investigadores se centraron en mensajes habituales relacionados con un estilo de vida saludable,
como la necesidad de comer sano o hacer algo de ejercicio cada día, que
son a menudo rechazados por cierta actitud defensiva que se justifica
en la falta de tiempo o de energía.
La investigación ha encontrado que centrarse en los valores personalmente importantes puede ayudar a las personas a aceptar este tipo de mensajes que de otro modo podrían ser valorados como amenazantes.
El estudio comentado (Falk et al., 2015)
escaneó los cerebros de un grupo de personas a las que se les dio una
serie de consejos típicos sobre el ejercicio y la vida sana en general.
Antes de recibir estos consejos, algunos fueron entrenados en un ejercicio de auto-afirmación, que consistía simplemente en pensar en algo realmente importante para el sujeto, asuntos como la familia, el trabajo, la religión o cualquier cosa que tuviera un significado especial.
Los investigadores estaban interesados en la actividad de una parte del cerebro llamada corteza prefrontal ventromedial (CPFVM), área que está directamente involucrada en cómo procesamos la información de auto-referencia.
Todos los participantes, elegidos entre
personas que llevaban una vida sedentaria, fueron seguidos durante una
semana antes y un mes después de recibir los mensajes relacionados con
el ejercicio y la vida saludable.
Los resultados mostraron que las
personas que habían realizado el ejercicio de auto-afirmación
tenían inicialmente más actividad en la CPFVM, lo que sugiere que se
habían tomado el consejo más seriamente, pero además sus niveles de actividad durante el mes siguiente a la prueba aumentaron significativamente, mucho más que en el grupo de control.
Según los autores del
estudio, estos resultados ponen de manifiesto que algo tan simple como
la reflexión sobre nuestros valores fundamentales puede cambiar de
manera significativa la forma en que nuestros cerebros responden a los mensajes que nos encontramos cada día.
Lo más importante es que esta respuesta neuronal influye de manera directa sobre la disposición y la motivación que mostramos hacia el cambio
en un momento determinado. Algo que, como se dijo al principio es vital
en cualquier proceso terapéutico, de aprendizaje o de crecimiento.
Si te interesan los procesos de cambio, te recomiendo mirar el excepcional documento que acompaña a este artículo: “Cómo cambian las personas y cómo podemos cambiar nosotros para ayudar a muchas más personas”, firmado por James O. Prochaska, gran teórico del cambio en el ámbito terapéutico.
Una estimulante e integradora hipótesis de trabajo sustenta el resto del texto: “El
gran nexo a través de los tratamientos sugiere que hay vías comunes
para el cambio, independientemente de cómo las personas sean tratadas en
la terapia”. Sin duda, un punto de partida interesante.
Fuente: Jose Manuel Garrido
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