viernes, 29 de enero de 2016

El Experimento de Milgram

El Experimento de Milgram: el peligro de la obediencia a la autoridad

¿Serías capaz de cometer un crimen? El experimento de Milgram pone en tela de juicio tu moralidad.



¿Puede cualquier ser humano cometer los más atroces crímenes contra la humanidad solo por obediencia a la autoridad? Es una pregunta que muchos académicos se han preguntado a lo largo del siglo XX, sobre todo después de presenciar crímenes masivos contra la humanidad como los campos de exterminio del III Reich o las guerras entre potencias económicas. Circunstancias límite en que la violencia y la muerte eran percibidas con indiferencia por una parte importante de la población.
De hecho, han sido un buen puñado los investigadores que han dado un paso más allá y han tratado de encontrar las claves psicológicas que explican por qué, en determinadas circunstancias, los seres humanos somos capaces de transgredir nuestros valores morales.

Stanley Milgram: un psicólogo norteamericano

Stanley Milgram fue un psicólogo de la Universidad de Yale llevó en el año de 1961 una serie de experimentos cuya finalidad era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad,  incluso cuando estas órdenes pudieran ocasionar un conflicto con su sistema de valores y su conciencia.
¿Hasta qué punto somos totalmente conscientes de las consecuencias de nuestros actos cuando tomamos una decisión dura por obedecer a la autoridad? ¿Qué complejos mecanismos intervienen en la obediencia actos que van en contra de nuestra ética?

La preparación del experimento de Milgram

Milgram reclutó a un total de 40 participantes por correo y por anuncio en el periódico en el cual se les invitaba a formar parte de un experimento sobre “memoria y el aprendizaje” por lo que además, por el simple hecho de participar se les pagaría una cifra de cuatro dólares (equivalente a unos 28 actuales) asegurándole que conservarían el pago “independientemente de lo que pasará después de su llegada”.
Se les hizo saber que para el experimento hacían falta tres personas: el investigador (que portaba una bata blanca y fungía como autoridad) el maestro y el alumno. A los voluntarios siempre se les asignaba mediante un falso sorteo el papel de maestro, mientras que el papel del alumno siempre sería asignado a un cómplice de Milgram. Tanto maestro como alumno serían asignados en habitaciones diferentes pero conjuntas, el maestro observaba siempre con el alumno (que en realidad siempre era el cómplice) era atado a una silla para “evitar movimientos involuntarios” y se le colocaban electrodos, mientras el maestro era asignado en la otra habitación frente a un generador de descarga eléctrica con treinta interruptores que regulaban la intensidad de la descarga en incrementos de 15 voltios, oscilando entre 15 y 450 voltios y que, según el investigador, proporcionaría la descarga indicada al alumno.
Milgram también se aseguró de colocar etiquetas que indicaran la intensidad de la descarga (moderado, fuerte, peligro: descarga grave y XXX). La realidad era que dicho generador era falso, pues no proporcionaba ninguna descarga al alumno y sólo producía sonido al pulsar los interruptores.

La mecánica del experimento

El sujeto reclutado o maestro fue instruido para enseñar pares de palabras al aprendiz y de que, en caso de que cometiera algún error, el alumno debía ser castigado aplicándole una descarga eléctrica, que sería 15 voltios más potente tras cada error.
Evidentemente, el alumno nunca recibió descargas. Sin embargo, para dotar de realismo la situación de cara al participante, tras pulsar el interruptor, se activaba un audio grabado anteriormente con lamentos y gritos que con cada interruptor incrementaba y se hacían más quejumbrosos. Si el maestro se negaba o llamaba al investigador (que se hallaba cerca de él en la misma habitación) éste respondía con una respuesta predefinida y un tanto persuasiva: “continúe por favor”, “siga por favor”, “el experimento necesita que usted siga”, “es absolutamente esencial que continúe”, “usted no tiene otra opción, debe continuar”. Y en caso de que el sujeto preguntara quién era responsable si algo le pasaba al alumno, el experimentador se limitaba a contestar que él era el responsable.

Resultados

Durante la mayor parte del experimento, muchos sujetos mostraron signos de tensión y angustia cuando escuchaban los alaridos en la habitación contigua que, aparentemente, eran provocados por las descargas eléctricas. Tres sujetos tuvieron “ataques largos e incontrolables” y si bien, la mayoría de los sujetos se sentían incómodos haciéndolo, los cuarenta sujetos obedecieron hasta los 300 voltios mientras que 25 de los 40 sujetos siguieron aplicando descargas hasta el nivel máximo de 450 voltios.
Esto revela que el 65% de los sujetos llegó hasta el final, inclusive cuando en algunas grabaciones el sujeto se quejaba de tener problemas cardíacos. El experimento concluyó por el experimentador tras tres descargas de 450 voltios.

Conclusiones extraídas por Stanley Milgram

Las conclusiones del experimento a las que llegó Milgram pueden resumirse en los siguientes puntos:
A) Cuando el sujeto obedece los dictados de la autoridad, su conciencia deja de funcionar y se produce una abdicación de la responsabilidad.
B) Los sujetos son más obedientes cuanto menos han contactado con la víctima y cuanto más lejos se hallan físicamente de ésta.
C) Los sujetos con personalidad autoritaria son más obedientes que los no autoritarios (clasificados así, tras una evaluación de tendencias fascistas) .
D) A mayor proximidad con la autoridad, mayor obediencia.
E) A mayor formación académica, menor intimidación produce la autoridad, por lo que hay disminución de la obediencia.
F) Personas que han recibido instrucción de tipo militar o con severa disciplina son más propensos a obedecer.
G) Hombres y mujeres jóvenes obedecen por igual.
H) El sujeto siempre tiende a justificarse a sus actos inexplicables.

Relevancia criminológica del experimento

Tras la Segunda Guerra Mundial, se llevaron juicios posteriores a los criminales de guerra (entre ellos Adolf Eichmann) por el holocausto judío. La defensa de Eichmann y de los alemanes cuando declaraban en juicio por crímenes contra la humanidad fue que ellos sencillamente se remitían a cumplir y seguir órdenes, lo que posteriormente llevó a Milgram a plantearse las siguientes preguntas ¿Los nazis fueron realmente malvados y desalmados o se trató de un fenómeno grupal que podría ocurrirle a cualquiera en las mismas condiciones? ¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el holocausto solo siguieran órdenes de Hitler y Himmler?

La obediencia a la autoridad, un principio que explicaría la violencia institucionalizada

El principio de obediencia a la autoridad ha sido defendido en nuestras civilizaciones como uno de los pilares en los que se sostiene la sociedad. En un plano general, es la obediencia a la autoridad la que permite la protección del sujeto, sin embargo la exacerbada obediencia puede resultar un arma de doble filo cuando el socorrido discurso de “solo obedecía órdenes” exime de responsabilidades y disfraza de deber los impulsos sádicos.
Antes del experimento, algunos expertos hipotetizaban que sólo un 1% al 3% de los individuos activaría el interruptor de 450 voltios (y que dichos sujetos además experimentarían alguna patología, psicopatía o impulsos sádicos) Pese a ello, se descartó que alguno de los voluntarios tuvieran patología alguna, así como también se descartó la agresividad como motivación tras una serie de diversos exámenes a los voluntarios. Vistos los datos, Milgram postuló dos teorías para intentar explicar los fenómenos.

Primera teoría: la conformidad con el grupo

La primera basada en los trabajos de conformidad de Asch, plantea que un sujeto que no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, (particularmente ante una crisis) transferirá las decisiones al grupo.

Segunda teoría: la cosificación 

La segunda teoría, más ampliamente aceptada es conocida como cosificación, y hace referencia a que la esencia de la obediencia consiste en que la persona se percibe únicamente como un instrumento para la realización de los deseos de la otra persona y por ende, no se considera como responsable de sus actos. Así ocurrida esta “transformación” de la autopercepción, todas las características esenciales de la obediencia ocurren.

Un experimento que supuso un antes y un después en la Psicología social

El experimento de Milgram representa uno de los experimentos de la Psicología social de mayor interés a la criminología a la hora de demostrar la fragilidad de los valores humanos ante la obediencia ciega a la autoridad.
Sus resultados demostraron que personas ordinarias, ante la orden de una figura con apenas un poco de autoridad, son capaces de actuar con crueldad. De esta manera la criminología ha logrado entender cómo algunos criminales que han cometido salvajes genocidios y ataques terroristas han desarrollado un nivel muy alto de obediencia a lo que ellos consideran autoridad.

Referencias bibliográficas:

  • Milgram, S. (2002), “Obediencia a la autoridad” Editorial Desclee de brouwer.
Fuente:
Ricardo Vázquez Cigarroa

Criminólogo

miércoles, 27 de enero de 2016

Síndrome de sobreentrenamiento

Síndrome de sobreentrenamiento: deportistas quemados

Entrenar demasiado puede llegar a provocar este conjunto de síntomas.

La práctica de ejercicio físico produce beneficios tanto psicológicos como físicos. Pero, en algunos casos, hacer deporte también puede ser contraproducente, pues cualquier cosa llevada al extremo puede ser perjudicial.
La adicción al ejercicio físico es uno de esos fenómenos que ha llamado la atención de los psicólogos, pero también lo ha hecho el Staleness o Síndrome de Sobreentrenamiento. Este síndrome se ha observado más en atletas, aunque no exclusivamente.

El Síndrome de Sobreentrenamiento provoca un descenso del rendimiento del deportista

Como vimos en el artículo de la runnorexia, el exceso de ejercicio físico puede llevar a algunas personas a una severa adicción. En contraste, en otros casos el exceso de entrenamiento físico puede conducir a todo lo contrario, por ejemplo: sentimientos de fatiga, letargo, pérdida de vigor, insomniodepresión etc., y esto es lo que ocurre en el Staleness.
Unido a estos síntomas, el Síndrome de Sobreentrenamiento (SSE) está caracterizado por un descenso en el rendimiento del deportista, provocado por factores estresantes que son consecuencia del entrenamiento excesivo y la ausencia de recuperación adecuada. Otros estresores extradeportivos (sociales, laborales, económicos, nutricionales, etc.) también favorecen la aparición de este síndrome.

El Síndrome de Sobreentrenamiento está asociado a un entrenamiento prolongado y/o excesivo y a una inadecuada recuperación

La planificación deportiva correcta es muy importante porque permite que el deportista se ajuste al Síndrome General de Adaptación, es decir, permite la adaptación del cuerpo del deportista frente al entrenamiento y los estímulos que le provocan estrés (físico, bioquímico o mental).
Por tanto, una buena planificación contribuye a incrementar el rendimiento deportivo, y la alternancia entre trabajo y descanso permite una recuperación suficiente y una mejora en las cualidades físicas del individuo.

Síndrome de Sobreentrenamiento: el Burnout de los deportistas

Cualquier sesión de entrenamiento es susceptible de provocar un estado de fatiga (aguda), pero no se debe confundir la fatiga aguda con el Síndrome de Sobreentrenamiento, que hace referencia a una fatiga crónica y generalizada y, además, presenta síntomas psicológicos, como pueden ser la fatiga emocional, apatía o depresión.
Los mecanismos de la fatiga aguda dependen de la duración e intensidad del ejercicio, pero cuando la fatiga se prolonga, se produce una grave disminución del rendimiento deportivo, acompañada de un conjunto de síntomas fisiológicos y psicológicos de agotamiento. En muchos casos, esto puede provocar el abandono de la práctica deportiva.
Algunos autores usan el término en Burnout o “estar quemado” (más utilizado en el campo laboral) para hablar del Staleness, ya que ambos están caracterizados por agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal.

Síntomas del Síndrome de Sobreentrenamiento

Se han realizado muchos estudios para aportar información sobre el Síndrome de Sobreentrenamiento, y se ha concluido que los síntomas descritos hasta el momento varían según el sujeto.
Con todo, la American Physical Therapy Association (Asociación Americana de Fisioterapia) ha establecido una serie de síntomas que se presentan de manera frecuente cuando un individuo sufre Staleness. Es importante resaltar que no necesariamente van a aparecer todos. Los síntomas del Síndrome de Sobreentrenamiento son los siguientes:
  • Físicos y Fisiológicos: incremento de la presión sanguínea y mayor ritmo cardiaco durante el descanso, problemas respiratorios, temperatura corporal alta, hipotensión, pérdida de peso, pérdida de apetito, aumento de la sed, problemas gastrointestinales y dolores musculares.
  • Inmunológicos: vulnerabilidad a las infecciones (especialmente del tracto respiratorio) y reducción de las defensas del organismo, descenso de la capacidad para evitar lesiones, disminución de la rapidez de cicatrización, menor producción de glóbulos rojos (mayor cansancio).
  • Bioquímicos: aumento del cortisol (hormona relacionada con el estrés), adrenalina, serotonina, aumento de los ácidos grasos en el plasma, disminución del glucógeno muscular, de la hemoglobina, el hierro y la ferritina.
  • Psicológicos: alteraciones del estado de ánimo (por ejemplo depresión), letargo, ansiedad e irritabilidad, descenso de la motivación, falta de concentración, baja tolerancia al estrés, baja autoestima y falta de confianza, pérdida de la libido, trastornos del sueño y sensación de agotamiento (físico y emocional).

La importancia de los indicadores psicológicos en el diagnóstico

Tanto para la psicopatología como para la psicología deportiva, el Stanleness despierta mucho interés. Los indicadores psicológicos resultan ser muy importantes para el diagnóstico.
Anteriormente, a parte del descenso en el rendimiento deportivo, otras variables fisiológicas se habían sugerido como posibles marcadores de este síndrome, por ejemplo descensos de la presión cardiaca o elevaciones en el nivel de cortisol. Estos marcadores, sin embargo, no han demostrado ser marcadores fiables.
Con el tiempo, los expertos se han dado cuenta de que los mejores indicadores para este síndrome son los de tipo psicológico o psicofisiológico. Una herramienta muy útil y muy utilizada en el mundo del deporte y del entrenamiento físico es el “Profile of Mood States (POMS)”.
Un cuestionario que evalúa los estados emocionales siguientes: tensión, depresión, ira, vigor, fatiga y confusión. La población normal suele puntuar más bajo en las emociones negativas (confusión, fatiga, etc,) y más alto en la positiva (vigor). Esto se conoce como “perfil iceberg”. Por el contrario, las personas con SSE puntúan de forma inversa.
A diferencia de los marcadores fisiológicos, la herramienta POMS es más económica, las puntuaciones son fáciles de obtener y su determinación no es invasiva. Por lo que se convierte en una herramienta idónea para el diagnóstico del Staleness.

Causas y consecuencias para el organismo del SSE

Debido a la complejidad de este fenómeno, fijarse solamente en los factores fisiológicos supondría un sesgo sobre esta condición. Las causas del Staleness y los daños que produce en el organismo todavía no están del todo claros.

Factores neurológicos

Según el modelo de Armstrong y Van Hees, el hipotálamo parece tener una función importante, pues activaría tanto el Eje simpático-adrenomuscular (SAM) que involucra la rama simpática del sistema nervioso autónomo, y el Eje hipotalámico-pituitario-adrenocortical (HPA). No es el objetivo de este artículo explicar este modelo, pues puede resultar bastante complejo.
Ahora bien, como idea, es importante entender que los neurotransmisores jugarían un papel importante en este síndrome. Por ejemplo, la serotonina, que parece jugar un papel muy importante en el Staleness.

Factores psicológicos y fisiológicos

Respecto a la respuesta inmunológica del cuerpo, otro modelo complementario parece indicar que debido al exceso de entrenamiento, la falta de descanso y otros factores que favorecen la aparición del síndrome (por ejemplo estrés psicosocial o problemas psicológicos del individuo), se produciría lo que se conoce como “Modelo de las citosinas” de Smith.
Este modelo afirma que el entrenamiento excesivo y prolongado unido a otras causas, elevaría el número de citosinas producto de los traumatismos del músculo esquelético, el hueso y las articulaciones provocados por el sobreentrenamiento. Estos cambios están relacionados con una depresión de la función inmunitaria y pueden exponer al individuo a un mayor riesgo de experimentar infecciones y enfermedades.

Tratamiento del Síndrome de Sobreentrenamiento

El tratamiento se debe emplear sobre los distintos síntomas que presenta el paciente, y se suele empezar con el aspecto físico, tratando los síntomas fisiológicos. Una vez se han tratado los síntomas fisiológicos, se podrán abordar los síntomas psicológicos, que requieren la presencia de un psicólogo. Recuperar el control sobre la higiene del sueño y una dieta adecuada son también muy importantes.
Respecto al entrenamiento físico, y pese a que algunos especialistas proponen la suspensión total del ejercicio físico, parece ser más eficaz una regulación adecuada de la mismo y no la suspensión total. De entrada, es importante el trabajo en la resistencia regenerativa, mediante la natación, el ciclismo o el trote. De forma gradual, se debe aumentar el volumen y la intensidad, y debe existir una adecuada relación entre la carga progresiva del entrenamiento y recuperación.

Referencias bibliográficas:

  • Kellmann M. (2002). Underrecovery and overtraining. En: Enhancing recovery, preventing underperformance in athletes. Champaign (IL): Human Kinetics, 1-24.
  • Palmer C. y Mitchell J. L. (2015). When (or how) do the Olympics become ‘stale’? Sport in Society: Cultures, Commerce, Media, Politics, 18(3), 275-289.
 Fuente:
Jonathan García Allen Psicólogo y entrenador personal

lunes, 25 de enero de 2016

Inteligencia intrapersonal

Inteligencia intrapersonal: ¿qué es y cómo se puede mejorar?

¿Cómo podemos mejorar la capacidad para comprendernos mejor a nosotros mismos?

Cuando hablamos acerca del concepto de inteligencia, es muy fácil pensar en la que se necesita para resolver problemas matemáticos, reparar un aparato o planificar una estrategia a seguir en casos concretos.
Sin embargo, también podemos considerar que hay un tipo de habilidades mentales que son de carácter más privado, difícil de externalizar de manera muy llamativa. Lo que ha sido llamado inteligencia intrapersonal es un buen ejemplo de esto.

¿Qué es la inteligencia intrapersonal?

La inteligencia intrapersonal es uno de los tipos de inteligencia propuestos en la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner. El conjunto de habilidades cognitivas a las que da expresión es un tanto brumoso y difícil de distinguir de otras formas de inteligencia, pero en resumidas cuentas puede decirse que la inteligencia intrapersonal hace referencia al grado en el que conocemos los aspectos internos de nuestra propia manera de pensar, sentir y actuar. En otras palabras, representa nuestra habilidad a la hora de conocernos a nosotros mismos e intervenir sobre nuestra propia psique, en un sentido amplio.

¿De qué manera podemos conocernos a nosotros mismos? 

Según la Teoría de las Inteligencias Múltiples, reconociendo el repertorio de sentimientos que definen nuestra propia manera de ser (y el tipo de estímulos que pueden inducir a cada uno de ellos), discriminando bien entre distintos estados de ánimo y aprovechando estos conocimientos para regular nuestra conducta hacia objetivos determinados. De este modo, la inteligencia intrapersonal es la que hace posible que podamos conocer los aspectos internos de nuestra mente y utilizar esta información a nuestro favor.
Por ejemplo, saberse especialmente sensible en ciertos temas puede facilitar la tarea de afrontamiento de situaciones conflictivas, lo cual puede ser clave para evitar perder el control en estos casos y, a la vez, trabajar técnicas para controlar los niveles de ansiedad, ira, etc.

Diferenciando conceptos

La inteligencia intrapersonal puede ser confundida fácilmente con la inteligencia emocional, un constructo teórico en el que han trabajado varios psicólogos y que no nace de la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Es cierto que ambos tipos de inteligencia enfatizan el autoconocimiento y la regulación de las emociones, pero la inteligencia emocional es un concepto más amplio. Así, la diferencia entre la inteligencia intrapersonal y la inteligencia emocional se halla básicamente en que la intrapersonal sólo da cuenta de algunos procesos que podrían compararse a lo que se mide al estudiar la segunda.
Por otro lado, también puede confundirse la inteligencia intrapersonal con la inteligencia interpersonal, que también está enmarcada en la teoría propuesta por Gardner. La inteligencia interpersonal está relacionada con nuestra capacidad para relacionarnos con los demás y tabajar en equipo de manera óptima, mientras que la intrapersonal es de ámbito privado. Es decir, que la primera nos permite conocer a los demás e interactuar con ellos de manera útil y exitosa, mientras que la segunda nos permite hacer lo propio con nosotros mismos.
Ambas, sin embargo, podrían tener muchos nexos de unión con lo que se entiende por inteligencia emocional.

¿Cómo mejorar en inteligencia intrapersonal?

Llegados a este punto, cabe recordar que toda forma de inteligencia puede ser entrenada y mejorada con el tiempo como si de un músculo se tratase. Sin embargo, cabe decir que la inteligencia intrapersonal está insuficientemente estudiada y que es difícil proponer métodos exactos y avalados por la ciencia para mejorarla.
Sin embargo, más allá de la luz que puedan arrojar sobre este tema futuras investigaciones científicas, yo recomendaría lo siguiente para ver progresos en el área de la inteligencia intrapersonal:

1. Dale una oportunidad al Mindfulness

El Mindfulness se ha mostrado útil a la hora de incrementar las propias habilidades de autorregulación de emociones, así que puede ser una buena idea iniciarse en su práctica de manera sostenida. También puedes probar con formas de meditación tradicionales.
Te dejo dos links para que, si lo deseas, puedas ahondar en estas dos interesantes disciplinas:
"Mindfulness: 8 beneficios de la atención plena"
"Beneficios de la meditación avalados por la ciencia"

2. Plantéate a menudo lo que estás sintiendo

Pararte a reflexionar sobre los sentimientos que experimentas habitualmente te ayudará a reconocerlos cuando aparezcan y detectar sus patrones, regularidades, etc. De este modo, sabrás qué situaciones desencadenan estos estados de ánimo y te darás cuenta de cómo sueles actuar cuando te sientes así.
Etiquetar mentalmente estas emociones con nombres o palabras en general es una buena manera de empezar.

3. Plantéate cómo puedes orientar este conocimiento hacia metas

Saber mucho sobre nuestra manera de pensar y sentir sirve de poco si no aprovechamos esa información para mejorar nuestra calidad de vida. La inteligencia intrapersonal es también, en parte, poder predecir algunas cosas sobre nuestro propio comportamiento. Por lo tanto, puedes crear planes de acción para intervenir sobre tus maneras de sentir, pensar y actuar.
Un ejemplo sería esconder una barra de chocolate porque sabemos que al entrar en periodos de ansiedad tendemos a recurrir a la comida para buscar alivio.

4. Evalúa tus progresos

Para poder progresar en el autoconocimiento, es bueno mirar hacia atrás para ver lo que funciona y lo que no. Ser críticos con los propios avances también es imprescindible si no queremos obtener una visión demasiado optimista sobre lo que hacemos.
Estos pasos te pueden ayudar para trabajar mejor el trato con tu propia persona, pero la última palabra la tienes, cómo no, tú. Cada persona es un mundo, y la existencia de la inteligencia intrapersonal es un recordatorio de ello. Ningún manual ni libro de autoayuda será capaz de darte todas las piezas que necesitas para entender bien cómo funcionas. Esa tarea te corresponde a ti.

 Fuente: Arturo Torres Psicólogo

viernes, 22 de enero de 2016

Compartimos genes con nuestros amigos

Una investigación descubre que compartimos genes con nuestros amigos

​¿Genética parecida entre amigos? Una investigación así lo confirma.

¿Genética parecida entre amigos? Una investigación así lo sugiere

Un reciente estudio señaló que las personas de un mismo círculo de amistades tienen coincidencias genéticas que podrían compararse a un grado de parentesco de primos de cuarto grado.

Investigación

La National Science Academy ha puesto en relieve, basándose en una investigación de Framingham Heart Study, que los individuos escogen amistades con un alto grado de coincidencia genética. Los autores del hallazgo trabajaron con una muestra de 1.900 sujetos y examinaron más de millón y medio de variables y marcadores genéticos.

Una semejanza genética equivalente a la de los primos de cuarto grado

El estudio comparó a parejas de amigos sin relación de parentesco alguna con parejas de sujetos que no tenían ninguna vinculación ni se conocían de antemano. Se reportó que las parejas de amigos comparten un 1% de genes. Según James Fowler, coautor de la investigación y profesor de genética en medicina, “este porcentaje de coincidencia genética equivale al que tienen los primos de cuarto grado”.
Además, los indicadores genéticos que compartimos con nuestras amistades son también los que se caracterizan por sufrir evoluciones con más frecuencia en comparación con el resto de genes, según los investigadores. El estudio revela que las amistades tienen un papel influyente en nuestra salud: “La salud no solo se basa en cuestiones fisiológicas, sino que las personas que nos rodean también influyen en ella, especialmente los amigos”, afirma el coautor del estudio Nicholas Christakis, profesor de biología, sociología y medicina evolutiva en Yale.

La clave esta en la 'metagenómica'

La investigación concluyó también que las personas que escogemos como amigos suelen tener diferencias notables respecto a nosotros en su tipo de sistema inmunológico, cosa que puede repercutir positivamente en ambos porque nos ofrece una protección inmunológica complementaria. Este estudio avala la línea científica que apunta que los seres humanos somos metagenómicos, esto es, no solo somos una combinación de genes individuales, sino también una mixtura de genes de las personas que conforman nuestro círculo de amistades.

Referencias bibliográficas:

 Fuente: Bertrand Regader Psicólogo educativo

miércoles, 20 de enero de 2016

Síndrome FOMO

Síndrome FOMO: sentir que la vida de los demás es más interesante

La sensación de "perderte algo" cuando navegas por las redes sociales tiene nombre.

La sensación de perderse algo o Síndrome FOMO (fear of missing out) ha sido reconocido por los psicólogos como un trastorno producido por el avance de la tecnología y la cantidad de opciones que se nos presentan a las personas hoy en día. La causa de este fenómeno es estar continuamente conectados a la red.

¿Qué es el Síndrome FOMO?

En artículos anteriores de Psicología y Mente, nos hacíamos eco del creciente fenómeno de los selfies y hacíamos referencia a la importancia de la educación para prevenir el posible uso nocivo al que nos enfrentamos por estar siempre conectados.
El número de individuos que sienten que su vida es mucho menos interesante que la de sus conocidos está creciendo. El querer ser aceptado por otros siempre ha existido, y es algo lógico ya que hace referencia a la identidad social. A nadie le gusta sentirse excluido. Solemos funcionar en sociedad queriendo ser reconocidos por los diferentes grupos de los cuales formamos parte: nuestra familia, nuestros amigos de la infancia, los amigos de la universidad, compañeros de trabajo, entre otros.

Las redes sociales y el FOMO

Las redes sociales exponen la variedad de actividades que uno podría estar haciendo en cada momento y proporcionan multitud de oportunidades de interacción social. El problema reside en que muchas veces se presentan más opciones de las que podemos abarcar y esto puede llevarnos a la percepción de que otros están teniendo mejores experiencias que nosotros. En estos casos, se pierde el contacto con la realidad y es la imaginación la que juega un papel determinante a la hora de interpretar lo que vemos por estos medios.
Al estar conectados las 24 horas del día mediante nuestros smartphones, este sentimiento puede experimentarse no solo en varios momentos al día, sino con los diferentes grupos a los que pertenecemos. Esto nos puede conducir a que estemos siempre pendientes de este escaparate para poder destacarnos entre nuestros contactos y mostrar la gran vida social que tenemos.

Investigaciones sobre el Síndrome FOMO

Recientemente, Mylife.com publicó un interesante estudio del Dr. Andy Przybylski en el que investigaba a más de 2.000 adultos de Estados Unidos sobre su capacidad de desconectar de sus smartphones.
El estudio concluyó que el Síndrome FOMO tiene una mayor intensidad entre la gente joven y entre los hombres jóvenes en particular, y los niveles altos de este síndrome, correlacionan positivamente con circunstancias sociales como el bajo nivel de satisfacción social, lo que causa sentimientos de inferioridad. La investigación sugiere que FOMO puede llegar a provocar problemas en la salud mental de las personas, ya que puede producir depresión o ansiedad. Otros estudios anteriores, concluyen que los individuos que dan más valor a las redes sociales como parte de su desarrollo social, tienden a experimentar más FOMO.
En las redes sociales intentamos mostrar cómo queremos ser y no cómo somos en realidad, pudiendo llegar a percibir que la vida de los demás está exenta de problemas y es mucho más interesante y emocionante que la nuestra. La identidad social, especialmente en los jóvenes que viven inmersos en las nuevas tecnologías, se va creando en gran parte, a través de Facebook, Twitter, Instragram, etc. Es claro el hecho de que este nuevo modo de vida está “moldeando” de una manera alarmante, ya sea para bien o para mal, la vida de los adolescentes.

En contexto: Síndrome FOMO y la sociedad tecnologizada

Los expertos nos advierten que este síndrome es consecuencia de un tipo de distorsión cognitiva que lleva a pensamientos irracionales. Para personas con propensión a este tipo de pensamientos, las redes sociales pueden llegar a ser perjudiciales. Aun y así, recomiendan, que desenchufarse completamente de las redes sociales no resuelve el problema ya que es solo una forma de evitación. Las terapias cognitivas del comportamiento u otras formas de psicoterapia, pueden ayudar a corregir los pensamientos negativos.
Como ya hemos comentado en otros artículos, la educación es básica para prevenir este tipo de patologías asociadas al uso de las nuevas tecnologías y debe hacerse desde edades tempranas para dotar a los menores de herramientas útiles que les permitan mantener una autoestima fuerte, a pesar de las influencias externas.

Las redes sociales son atractivas porque suponen un espacio donde los adolescentes son protagonistas y son un lugar idóneo para relacionarse con otros grupos de personas que usan su propio lenguaje y comparten sus gustos e intereses. Pero como agentes socializadores que son, también transmiten valores. Es tarea de los adultos procurar que estos jóvenes entiendan las consecuencias positivas y negativas de su uso.

Fuente:  Jonathan García Allen Psicólogo 

 

lunes, 18 de enero de 2016

Sólo usamos un 10% del cerebro

“Sólo usamos un 10% del cerebro”: ¿mito o realidad?

Una de las creencias más populares, a examen.

Normalmente, en este tipo de artículos es recomendable no usar el primer párrafo para dar una respuesta a la pregunta planteada en el título. Sin embargo existen casos especiales, como este, en los que es prácticamente imposible hacer durar una incertidumbre que se fundamenta en la más absoluta de las nadas.

Utilizamos solo un 10% del cerebro: uno de los mitos científicos más populares

No, no es cierto que usemos sólo el 10% del cerebro. Se trata de un mito, en primer lugar, porque está basado en una afirmación demasiado ambigua como para no serlo (¿qué significa "usar el cerebro"? ¿cómo está repartido ese 90% restante?) y, en segundo lugar, porque aunque esté disfrazado de conocimiento científico al plantearse como un tema de porcentajes, no está sostenido por la evidencia empírica (de hecho, el origen de esta idea se le atribuye a Albert Einstein, uno de los máximos referentes científicos que, a pesar de sus méritos, no estaba especializado en el funcionamiento del cerebro).
Sin embargo, a pesar de lo impreciso de esta creencia, es posible refutarla en varios frentes. Precisamente porque, además de ambigua, es errónea.

Un 10% del cerebro significa poca eficiencia

En primer lugar, hay que remarcar el hecho de que el tejido cerebral que no se usa es, probablemente, un tejido cerebral que está muerto. Nuestro organismo funciona respondiendo ante los criterios más estrictos de eficiencia, y muchas partes del cuerpo que no se están desaprovechadas tienden a ser convertidas en algo más útil.
Las neuronas, concretamente, están sujetas a un tipo de muerte celular ordenada y programada, la llamada apoptosis, que sirve para mejorar el funcionamiento global del cerebro. De este modo se reutilizan los materiales con los que estaban hechas estas células y se deja espacio para otras conexiones. A nivel individual, además, las neuronas necesitan recibir descargas eléctricas con cierta frecuencia para no morirse.

Un lastre para la evolución

Además, un cerebro grande e inútil, como el que cabría suponer que tendríamos en el caso de ser cierto el mito del 10% del cerebro, es un lastre desde el punto de vista evolutivo. A ningún animal le interesa tener un órgano superdesarrollado que no usa todo lo que debería: más que una potencialidad, es un problema. El cerebro humano, en concreto, encabeza el ranking de los órganos que consumen más energía, y por lo tanto no tiene sentido mantener una parte que es inservible. De nada serviría que ese 90% restante pudiera ser "desbloqueado" y usado en un futuro: si por defecto no se utilizara, la evolución lo habría ido limando con el paso de los milenios hasta prácticamente hacerlo desaparecer.

Encenderse y apagarse

Imaginemos por un momento que esa parte oculta del cerebro no estuviera ubicada en un lugar fijo, sino que cambiara constantemente, y que no pudiera localizarse en un lugar concreto del encéfalo, sino que estuviera distribuida por las redes neuronales que viven en nosotros. ¿Tendría sentido la creencia de que sólo usamos un 10% del cerebro? Pues no, tampoco.
Funcionalmente, el hecho de que en momentos determinados haya neuronas "apagadas" no significa que no se usen. Como buenas células nerviosas, parte del proceso por el cual las neuronas se comunican entre sí está basado en la tasa de disparo de electricidad. Por eso, como la información con la que trabajan es, en ciertos momentos, la frecuencia de disparo, es necesario que haya momentos en los que no haya una oleada eléctrica recorriendo la neurona. Del mismo modo, para que el cerebro sea útil, es necesario que haya zonas de tejido más activas que otras: cuando estamos escuchando una pieza musical no es indispensable tener muy activados los centros del lenguaje, y cuando intentamos reconocer la cara de alguien no es necesario ensayar mentalmente la secuencia de posiciones del tai chi. Tener todas las áreas del encéfalo intensamente activadas sería poco práctico y, además, tendría consecuencias desastrosas para la salud y el mantenimiento de la consciencia.

El reino inabarcable de lo insconsciente

El concepto de la consciencia también permite obtener una clave sobre por qué no es erróneo creer que sólo usamos un 10% del cerebro. El encéfalo es, básicamente, un órgano que se dedica a mantener procesos inconscientes. La consciencia empequeñece ante la ingente cantidad de tareas inconscientes que realizamos cada día: desde dirigir la mayor parte de los gestos de la cara, hasta mantener el equilibrio, recordar involuntariamente una experiencia pasada, o asociar con una pieza de música una palabra que hemos leído en una revista.
El inconsciente gobierna casi todos nuestros actos, y no por ser discreto deja de existir. Es posible que el mito del 10% del cerebro se fundamente en la voluntad de dominar todos esos procesos que no podemos controlar y que, sin embargo, muestran un increíble poder y versatilidad. Unas aspiraciones poco realistas, desde luego, si tenemos en cuenta que la consciencia a duras penas nos da para dividir y multiplicar mentalmente cifras relativamente cortas. Puede que las fronteras de la consciencia sean reducidas, pero no constriñen nuestro potencial.

Fuente: Adrián Triglia Psicólogo

 

jueves, 14 de enero de 2016

Cosas que aprendemos antes de nacer

Cosas que aprendemos antes de nacer

Todavía en el útero materno, el ser humano es capaz de aprender ciertas cosas.


Suele creerse que el nacimiento es el momento en el que empieza nuestra vida como seres capaces de ir ganando su autonomía. Es fácil pensar que la vida social del ser humano tiene su inicio cuando ya no hay una separación física entre nosotros y los demás. Cuando somos capaces de respirar el mismo aire, ver las mismas cosas y mirarnos a los ojos.
Todo esto resulta muy intuitivo y parece hasta natural que sea así, pero no es cierto. Mucho antes de salir del útero de nuestra madre ya tenemos la posibilidad de aprender cosas sobre el entorno en el que un día viviremos, tal y como demuestran múltiples experimentos.

La percepción empieza aún dentro del útero

Es sabido que somos capaces de reconocer las vocalizaciones de la madre desde mucho antes de nacer. Esto ya es un ejemplo de aprendizaje, ya que tiene que ver con conocimientos formados a través de experiencias repetidas y con un fin práctico (reconocer a la persona que nos va a cuidar una vez hemos nacido). De hecho, se recomienda que las madres hablen a sus bebés no nacidos para que ya desde los primeros momentos estos cuenten con estímulos diversos y puedan ir ejercitando sus diferentes habilidades. Sin embargo, este fenómeno es sólo una muestra de las muchas maneras en las que la experiencia talla nuestro comportamiento durante el periodo de embarazo.
El reconocimiento de sonidos no se limita a las voces de las personas cercanas. Puede hacerse extensible a otros sonidos del día a día durante los meses que dura el embarazo. Por ejemplo, existen evidencias según las cuales los bebés que aún no han nacido pueden reconocer en la música de las series de televisión que su madre ve habitualmente.
Además, los bebés son capaces no sólo de reconocer la voz de su madre, sino también su olor. Curiosamente, los recién nacidos prefieren el olor de sudor si este es el de sus madres. Los bebés de pocas semanas de edad reaccionan de manera muy fuerte cuando son expuestos al olor del líquido amniótico en el que han estado envueltos. Este hecho puede dar una idea sobre cuál es la clave que permite reconocer el olor de la madre en objetos que ella deja.
Más allá de los sentidos del oído y el olor, el tacto también juega un papel en el aprendizaje durante el embarazo. Una reciente investigación cuyos resultados se han publicado en PLoS ONE muestra cómo los fetos tienden a responder a las caricias que la madre realiza sobre su vientre haciendo algo parecido con su cuerpo. De hecho, los bebés que se utilizaron como muestra respondieron de manera más intensa a estas caricias que a la voz de la madre, y lo hicieron tocándose el propio tórax de manera similar a como lo estaba haciendo otra persona al otro lado del vientre. Los investigadores creen que esto es un intento de comunicarse con la madre.

Las investigaciones continúan

Estas son algunas de las conclusiones a las que se ha llegado por la vía experimental, pero es probable que existan otros ejemplos de aprendizaje antes del nacimiento que aún no han sido descubiertos. En conjunto, estas investigaciones muestran que el útero materno es un entorno tan válido como cualquier otro para aprender, aunque lo hagamos sin haber empezado a cumplir años siquiera.

Referencias bibliográficas:

  • Beauchamp, G. K., Katarina, K., Yamazaki, K., Mennella, J. A., Bard, J. y Boyse, E. A. (1995). Evidence suggesting that the odour types of pregnant women are a compound of maternal and fetal odour types . PNAS, 92, pp. 2617 - 2621.
  • Hepper, P. G. (1988). Fetal "soap" addiction. The Lancet, 23(2), pp. 1347 - 1348.
  • Marx, V. y Nagy, E. (2015). Fetal Behavioural Responses to Maternal Voice and Touch. PLoS ONE, 
Fuente:Adrián Triglia Psicólogo


martes, 12 de enero de 2016

'Síndrome del Emperador': niños mandones y autoritarios

'Síndrome del Emperador': niños mandones y autoritarios


Los cambios en el entorno sociocultural y laboral de las últimas décadas han ido labrando el terreno para el surgimiento de algunas conductas disfuncionales en los niños. Uno de los conjuntos de actitudes y conductas que más preocupan a los padres es la del hijo que se vuelve el amo indiscutible de la familia, sometiendo a los demás integrantes del seno familiar a sus exigencias y caprichos.

¿Conoces el 'Síndrome del Emperador'?

Los psicólogos educativos ya han denominado Síndrome del Emperador a los 'niños emperadores', que escogen qué comida hay que cocinar, dónde viajará la familia para pasar las vacaciones, la cadena de televisión que se mira en casa, las horas para ir a dormir o para realizar distintas actividades, etcétera.
En contextos profesionales, el Síndrome del Emperador recibe el nombre de Trastorno de oposición desafiante (TOD).
Para conseguir sus propósitos, gritan, amenazan y agreden física y psicológicamente a sus padres. Se podría decir que su nivel madurativo en el ámbito de la empatía (esa capacidad para ponerse en la piel de la otra persona) está subdesarrollado. Por esta razón parece que no sean capaces de experimentar sentimientos como el amor, la culpa, el perdón o la compasión.

Síndrome del Emperador: entrando en la mente del niño autoritario

Este fenómeno ha recibido el nombre de 'Síndrome del Emperador', puesto que los niños emperadores establecen pautas conductuales e interpersonales para privilegiar sus caprichos y exigencias por encima de la autoridad de sus padres o tutores. Quien no acata los imperativos del niño es víctima de escandalosos berrinches y hasta agresiones.
La violencia que ejercen los hijos hacia sus progenitores, aprendiendo a controlar psicológicamente a éstos, redunda en conseguir que obedezcan y cumplan con sus deseos. Esta característica en la personalidad de los niños también ha recibido el denominativo de “hijos dictadores”, a causa del dominio incontestable que ejercen en el seno familiar.

Características del niño emperador

Los niños emperadores son fácilmente distinguibles: suelen mostrar rasgos de personalidad propios del egocentrismo y tienen una exigua tolerancia a la frustración: no conciben que sus exigencias no sean cumplidas. Estos rasgos no pasan desapercibidos en el entorno familiar, y mucho menos en el escolar, donde sus exigencias pueden ser menos satisfechas. Son niños que no han aprendido a auto-controlarse ni a regular sus propios sentimientos y emociones. Tienen la pericia de conocer las flaquezas de sus padres, a quienes acaban manipulando en base a amenazas, agresiones y argumentos volubles.

Causas biopsicosociales del Síndrome del Emperador

A pesar de que algunas investigaciones han tratado de dilucidar las causas genéticas de este síndrome, lo cierto es que existe un gran consenso entre la comunidad científica acerca de que el Síndrome del Emperador tiene causas de origen psicosocial. De este modo, se señala la decisiva influencia del cambio en el modelo laboral y social, factor que repercute en la cantidad y calidad del tiempo que los padres pueden dedicar a sus hijos.
Muchos psicólogos educativos y psicopedagogos han subrayado que uno de los factores de crianza que pueden desembocar en que el niño adquiera patrones conductuales del Síndrome del Emperador es el escaso tiempo de los padres para educar y establecer normas y límites a sus retoños. Las necesidades económicas y el inestable mercado laboral no ofrece a los tutores el tiempo y espacio necesarios para la crianza, ocasionando un estilo educativo de tipo culpógeno, y siendo proclives a consentir y sobreproteger a los hijos.
También suele observarse en estos niños una falta de hábitos familiares afectivos, descuidando la necesidad de jugar e interactuar con los hijos. Socialmente, uno de los problemas que sirve de caldo de cultivo a la conducta egocéntrica infantil es la actitud ultrapermisiva de los adultos hacia los pequeños.

Diferenciando entre Autoridad y Autoritarismo

El estilo educativo imperante décadas atrás se basó en el autoritarismo: padres que gritaban, que dictaban órdenes y que ejercían un control punitivo sobre las conductas de los hijos. En cierto modo por miedo a volver a caer en ese estilo que muchos padecieron en sus propias carnes, el estilo educativo actual ha virado hacia el extremo opuesto: la ultrapermisividad.
Por eso es importante recordar que la autoridad no es lo mismo que el autoritarismo: los padres deben ejercer un grado controlado e inteligente de autoridad, de forma sana y adecuándose a las necesidades educativas y evolutivas de cada niño.

La cultura del todo vale: la ética del hedonismo y el consumismo

Cuando hablamos de educación y de estilos educativos para nuestros hijos, es preciso recordar la crucial influencia de los valores morales del conjunto de la sociedad, puesto que esta forma superestructural de ética compartida fomentará ciertos vicios y/o virtudes en la actitud del niño.
La cultura consumista actual se abandera del hedonismo y la necesidad del ocio y de la prontitud como valores irrenunciables. Esto choca con cualquier tipo de imposición interna o externa de responsabilidad sobre las propias acciones y con la cultura del esfuerzo. Si estos valores no son bien gestionados y reconducidos, el niño aprende erróneamente que su derecho a pasarlo bien o a hacer lo que le plazca puede pasar por encima del derecho de los demás a ser respetados, y pierden la noción de que las recompensas precisan de un esfuerzo previo.

Educación en familia y en la escuela

Los padres dubitativos que ejercen una educación pasiva y laxa, descuidan establecer marcos de referencia para las conductas de los hijos, permitiéndoles siempre la réplica, cediendo a sus chantajes y siendo víctimas hasta de agresiones verbales y físicas.
El sistema educativo queda saturado también. Mientras los padres han cedido ya toda su autoridad, los maestros se ven en la tesitura de marcar límites a unos niños que han sido educados para desobedecerlos y desafiarlos en pos de sus exigencias. Se llega a dar el caso de que los maestros que tratan de establecer normas reciben la desaprobación y las quejas de los padres, que no consienten que nadie ejerza autoridad alguna sobre sus hijos. Esto refuerza y consolida al niño emperador en su actitud.

El niño emperador en la adolescencia

En la etapa de la adolescencia, los niños emperadores han consolidado sus pautas conductuales y morales, siendo incapaces de concebir algún tipo de autoridad externa que les imponga ciertos límites. En los casos más graves, pueden llegar a agredir a sus padres, siendo una denuncia ampliamente reportada en las comisarías y cada vez más frecuente. De hecho, son las madres las que se llevan la peor parte, quienes sufren, comparativamente, mayor proporción de agresiones y vejaciones por parte de sus hijos.

Cimentando la buena educación desde la infancia

Los profesionales de la psicología, la psicopedagogía y la salud mental están de acuerdo en que es impresindible fraguar unos sólidos cimientos en la educación de los niños. Para educar a futuros niños, adolescentes y adultos sanos, libres y responsables, es preciso no renunciar a poner límites claros, permitir a los niños experimentar cierto grado de frustración para que puedan comprender que el mundo no gira en torno a su ego, y para inculcarles poco a poco la cultura del esfuerzo y el respeto hacia las demás personas. Solo así podrán tolerar la frustración, se comprometerán con sus objetivos y se esforzarán por alcanzar sus metas, tomando consciencia del valor de las cosas.

Fuente: Bertrand Regader Psicólogo educativo

lunes, 11 de enero de 2016

La Pirámide de Maslow

 
La Pirámide de Maslow es una teoría psicológica que inquiere acerca de la motivación humana. Según Abraham Maslow, un psicólogo humanista, nuestras acciones están motivadas para cubrir ciertas necesidades. Es decir, que existe una jerarquía de las necesidades humanas, y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados.
Maslow introdujo por primera vez el concepto de la Pirámide de Maslow en su artículo “A Theory of Human Motivation” en 1943 y en su libro “Motivation and Personality”.
Pirámide de Maslow: la jerarquía de las necesidades humanas

La Pirámide de Maslow

Mientras algunas escuelas existentes en esa época (el psicoanálisis o el conductismo) se centraban en conductas problemáticas y en el aprendizaje desde un ser pasivo, Maslow estaba más preocupado en aprender sobre qué hace a la gente más feliz y lo que se puede hacer para mejorar el desarrollo personal y la autorrealización.
Como humanista, su idea es que las personas tienen un deseo innato para autorrealizarse, para ser lo que quieran ser. Para aspirar a las metas de autorrealización, antes han de cubrirse las necesidades anteriores como la alimentación, la seguridad, etc. Por ejemplo, solo nos preocupamos de temas relacionados con la autorrealización si estamos seguros que tenemos un trabajo estable, comida asegurada y unas amistades que nos aceptan.
En la Pirámide de Maslow, desde las necesidades más básicas hasta las necesidades más complejas, esta jerarquía está compuesta por cinco niveles. Las necesidades básicas se ubican en la base de la pirámide, mientras que las necesidades más complejas se encuentran en la parte alta. Las cinco categorías de necesidades de la Pirámide de Maslow son: fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y de autorrealización; siendo las necesidades fisiológicas las de más bajo nivel, y subiendo niveles en el orden indicado.

Tipos de necesidades

Maslow habla en la Pirámide de Maslow sobre las necesidades instintivas y hace una distinción entre necesidades “deficitarias” (fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento) y de “desarrollo del ser” (autorrealización). La diferencia existente entre una y otra se debe a que las “deficitarias” se refieren a una carencia, mientras que las de “desarrollo del ser” hacen referencia al quehacer del individuo. Satisfacer las necesidades deficitarias es importante para evitar consecuencias o sentimientos displacenteros.
Las necesidades del “desarrollo del ser” son importantes para el crecimiento personal, y no tienen que ver con el déficit de algo, sino con el deseo de crecer como persona.
La Pirámide de Maslow tiene 5 niveles de necesidades:

1. Necesidades fisiológicas

Incluyen las necesidades vitales para la supervivencia y son de orden biológico. Dentro de este grupo, encontramos necesidades como: necesidad de respirar, de beber agua, de dormir, de comer, de sexo, de refugio. Maslow piensa que estas necesidades son las más básicas en la jerarquía, ya que las demás necesidades son secundarias hasta que no se hayan cubierto las de este nivel.

2. Necesidades de seguridad

Las necesidades de seguridad son necesarias para vivir, pero están a un nivel diferente que las necesidades fisiológicas. Es decir, hasta que las primeras no se satisfacen, no surge un segundo eslabón de necesidades que se orienta a la seguridad personal, al orden, la estabilidad y la protección. Aquí se encuentran: la seguridad física, de empleo, de ingresos y recursos, familiar, de salud, etc.

3. Necesidades de afiliación

Maslow describe estás necesidades como menos básicas, y tienen sentido cuando las necesidades anteriores están satisfechas. Ejemplos de estas necesidades son: el amor, el afecto y la pertenencia o afiliación a un cierto grupo social y buscan superar los sentimientos de soledad. Estas necesidades se presentan continuamente en la vida diaria, cuando el ser humano muestra deseos de casarse, de tener una familia, de ser parte de una comunidad, ser miembro de una iglesia o asistir a un club social.

4. Necesidades de reconocimiento

Tras cubrir las necesidades de los tres primeros niveles de la Pirámide de Maslow, aparecen las necesidades de reconocimiento como la autoestima, el reconocimiento hacia la propia persona, el logro particular y el respeto hacia los demás; al satisfacer dichas necesidades, la persona se siente segura de sí misma y piensa que es valiosa dentro de la sociedad; cuando estas necesidades no son satisfechas, las personas se sienten inferiores y sin valor.
Según Maslow existen dos necesidades de reconocimiento: una inferior, que incluye el respeto de los demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención, reputación, y dignidad; y otra superior, que determina la necesidad de respeto de sí mismo, incluyendo sentimientos como autoconfianza, competencia, logro, independencia y libertad.

5. Necesidades de autorrealización

Por último, en el nivel más alto se encuentran las necesidades de autorrealización y el desarrollo de las necesidades internas, el desarrollo espiritual, moral, la búsqueda de una misión en la vida, la ayuda desinteresada hacia los demás, etc.

Críticas a la Pirámide de Maslow

Pese a que algunas investigaciones dan soporte a la teoría de Abraham Maslow, la mayoría de los datos recopilados en muchas investigaciones no parecen ir en la misma línea que la Pirámide de Maslow. Por ejemplo, Wahba y Bridwell (1986) concluyen que hay poca evidencia para demostrar la jerarquía postulada por Maslow. Además, la Pirámide de Maslow también ha recibido críticas por ser difícil de probar su concepto de autorrealización.
La investigación de Maslow en este sentido, estaba basada en una muestra de individuos muy pequeña. La crítica a su metodología hace referencia a que él mismo eligió a las personas que consideraba autorrealizadas, tras leer sobre ellos o hablar con ellos y llegar a conclusiones acerca de lo que es la autorrealización. Algunas de las personas a las que investigó son Albert Einstein o Eleanor Roosvelt.
Independientemente de estas críticas, la Pirámide de Maslow representa un aporte importante en un cambio de visión dentro de la psicología y contribuyó a establecer una tercera fuerza dentro de la profesión (las otras dos fuerzas principales eran el psicoanálisis y el conductismo). Su enfoque respecto de la psicología y de la vida en general inspira entusiasmo, ya que no considera a las personas como seres pasivos, ni se centra en las conductas patológicas. La Pirámide de Maslow ha tenido una gran repercusión no solamente en la psicología, sino que también ha sido importante en el mundo empresarial o en el deporte, por ejemplo.
En un estudio publicado en 2011, investigadores de la Universidad de Illinois pusieron a prueba la Pirámide de Maslow y descubrieron que la satisfacción de las necesidades de la pirámide correlacionaba con la felicidad de la persona. Pero esta investigación, al contrario que la teoría de Maslow, concluyó que las necesidades de reconocimiento y autorrealización también eran importantes pese a que no estuvieran cubiertas las necesidades más básicas.

Fuente: Jonathan García Allen Psicólogo

viernes, 8 de enero de 2016

El Coaching


El  coaching es una herramienta de intervencion psicológica, es el arte de hacer preguntas, con el objetivo de mostrar y explorar, y que  puedas aprender a descubirte, teniendo como resultado el  logro de tus objetivos.

El coaching  consiste en una relación profesional  que ayuda a obtener resultados extraordinarios en la vida, profesión, empresa o negocios de las personas.

Mediante el proceso de coaching, el cliente profundiza en su conocimiento, aumenta su rendimiento y mejora su calidad de vida.

 
En cada sesión, el cliente elige el tema de conversación mientras el coach escucha y contribuye con observaciones y preguntas. Este método interactivo crea transparencia y motiva al cliente para actuar. El coaching acelera el avance de los objetivos del cliente, al proporcionar mayor enfoque y conciencia de sus posibilidades de elección.
El coaching toma como punto de partida la situación actual del cliente y se centra en lo que éste esté dispuesto a hacer para llegar a donde le gustaría estar en el futuro, siendo conscientes de que todo resultado depende de las intenciones, elecciones, creencias y acciones del cliente, respaldadas por el esfuerzo del coach y la aplicación del método de coaching.
Basándose en este fundamento, las responsabilidades del coach son:
  • Descubrir, aclarar y definir lo que el cliente quiere alcanzar
  • Estimular el auto-descubrimiento del cliente
  • Suscitar soluciones y estrategias generadas por el propio cliente
  • Mantener en el cliente una actitud responsable y consecuente
Beneficios para la persona
  • Desarrollar las capacidades y fortalezas.
  • Ganar en eficiencia y disfrutar más las cosas.
  • Tomar decisiones con conciencia, conocimiento, argumentos y valores.
  • Confianza en si mismo.
  • Arriesgar por lo que quiere.

Un proceso de coaching individual con un coach, ¿cuánto dura?

Los procesos de coaching son limitados en el tiempo. Tienen una duración determinada. Cada proceso se compone de sesiones individuales de trabajo del coach con su cliente. En un proceso pueden fijarse entre 6 y 10 sesiones individuales, en función de las necesidades específicas del cliente por cada objetivo a conseguir más un seguimiento posterior para comprobar que los objetivos se mantienen en el tiempo.

Mas información: (promoción Enero 2016)*
Leer más: http://psicologiaenpractica.webnode.es/coaching/


sábado, 2 de enero de 2016

10 barrios europeos donde perderse


10 barrios europeos donde perderse


¿Quién no ha escuchado hablar sobre Londres, París o Roma? Son los centros de ebullición de Europa. Las ciudades románticas, cosmopolitas y culturales. Nosotros, en nuestro afán de encontrar esos pequeños rincones perdidos en las ciudades, nos hemos puesto a buscar el lado más auténtico de las ciudades, unas ciudades que no dejan de mutar, que en cada estación del año nos ofrecen una cara diferente y a cuál mejor. ¿Quieres descubrir los mejores barrios europeos en los que perderse? Pues dejamos de lado los clásicos y nos centramos en las zonas auténticas en las que todavía palpita la esencia de viejo continente, barrios que conservan el alma de la ciudad, que empiezan a despertar por su vida y que en su esencia proponen un punto de vista nuevo a cada una de las ciudades a las que pertenecen. ¿Preparado para descubrirlos?

1. Shoreditch, Londres

london flower market
(cc) Joel Suss
Londres es una de las grandes metrópolis del mundo en las que, por muchas veces que las hayas visitado, siempre te queda la sensación de no haberlo visto todo. Y es que Londres tiene mucho más que ofrecer que el famoso Big Ben, la Torre de Londres y el cambio de guardia del Palacio real de Buckingham. Si quieres realmente tomar el pulso, acércate al barrio de Shoreditch, zona del este de Londres que ha sufrido una transformación y se ha convertido en el barrio predilecto de los artistas de la ciudad. El ambiente de sus calles, sus galerías de arte, bares, cafeterías o el mercado de flores de Columbia Rd son motivos más que suficientes para reservarte un día entero descubriendo el barrio. Y si la visita te pilla con hambre, no lo dudes, el Rivington Bar Grill es el sitio perfecto para probar la auténtica comida británica.

2. Trastevere, Roma

A Roma le sobran razones para visitarla -o más bien monumentos-  porque Roma es un gran museo al aire libre que deslumbra por sí solo. Pero si además de descubrir la Roma más monumental quieres mezclarte con los lugareños, el antiguo barrio medieval de Trastevere, apartado de la ciudad por el río Tiber, es una visita obligada. Desde la especial Piazza de Santa Maria, las callejuelas coloridas y menos transitadas hasta llegar al mercado de productos naturales de la Piazza Cosimato, todo tiene un aura especial aquí. Porque el Trastevere es el barrio perfecto para saborear la ciudad a un ritmo más lento.

3. Canal St Martin, París

Canal St Martin
¿Cuantas veces habrás oído hablar de la famosa ciudad del amor? Olvida los tópicos porque la obra de la Torre Eiffel impresiona  pero no es el ambiente original. Las avalanchas de turistas son esquivadas por los parisinos con mucho arte en el distrito 17. Se trata del Canal de St Martin  que empieza desde la Plaza de Stalingrad y se acaba en Bastille, verás en directo su vida bohemia y entenderás por qué encontraban la inspiración artistas de la talla de PicassoVan Gogh o MonetRealmente es una microciudad dónde todo parece perfecto, al caer el sol todos salen a practicar la tradición francesa del picnic. En cualquier lugar podrás untar queso y jugar con el reflejo del río emulando a la famosa Amelie.

4. Mouraria, LisboaLisboa (Large)

Con el famoso elétrico amarillo, reflejo de los clichés del romanticismo y nostalgia que invade la capital lusa, se llega a Mouraria, con diferencia el barrio más multicultural de Lisboa. Paseando sin rumbo por las escadinhas y calles empedradas te toparás con conciertos, restaurantes y bares clandestinos. Entre sus muros, se entonaron los primeros versos del fado  y cuando lo escuches en vivo descubrirás el alma de esta ciudad. Y es que Lisboa tiene mucho de nostalgia, de una decadencia que la convierte en única y hace que te enamores de ella. 

5. De Pijp, Amsterdam

Amsterdam
Los canales, el Rijkmuseum o el Museo Van Gogh están ya muy vistos, pero en Ámsterdam hay otros muchos rincones menos convencionales para el viajero de paso. Si quieres descubrir el barrio De Pijp, lo ideal es subirte a una bici, para tener la misma perspectiva que todos sus habitantes y llegar al barrio desde cualquiera de los16 puentes que lo conectan con el resto de la ciudad. Una vez allí, piérdete en el Sharphatipark, un jardín de estilo inglés, un oásis perfecto para evadirse del ajetreo diario. Aunque lo que verdaderamente imprime carácter a esta parte de la ciudad es el mercado callejero más grande de Europa: Albert Cuypmarkt donde es posible comprar de todo. Y si ya tapeas los Haring (arenques crudos), entonces te integras al 100%.

6. Kreuzberg, Berlin

Kreuzberg
Kreuzberg es el barrio donde nacen y mueren las tendencias pero también es la incubadora del alma de BerlinDurante la RDA, Kreuzberg era parte de Berlín Occidental, separado de Friedrichshain y Mitte por el río Spree y finalmente también por el Muro de Berlín. Después de la caída del muro en 1989, decenas de artistas cruzaron hacia el este y  utilizaron  el hormigón blanco como un lienzo. Las imágenes que crearon forman un monumento impresionante a la libertad. ¿Qué ver en KreuzbergSimplemente callejea y entra dónde te apetezca, aunque si hay un imprescindible aquí  es el Aufbau Haus 6, en Moritzplatz: una antigua fábrica reconvertida en 2011 como un centro de cultura. El edificio alberga creativas empresas, talleres de artistas, galerías, cafés y mucho más.

7. Zizkov, Praga

Una vez visitado el puente de Carlos IV y el castillo, llega la hora de disfrutar como auténticos locales. Para eso, nada mejor que acercarse a Zizkov, situado en la parte este del centro. Es uno de esos barrios con identidad propia, donde todo se habla con una cerveza en mano. Hoy Zizkov, es el barrio con más bares per cápita de Europa. Un buen lugar donde pasar una tarde sin prisas y visionar la ciudad desde lo alto de la Torre de Televisión, diseñada en su momento para bloquear las señales que venían del oeste y uno de los símbolos que nos recuerdan lo que fue el comunismo. 

8. Barrio judío, Budapest

Budapest fue cosmopolita antes de que inventaran el término, allí durante siglos gentes de diferentes religiones convivían hasta el terrible holocausto. En la parte de Pest, a la orillas del Danubio está el Barrio Judío uno de las partes más importante para entender la historia de la ciudad empezando por la Gran Sinagoga, la segunda más grande del mundo. Pequeñas callejuelas con reposterías judías, tiendas de alimentación kosher y edificios supervivientes que son la huella de un período nefasto, pero del que no conviene olvidarse. En el mismo distrito VII están los ruin pubs, locales y naves abandonadas que los jóvenes rescatan pagando una pequeña mensualidad al Ayuntamiento y montando unos bares muy curiosos que siempre están abarrotados. Para mimetizarte pide un palinka, el aguardiente húngaro, en el Szimpla Kert.
Cómo llegar a la Sinagoga de Budapest: Metro M1 (amarillo), M2 (rojo), M3 (azul) hasta estación Deák tér. Autobuses líneas 47, 49, 7, 78.

9. Grinzing, Viena

Grinzing
(cc) Krisztian
Más allá de los muros de palacio, detrás de las caballerizas y debajo de los lujosos trajes operísticos surge una Viena diferente. En el norte de la ciudadrodeado de viñedos y en la ladera de las montañas está Grinzing, la parte más profunda dejando atrás su fama de ampulosa y sobria. Repleto de tabernas típicas llamadas Heurigen, dónde sirven vino de su propia cosecha y podrás brindar con locales al son de Schrammelmusik, música típica austriaca. No es mala idea acompañarlo de Schnitzel, ensalada de patata o embutidos ahumados. Para saber si el Heurigen está abierto, fíjate si en la puerta de entrada tiene colgando una rama de pino, si es así, para dentro porque el vino está listo.
Cómo llegar: Tranvía 38 llegaréis directamente, 40min. Bajad en la última parada.

10. Ixelles, Bruselas

Fuera del área de corbatas por su condición de sede de la Unión Europea, Bruselas esconde un lado mucho menos serio. Se trata del distrito de Ixelles dónde se concentra el carácter más mestizo: desde restaurantes africanos, tiendas de diseño belga en la Avenue Louise o impresionantes edificios de Art Noveau. Si por algo también tiene fama es por la cerveza con más de 100 tipos que no solo se beben sino que se comen. Justo al lado de la casa de Audrey Hepburn (por si no lo sabes, nació aquí), está el restaurante Les Brassins muy recomendable probar el Carbonnade a la Flammande (carne guisada con cerveza Kriek) o los mejillones. Baja la comida en el parque Bois de la Cambre en el sur del barrio.

Fuente:Cristina Aranda