El lado oscuro de la felicidad
“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.” Jean Paul Sartre
En los últimos años, si nos paseamos por cualquier librería que hable acerca del tema de la búsqueda de la felicidad, encontraremos bibliografía sobre la comprensión de lo que hace feliz a la gente, es decir, que singularmente parece que se centran en la maximización de las emociones positivas y minimizar las emociones negativas.
Claramente, hay beneficios al experimentar una emoción positiva y una serie de costes al sentir una emoción negativa.
Por un lado, las emociones positivas hacen que aumentemos la conducta
de ayudar a otros y por otro lado, las emociones negativas, sobre todo
si se producen de manera crónica, son perjudiciales para su salud.
Desde mi punto de vista, la idea de la felicidad,
en la sociedad moderna, parece estar destinada a la autorrealización,
las emociones positivas, el optimismo… y esto va asociado a la ética de
ser emprendedor, la autenticidad personal o con la lógica del consumo
(no solo de bienes materiales, sino también del consumo de experiencias y
técnicas psicológicas).
Y al pensar en esto, me surge la siguiente cuestión ¿la felicidad siempre es buena?, es decir, ¿existen costes potenciales en esta búsqueda?. Para responder, he analizado las siguientes cuestiones:
¿Existe un grado equivocado de felicidad?
En realidad, experimentar demasiada emoción positiva también puede ser perjudicial para nuestro bienestar. Es decir, que estar excesivamente felices nos hace personas que toman decisiones arriesgadas
y puede que tengamos conductas menos adaptadas. Por ejemplo, los altos
grados de felicidad eufórica se asocian con un aumento de las conductas
de riesgo, como el consumo excesivo de alcohol.
Desde la psicopatología, podremos ver
como los altos grados de emocionalidad positiva y bajos de emocionalidad
negativa son una de las características de los estados maníacos, entre
otros.
¿Existen momentos inadecuados para la felicidad?
Las emociones son el centro de nuestra vida social,
y como tal, representan respuestas fisiológicas y adaptación a los
cambios. Viendo las emociones de esta manera, puede que nos perjudique a
la hora de conseguir una felicidad continua, ya que uno puede
experimentar la felicidad en momentos inadecuados. Aquí debemos saber
que las emociones negativas pueden ser adaptable en ciertas situaciones.
Por ejemplo, ser feliz cuando uno debe
sentir temor podría ralentizar las respuestas fisiológicas necesarias
para responder a los estímulos de miedo.
¿Existen maneras equivocadas de buscar la felicidad?
Constantemente perseguir la felicidad puede conducirnos a la decepción,
cuando no logramos las metas que nos proponemos. Por lo tanto, las
personas que siempre están tratando de buscar la felicidad, es probable
que se sientan peor cuando fracasan inevitablemente a ser tan felices
como les gustaría ser. Por ejemplo, el pensar que para ser realmente
felices tenemos que tener nuestro propio piso o nuestro propio coche.
¿Existen tipos de personalidad incorrectos para la felicidad?
Ciertas formas de emoción positiva
pueden ser malas para nuestros resultados sociales. Por ejemplo, el
tener un orgullo arrogante es una emoción positiva que se asocia con la vanidad y el narcisismo.
Esta forma de orgullo está asociado con desvalorizar y comportarse de
forma más agresiva con lo demás, y como tal, tiene el potencial de dar
lugar a una serie de resultados negativos.
Nota del Editor
Completamos el artículo con la conferencia presentada por Reynaldo Alarcón (Universidad de Lima) en el I Congreso Iberoamericano de Estudiantes de Psicología (2007), que bajo el título “Investigaciones sobre psicología de la felicidad”,
hace un interesante repaso de las diferentes variables psicológicas que
se relacionan directa o indirectamente con la felicidad.
Fuente: María de la Torre Fernández
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