¿Qué es el autoconcepto y cómo se forma?
El autoconcepto es básicamente la imagen que tenemos de nosotros mismos. Esta imagen se forma a partir de un buen número de variables, pero es particularmente influenciado por nuestras interacciones con las personas importantes en nuestras vidas.
Incluye la percepción de nuestras
capacidades y nuestra propia singularidad, y a medida que envejecemos
estas auto-percepciones se vuelven mucho más organizadas, detalladas y
específicas.
Componentes del autoconcepto
Al igual que ocurre con otros muchos
términos en psicología, diferentes acercamientos teóricos han propuesto
diferentes formas de definir y pensar sobre el autoconcepto.
De acuerdo con una teoría conocida como la teoría de la identidad social, el autoconcepto se compone de dos partes fundamentales: la identidad personal y la identidad social.
Nuestra identidad personal incluye cosas
tales como los rasgos de personalidad y otras características que hacen
a cada persona única. La identidad social incluye los grupos a los que
pertenecemos dentro de la comunidad, la religión, la universidad o la
propia familia.
Para el Psicólogo humanista Carl Rogers el concepto de sí mismo se compone de tres factores diferenciados:
- La imagen de ti mismo, o cómo te ves. Es importante darse cuenta de que la auto-imagen no coincide necesariamente con la realidad. La gente puede tener una auto-imagen inflada y creer que son mejores las cosas de lo que realmente son. Por el contrario, las personas también son propensas a tener auto-imagen negativa y percibir o exagerar los defectos o debilidades.
- La autoestima, o cuánto te valoras. Una serie de factores puede afectar a la autoestima, incluso cómo nos comparamos con los demás y cómo responden los demás ante nosotros. Cuando la gente responde positivamente a nuestra conducta, somos más propensos a desarrollar una autoestima positiva.
- El Yo ideal, o cómo te gustaría ser. En muchos casos, la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a nosotros mismos no coincide.
Congruencia e Incongruencia
Como se mencionó anteriormente, los
auto-conceptos no siempre están perfectamente alineados con la realidad.
Según Carl Rogers, el grado en que el autoconcepto de la persona
coincide con la realidad determina el grado de congruencia o
incongruencia.
Rogers cree que la incongruencia tiene sus primeras raíces en la infancia.
Cuando los padres ponen condiciones al afecto que ofrecen a sus hijos
(sólo expresan su amor si los niños “lo ganan” a través de ciertos
comportamientos, o satisfacen las expectativas de los padres), los niños
empiezan a distorsionar los recuerdos de experiencias en los que se han
sentido indignos del amor de sus padres.
Por contra, el amor incondicional,
ayuda a fomentar la congruencia. Los niños que experimentan este tipo
de amor no sienten ninguna necesidad de falsear continuamente sus
recuerdos para creer que otras personas los aceptan como realmente son.
Fuente:Revista de Psicologia
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