lunes, 29 de febrero de 2016

3 señales de que estás siendo manipulad@

3 señales de que estás siendo manipulad@

Las personas manipuladoras, así sea tu pareja, un amigos o familiar, son iguales. Bueno, no, no siempre son iguales. Cada persona es única, y como tal,  tiene la capacidad de comportarse de manera desagradable por un montón de razones únicas también.
Sin embargo, el comportamiento manipulador sí que te hará sentir siempre de la misma manera: mal. Ser manipulado usualmente hace sentir a las personas desconcertadas, aisladas e inseguras.

¿Cómo saber que alguien a quien quieres te está manipulando?

1. Te sientes desconcertado/a

La confusión es lo primero que aparece cuando estás siendo manipulado. Empiezas a dudar de tu propia intuición y no te sientes seguro si lo que quieres hacer es lo correcto para la relación.
Esto se debe a que las personas manipuladoras deliberadamente envían mensajes desconcertantes (consciente o inconscientemente) que, inevitablemente, te confunden.
Todo el tiempo lo pasas pensando ansiosamente en cómo reaccionará dicha persona, incluso para las cosas más triviales – ¿Estará bien salir a comer o quedarnos en casa? ¿Planearemos las vacaciones para mayo o para junio?
Simplemente no sabes cómo reaccionará esa persona… pero sabes que probablemente no aprobará la mayoría de las decisiones que tomes, y aun así, te encuentras buscando su atención constantemente.
Si te suena familiar: ¡Alerta! estás siendo manipulado o manipulada.

2. Te sientes aislado/a

Las demás personas importantes en tu vida no soportan al “manipulador” en cuestión. Otra variante, es que tus seres queridos te aseguren que dicha persona les cae bien y es agradable, pero lo que no soportan es la manera en que te comportas cuando estás a su lado.
Esto ocurre porque, quienes te conocen, pueden percibir que no actúas como normalmente lo harías y no les gusta tu nueva personalidad sumisa, extraña e irracional. Como resultado, te alejas y buscas cada vez menos la opinión de personas a las que quieres.
No te olvides que, aunque es importante sostener tus opiniones y luchar por lo que quieres, tampoco hay que ignorar completamente las opiniones de los demás; especialmente, cuando quienes mejor te conocen opinan lo mismo.

3. Te sientes inseguro/a

Dudas de tus propias opiniones y experiencias, dañando tu autoestima de paso. A veces piensas que no mereces el amor de esta persona…o peor, que simplemente no mereces amor. Te vuelves celoso, lo cual es especialmente alarmante, si no eras muy celoso antes.
Tu capacidad de autocontrol se vuelve débil y aunque temas hacer cosas de las que puedas arrepentirte después, si se trata de realizarlas con esta persona, te atreves a hacerlas; incluso sabiendo que es muy probable que seas tú quien termine asumiendo toda la responsabilidad si algo malo llegara a ocurrir.
Una persona manipuladora no te hace sentir seguro emocionalmente (y en algunos casos, ni físicamente).
Si alguna vez sientes las tres señales descritas ¡HUYE! Eso no es parte de una relación saludable y no lo necesitas.
Claro, esa es mi opinión personal puesto que yo no me quedaría en una relación así de tóxica.
Mi opinión como profesional es consultar con un terapeuta. El comportamiento manipulador puede cambiar, sobre todo si la persona lo hace de manera inconsciente.
También puede ocurrir (y ocurre mucho), que las dos partes de una relación sean manipuladoras. Decide si vale la pena esforzarse para eliminar el comportamiento manipulador, o si el daño ha sido tanto que lo mejor es terminar la relación. Lo que está claro es que este comportamiento no debe ser permitido.

Fuente:Mila Petkova

 

viernes, 26 de febrero de 2016

5 sugerencias para mantener los límites con la gente tóxica

5 sugerencias para mantener los límites con la gente tóxica

 

Mantener unos límites razonablemente saludables con la gente tóxica puede llegar a ser difícil. Eso es porque en general este tipo de personas no quieren que tengas tus propios límites. Puede que no sea una decisión consciente, simplemente a menudo es la única estrategia de relación que conocen. Lo cierto es que, independientemente de si es intencional o no, el resultado es el mismo: Tus límites son violados.
¿Cómo podemos entonces mantener nuestra posición ante estas personas? Te ofrecemos a continuación algunas sugerencias:
1 . Darte cuenta de que tus necesidades son importantes.
Cuando dudas de tu propia importancia estás permitiendo que las manipulaciones de ciertas personas difíciles o tóxicas obtengan un punto de apoyo. Sin embargo, cuando entiendes que tu tiempo, tu dinero, tu dignidad y tus necesidades son vitales para tu bienestar, es más fácil poner en su sitio a las personas que quieren romper tus límites.
Si a menudo tienes dudas sobre tu propia importancia, pueden serte útiles algunas de estas sugerencias:
– Estar con personas que te aprecian. Tu grupo social es como un espejo que refleja tu propio valor.  Puedes elegir entre rodearte de gente difícil, egoísta que refleje tu baja autoestima, o puedes rodearte de gente amable, que te respetan y te cuidan y te ayudan a creer que eres digno de ese amor y cuidado.
– Consulta a un terapeuta. La terapia ayuda a construir y reforzar la autoestima y a localizar los obstáculos que te están impidiendo llegar a valorarte a ti mismo apropiadamente.
– Se realista y objetivo. Crea una lista con cada una de las formas en que ayudas a hacer del mundo un lugar mejor. Por ejemplo, seguro que eres un buen amigo de alguien, que haces sonreir a tu cónyuge o tus amigos de forma regular, o que estás comprometido con el reciclaje. Sólo por ser humano ya mereces una serie de derechos fundamentales y de respeto, pero si te fijas un poco más seguro que puedes encontrar cualidades únicas sobre ti mismo.
– Se justo contigo. Si crees que todas las personas merecen respeto, esto te incluye a ti. Si permites que otros te traten como basura, y crees además que tienen derecho a hacerlo, no estás siendo justo.
2 . Ser firme y amable.
Ser firme no significa ser insensible, menospreciar o lastimar a otra persona. Se puede ser firme y amable al mismo tiempo.
3 . Tener expectativas realistas.
Si conoces a una persona que no respeta tus límites y tienes claro que será difícil mantener una relación, debes limitar la cantidad de tiempo que interactúas con ella si esperas mantener tus límites a salvo. No esperes nada bueno, aunque a priori pueda resultar difícil.
4 . Mantenerse alejado.
Muchas veces es importante hacer frente a la gente tóxica, levantarse por sí mismo, y tal vez incluso ponerlos en su lugar, pero a veces alejarse es una estrategia más razonable. Algunas personas son simplemente demasiado tóxicas para enfrentarlas.
5 . Saberse responsable.
Recuerda que proteger tus límites depende exclusivamente de ti. Las personas tóxicas quieren que creas que tu reacción es exagerada o inapropiada, pero recuerda que su único objetivo es hacerte bajar la guardia.
Es típica la situación en que alguien te ridiculiza de manera constante, y cuando te hartas y le pides que deje de hacerlo, te responde que no sabes aguantar una broma. Ante una situación así es importante evaluar el contexto y decidir cómo actuar para que cese en su conducta en el futuro. Es tu decisión cómo y cuando hacerlo y estás en tu perfecto derecho.
En cualquier caso, cuando una persona tóxica intenta violar tus límites, se abre ante ti una gran oportunidad para comprender mejor lo que eres y lo que es importante para ti, y también para hacer crecer esa necesaria voz que te ayudará a reclamar tu territorio, defender tus derechos y declarar lo que vales.

Fuente: Revista de psicologia

 

Personas manipuladoras, cómo descubrirlas y desarmarlas

Personas manipuladoras, cómo descubrirlas y desarmarlas


¿Quién no se ha topado alguna vez con un lobo con piel de cordero?
Esas personas que te convencen de que lo mejor para ti, casualmente es lo mejor para ellos, hasta que finalmente te encuentras haciendo cosas que realmente no deseabas hacer.
Esas personas que no tienen ningún reparo en pedirte que antepongas sus necesidades a las tuyas “por el bien común” o por cualquier otra estratagema.  Esas personas que después de lograr lo que querían de ti, ni siquiera se muestran agradecidos
Esas personas son manipuladoras, y son muy comunes en nuestra sociedad actual. Dichos sujetos tienen grandes habilidades a la hora de distorsionar tus capacidades, haciendo que dudes de ellas y haciéndote sentir frágil o inferior. Esa distorsión les da fuerza a la hora de llevarte a su terreno y de convencerte de que no eres capaz de hacer algo o de que deberías seguir su consejo ya que a él todo se le da mejor que a ti.
De la misma manera, su fuerte es la explotación emocional, es decir, el manejo de tus emociones para conseguir que te sientas culpable (por algo que seguramente ni siquiera has hecho) y que por ello accedas a sus peticiones o intereses.
De esta y otras maneras, las personas manipuladoras logran tomar el control y beneficiarse de las víctimas que le rodean de forma consciente y deliberada.

¿Cómo son las personas manipuladoras?

Son especialistas en identificar tus debilidades
Todos las tenemos y son su mayor arma para herirte, ya que si flaqueas en tus convicciones, si hay algo de lo que no te sientas orgulloso, el manipulador lo encontrará y te torturará con ello, dándole mil vueltas hasta convertirlo en un proyectil en tu dirección.
Son implacables a la hora de alcanzar sus objetivos
Eso significa que pasan por encima de quien sea necesario y por supuesto,  el fin justifica los medios. Cuando trazan un plan de acción, no les tiembla el juicio para hacer o decir lo necesario, sea cruel, sádico o despiadado,  con tal de llegar a donde querían.
Eso si, casi ni te enterarás gracias a sus brillantes y magistrales interpretaciones, que te harán aplaudir de emoción.
Nunca tienen suficiente
Manipular es sinónimo de poder, y por lo tanto, siempre quieren tener más, llegar más lejos, conquistar más almas. Alcanzar nuevos horizontes a costa de los demás.
Cuando ven que sus habilidades les permiten (sin escrúpulos morales) alcanzar metas que por medios propios no podrían, se les llena el corazón de ambición y ansias de más, una adicción que les lleva inevitablemente a la eterna insatisfacción por lo logrado.
La sensación de control
La que se procuran con todo este juego, les hace sentirse superiores al resto de mortales. Ese es un licor que embriaga a la vez que encadena en la búsqueda constante de mantener o mejorar el nivel alcanzado.
Por otro lado, las personas que necesitan sentirse superiores, especialmente a través de pisar a los demás, reflejan un interior podrido y pobre, lleno de carencias e inseguridades que protegen con esa falsa apariencia de poder y control.

¿Todos los manipuladores siguen el mismo patrón?

Ya que el arte de la manipulación engloba multitud de actitudes y cualidades, podemos diferenciar varios subtipos de este género:
La pobre víctima
Es un clásico. La persona es una víctima del mundo. Todo le pasa a ella y los demás se aprovechan de forma perenne. Este tipo de manipulador hace que te sientas culpable de sus desgracias y de lo injusta que es la vida con él, hasta que finalmente accedes a sus peticiones por una mezcla de pena y culpa que te embargan.
Después te sientes hastiado y ciertamente decepcionado porque no es lo que tú deseabas, pero de alguna manera ha conseguido convencerte con sus lágrimas de cocodrilo.
El eterno dependiente
Este manipulador juega con tu ego. Hace que te sientas muy superior, el mejor, mientras que él es poca cosa, débil e inútil, y por supuesto, incapaz de hacer cosas que tu si que puedes hacer… Ahí te ha pillado.
Tu compasión hacia su debilidad sumada a tu ego personal de fortaleza y capacidad te pierden, obligándote sin que te des cuenta a hacer cosas que la otra persona puede hacer, pero que no hará porque se las haces tu. Así se libra de las consecuencias que puedan tener esos actos que te incita a realizar y se evita también el esfuerzo que suponen.
El provocador
Este manipulador juega totalmente al revés. No deja de mostrar tanto su fuerza como su agresividad, de tal modo que prefieres acabar cediendo a tener que enfrentarte a él o generar una disputa. Utilizando esta baza, el manipulador siempre se lleva el gato al agua, consiguiendo “un consenso” a su favor en la inmensa mayoría de los casos, y anulando al resto en su favor.
Los demás, a su vez, cada vez se sienten con menos capacidad de decisión o de convocación, por lo que poco a poco acaban allanándole el camino al macho alfa dominante.
El interpretador
Este sujeto resulta mucho más enrevesado y maquiavélico, ya que extrae las palabras de tu boca, para transformarlas en otra cosa, la cual supuestamente has dicho, pero que va a perjudicarte contundentemente.
Con sus malas artes, al final, acabarás sintiendo remordimientos por haber presuntamente dicho algo inapropiado o por haber herido a alguien con esos imaginados comentarios. También así, modificando levemente tus dichos, haciéndoselos llegar a la persona idónea y tergiversando ligeramente la perspectiva e intencionalidad del contenido, siendo el malo, sin haber tenido siquiera un papel en la función. ¡Bravísimo!
El desprestigiador
Este individuo se siente simplemente perfecto. Una deidad en estado puro. Cada vez que hagas un comentario que pueda aprovechar, va a hacer notar que te has equivocado, va a resaltar cuando se le de oportunidad tus defectos y va a ridiculizarte con sus ácidos comentarios hacia tus particularidades. Son los jueces del mundo y si estás en su punto de mira, cierran la sesión a golpe de mazo, sin posibilidad de réplica o defensa.

¿Cómo defendernos de las personas manipuladoras?

Primero: Hacernos conscientes
El primer paso es hacernos conscientes de que nos están manipulando. Existen unos derechos que son inviolables entre los que se encuentran:
            -Derecho a ser tratado con respeto.
            -Derecho a expresar tus sentimientos, opiniones e ideas.
            -Derecho a establecer tus propias prioridades.
            -Derecho a decir NO sin sentirte culpable.
            -Derecho a defenderte de las agresiones externas, sean físicas o emocionales.
Si sientes que cuando te relacionas con algunas personas, no puedes ejercer estos derechos, plantéate que puedes estar siendo manipulado.
Segundo: Mantener la distancia
Aprende a mantener la distancia (emocional) de seguridad. Igual que en la carretera, si estás cerca de personas que puedan dar “frenazos o volantazos” de forma brusca e inesperada y lastimarte con ello, simplemente retrocede y mantente en una distancia adecuada que evite su aproximación estratégica. Nadie puede herirte sin tu consentimiento.
Tercero: No eres culpable
Si te respondes NO a alguna de las preguntas antes citadas, plantéate que es posible que la víctima no sea el otro sino que seas tú. De la misma manera no puedes tener la culpa de todo lo que pasa a tu alrededor así que si eso empieza a pasar, averigua qué es lo que está pasando.
Cuarto: Preguntas clave
Hacer una serie de preguntas clave a tiempo puede salvarte de un manipulador:
– ¿Crees que lo que me pides es razonable o mínimamente justo?
– Según tu… ¿qué tendría que responder?
– ¿Me lo estás pidiendo o solo me lo estás comentado?
Preguntas de esta índole harán plantearse al manipulador que su plan ha sido descubierto y por lo tanto, es posible que busque a otra víctima más sensible a sus encantos.
Quinto: Tomarse el tiempo necesario
Tómate tu tiempo para responder a sus demandas. Ellos suelen jugar con la presión para obtener respuestas inmediatas. No te permiten pensar y la presión hace que finalmente cedas a sus peticiones. Solo hay prisa para amar, para el resto, tómate tu tiempo.
Sexto: Ser firme
Se firme en tus afirmaciones. Son grandes expertos en la lectura de tu comunicación no verbal, por lo que si titubeas o vacilas, lo notarán, aumentando sus esfuerzos a la espera de tu caída.
Así que ya lo sabes, si te encuentras con uno de estos perversos delincuentes de almas y logras reconocerlo, no dudes en utilizar todas las armas de las que ahora SI dispones para reducirlo a  un mero  y vulgar chorizo en paro.

Fuente: Ángela Gual

miércoles, 24 de febrero de 2016

Personas tóxicas: Cómo reconocerlas y evitar su influencia

Personas tóxicas: Cómo reconocerlas y evitar su influencia

La gente es muy negativa, se pasa el día quejándose”. Seguramente hemos escuchado esta frase o alguna parecida en muchas ocasiones. Detectamos a nuestro alrededor a muchas personas que parecen vivir instalados en la queja, que nunca están conformes con nada, a las que todo les parece mal y con las que cuando intentas mantener un diálogo siempre parecen estar enfadados con el mundo.
Esto no sería un problema que debiera preocuparnos si se quedara ahí, en el ámbito personal de quien muestra estas actitudes. La dificultad se presenta cuando lo que hacen o dicen estas personas sí que nos afecta, cuando comenzamos a sentir que tanto a nivel emocional como físico, el contacto con ellas nos generan un desgaste y un malestar que realmente nos daña.
Todos conocemos a alguna persona que tras pasar un rato con ella, nos genera la sensación de que nos ha “vaciado”, que nos ha dejado sin fuerzas, sin energías. Algo así como una esponja que nos absorbe la alegría, la motivación, que se lleva lo positivo y nos deja en un estado de gran malestar. Y lo que es peor: en muchas ocasiones una profunda tristeza. Estas son las personas “tóxicas.
Bernardo Stamateas, psicólogo argentino muy conocido por sus libros “Gente tóxica” y “Emociones tóxicas”, nos recuerda que todos a lo largo de nuestras vidas nos hemos cruzado alguna vez con personas problemáticas (un jefe, un amigo, un familiar, un compañero de trabajo,…).
Stamateas nos visibiliza lo común de la presencia de estas compañías dañinas, haciéndose la siguiente pregunta: “¿quién no se ha enfrentado con un manipulador que quería que hiciera todo lo que él disponía, con un psicópata que se había predispuesto a hacerle la vida imposible, con un jefe autoritario que pensaba que podía disponer de su vida las veinticuatro horas del día, con un amigo envidioso que celaba todo lo que obtenía, o con un vecino chismoso que controlaba a qué hora salía y entraba a su casa y con quién?”.
Debemos aprender a identificar a las personas tóxicas, lesivas, y reconocer sus estrategias de cara a desactivarlas, para impedir que logren su objetivo de afectarnos y dejarnos esa huella de malestar y sentimientos negativos.
Estos sujetos disponen de muchas vías para “vampirizarnos”. Suelen atacar a través del chantaje emocional, de instalar en nosotros el sentimiento de culpa. También pueden descalificar cualquier cosa que hagamos,  haciéndonos sentir inútiles y socavando nuestra autoestima. O directamente siendo verbalmente agresivos con nosotros, intentando hacernos sentir débiles e inseguros, haciéndonos dudar de nuestras capacidades.
También nos podemos encontrar con un perfil “psicópata, el camaleón experto en cambiar de máscara, manipulador, engañando siempre en su propio beneficio. Añadiríamos también al chismoso, que nos puede intoxicar regando su veneno esparciendo rumores. Y nos podemos encontrar con otro espécimen especialmente irritante: el orgulloso, narcisista, quien cree que todo lo que hace es perfecto, que él mismo es perfecto, y que nadie puede llevarle la contraria, habiéndoles sido concedida la potestad de pisotear y descalificar a las personas que tiene cerca.
Y finalmente, uno de los perfiles más agotadores es el del quejoso, quien siempre tiene un motivo para pensar que el mundo está contra él, que hagas lo que hagas para ayudarle a solucionar su problema tiene otra queja más, que lo primero que hace cuando te ve es vomitar una perorata de quejas, reproches, lamentos y disgustos.
¿A quién le gusta estar cerca de personas que te dejan emocionalmente anémico? Cuando los encuentras en la calle, la reacción instintiva suele ser cambiar de acera inmediatamente mientras cruzamos los dedos para que no nos reconozca.
Otra manera de denominar a estos ladrones del bienestar es la que emplea la psicóloga Patricia Ramírez, quien utiliza el concepto “personas víricas”, definiéndolas como “aquellas que llegan y le contagian de mal humor, de tristeza, de miedo, de envidia o de cualquier otro tipo de emoción negativa que hasta ese momento no se había manifestado en su cuerpo. Es igual que un virus: llega, se expande, le hace sentir mal y cuando se aleja, poco a poco, usted recobra su estado natural y, con suerte, lo olvida”.
Patricia Ramírez nos presenta una completa tipología de “víricos”:
  • Víricos pasivos. Los victimistas, los que echan la culpa de sus males a los que tienen alrededor. Nunca son responsables de lo que les ocurre. Obtienen la atención a través de la queja, y hacen sentirse mal al que no les presta la atención que ellos creen merecer. Estas personas nos contagian tristeza, frustración y apatía.
  • Víricos caraduras. Los que siempre piden favores, pero nunca dan nada, y cuando se deja de satisfacer sus necesidades comienza la crítica y el chantaje emocional. Estos víricos nos generan el sentimiento de aprovecharse de nosotros.
  • Víricos criticones. Su vida es aburrida o frustrante, así que destrozan todo lo que les rodea. Nunca reconocen los méritos de los demás ni hablan positivamente de nadie. Nos transmiten desesperanza, vergüenza e incluso culpa si participamos en su juego.
  • Víricos con mala idea. Todo lo anticipan y lo interpretan como algo negativo, a todo el mundo le ven una mala intención. Transmiten indefensión, inseguridad y ansiedad.
  • Víricos psicópatas. Son los que humillan, faltan al respeto, pegan, amenazan, provocan que te sientas ridículo y menospreciado,  dinamitando tu autoestima. Contagian miedo y odio.
Las personas somos animales sociales, necesitamos el contacto y las relaciones personales, así que ante un ambiente cargado de tanta toxicidad, ¿qué podemos hacer? Aquí les dejamos algunas “recetas”:
  • Reconocer, identificar, tomar conciencia de estar ante una persona tóxica y cómo nos afecta.
  • Marque los límites. Haga visible la situación que le molesta, háblelo abiertamente y de manera asertiva. Y si es necesario, ¡márchese! Recuerde que las personas tóxicas no intoxican a quien quieren, sino a quien pueden.
  • Mantenga como arma fundamental la amabilidad y las actitudes positivas (aunque cueste). Si se mantiene en su sitio, frenará los ataques.
  • Si sólo le hablan de problemas, y siempre es ese el único tema en sus contactos con alguien, hágale reflexionar, pídale que se active, y que busque soluciones. Usted no es un paño de lágrimas perpetuo ni un solucionador.
  • No permita que nadie critique delante suyo a personas que no están presentes. Si entra en ese juego, será igual que ellos.
  • Nunca deje que nadie le maltrate, le minusvalore ni le falte al respeto. Aleje de usted a los “psicópatas”.
  • Quíteles el poder: evite a estas personas, no les permita el acceso a su intimidad, abstráigase mentalmente de su presencia y comportamientos (no haga caso, no le dé importancia, no se ofenda).
Y sobre todo: no permita nunca que nadie le inocule el virus que le haga mutar en una persona tóxica.

 

viernes, 19 de febrero de 2016

Empatía, el mejor antídoto contra la ira en las relaciones

Empatía, el mejor antídoto contra la ira en las relaciones

 

El amor no es un contrato entre dos narcisistas. Es más que eso. Es una construcción que obliga a los participantes a ir más allá del narcisismo. Con el fin de que el amor dure uno tiene que reinventarse a sí mismo.”Alain Badiou
El resentimiento y la ira en las relaciones a menudo se derivan de la consternación que nos produce un comportamiento del otro que valoramos cómo negativo, que no alcanzamos a entender, y que además suponemos que hace intencionadamente.
Estos son algunos escenarios habituales:
  • Durante meses, se suponía que tu pareja debía cancelar una cuenta bancaria del negocio, que estaba generando enormes gastos y que ni siquiera se estaba usando. Siempre había alguna excusa, y mientras tanto, cientos de euros se estaban perdiendo.
  • Has pedido a tu pareja innumerables veces que por la mañana sintonice sólo emisoras de radio con música alegre que te ayudan a despertar. Pero mañana tras mañana sintoniza la misma emisora de música clásica que tantas veces le has dicho que te produce más sueño ¿Cómo puede olvidarse siempre?.
  • Ambos pensabais que el otro se había comprometido a hacer la cena. Es casi medianoche y ninguno de los dos la hizo. Esta es la gota que colma el vaso de todas las otras veces que tu cónyuge no hizo la cena cuando dijo que la haría.
Las situaciones anteriores son representativas de los resentimientos que se generan en la vida cotidiana y que llevan a importantes problemas maritales cuando no se manejan con una comunicación efectiva.
Si no se controla adecuadamente, el resentimiento dará lugar a la ira, que pone en juego muchos más recursos emocionales y que convertirá el resentimiento inicial en una espiral fuera de control.
Pero, ¿de qué manera podemos tratar con el resentimiento para evitar su posible escalada hacia la ira? La solución está en canalizar la consternación que nos ha producido el comportamiento de nuestro cónyuge a través de la empatía, para de este modo tratar de entender su punto de vista.
No es fácil desde luego mostrar empatía hacia nuestra pareja cuando sentimos que nos molesta de forma deliberada o actúa sin tener en cuenta nuestros propios sentimientos o deseos, pero aquí te mostramos algunos simples consejos que te ayudarán en esta difícil tarea:

1. Expresa tus sentimientos en primera persona.

He aquí un ejemplo sobre cómo expresar descontento por las acciones de tu cónyuge usando el “Yo” como forma de comunicación asertiva: “Me siento muy molesta por que la cuenta del negocio sigue abierta. Me gustaría saber si puedo ayudarte con este asunto porque voy a sentirme muy aliviada y relajada cuando esté cerrada “.

2. Cuenta hasta diez antes de hablar.

Esto te ayudará a elegir las palabras con más cuidado y no dirás algo de lo que más tarde puedes arrepentirte.
Como indica Pilar Quijada en su artículo “Contar hasta diez”: Diez segundos es, aproximadamente, el tiempo que tarda una información en pasar desde nuestro cerebro emocional, más primitivo, al racional, la corteza cerebral, más evolucionada. Este tiempo marca la diferencia entre actuar impulsivamente o de forma más meditada”.

3. Ponte en el lugar del otro.

Intenta sentir lo que el otro siente, comprender su punto de vista y sus emociones presentes. La comprensión es básica cuando se trata de aceptar a la persona que tenemos en frente. Haz sobre todo un esfuerzo por valorar sus intenciones y sus motivos.

4. Practica la escucha activa.

Repite lo que has oído con el fin de confirmar que estás entendiendo, y afirma los sentimientos de tu pareja.
La escucha activa implica ofrecer disponibilidad, responder asertivamente y mostrar interés por la persona que habla. Se trata de escuchar no sólo lo que el otro expresa directamente, sino también sus sentimientos, pensamientos y emociones.

5. Conecta físicamente.

Hablamos de un abrazo, no de relaciones sexuales, aunque también pueden ser útiles. Incluso no estando en el mismo momento emocional durante el proceso de resolución, la conexión física puede ayudar.
De hecho, algunos terapeutas sugieren que si la relación pasa por una mala racha, tener relaciones sexuales programadas es aconsejable. La conexión programada podría poner las cosas bajo una luz diferente y ayudar en la resolución del resentimiento.

6. Busca un punto intermedio.

Para canalizar el resentimiento mediante la empatía es necesario a menudo encontrarse en el centro de un puente imaginario. Cuanto más pasos se dan en esa dirección más nos acercamos a la comprensión del otro, al tiempo que nos alejamos de los extremos. Salir al encuentro del otro en ese puente imaginario es incompatible con el resentimiento.

7. Practica la empatía diariamente.

La empatía necesita ser entrenada para convertirse en parte de la relación. Es necesario hablar con nuestros cónyuges sobre cómo se sienten, mirando a los ojos, y abiertos a experimentar las emociones del otro. Una vez que la empatía se convierte en un comportamiento intrínseco, el resentimiento suele convertirse en una cosa del pasado.
En definitiva, la empatía es el mejor antídoto contra la ira en las relaciones. Los sentimientos de empatía estimulan además la reducción de la ansiedad natural, y cultivarla como parte esencial de la relación va a tener un impacto no sólo en la convivencia si no en sentirse más conectados y menos estresados.
La empatía ayuda a reinventarse a uno mismo, lo que como Alain Badiou señala, es necesario para un amor duradero.

Fuente:Eva de la Coba

 

miércoles, 17 de febrero de 2016

Inteligencia emocional en la pareja


Inteligencia emocional en la pareja

Bien es sabida la importancia de la Inteligencia Emocional en las relaciones sociales como medio para poder expresar nuestros sentimientos y emociones y comprender las de los demás.
Resulta enteramente lógico afirmar que el uso de la IE en una relación de pareja pretende ser de suma importancia para el feliz progreso de la misma.
Tampoco resultaría inapropiado predecir que la mayoría de las rupturas se producen por un uso ineficaz de las habilidades emocionales por parte de uno o ambos miembros de la pareja.

Desbordamiento emocional

Una de las circunstancias que más debilita las relaciones haciendo muy probable su ruptura es lo que denomina Gottman y cita Daniel Goleman en su libro “Inteligencia emocional”, como el desbordamiento; sinónimo de secuestro emocional  que se autoperpetua y que dificulta la cicatrización de las heridas provocadas por la ira.
Específicamente, el desbordamiento viene a ser una sobrecarga emocional que resulta imposible de controlar y que arrastra consigo a quienes se ven superados por la negatividad de su pareja y por su propia respuesta ante ella.
Este fenómeno distorsiona el mensaje recibido, impide responder a este con la cabeza despejada y termina desatando las respuestas más primitivas y desafortunadas. El pensamiento se vuelve confuso y no existe la menor posibilidad de empatizar con la pareja y tratar de solucionar las cosas a través del consenso.
Los problemas comienzan cuando uno de los miembros se siente continuamente desbordado, manteniéndose constantemente en guardia cuando se encuentra con su pareja con el fin de responder ante cualquier agresión emocional, saltando a la menor provocación y viendo discusiones y conflictos donde no los hay.
Con el paso del tiempo, si este fenómeno no se ve resuelto, la pareja desbordada comienza a considerar que todos y cada uno de los problemas que tiene la relación son imposibles de resolver debido a su interpretación negativa de la realidad.
Estos desbordamientos, generalmente suelen producirse por quejas reprimidas o críticas realizadas con afán destructivo hacia la propia persona.
En una pareja emocionalmente sana ambas partes se sienten lo suficientemente libres como para formular abiertamente sus quejas atendiendo al comportamiento del otro y no a su persona.
Sin embargo, suele ocurrir que las quejas se formulen en tono destructivo, bajo la forma de un ataque en todo regla contra la propia identidad de la persona, por ejemplo “eres un pasota, no te importa nada lo que hago o siento” cuando se podría decir “tu comportamiento distante hace que me sienta desatendida e infravalorada, me gustaría que hicieras algo más para poder sentirme valorada por ti”.
Las críticas hacia la propia persona tienen un efecto e impacto emocional mucho más grave y corrosivo que, acumulándose, llegan a producir un desbordamiento emocional.

Diferencias individuales

En este contexto, también debemos tener en cuenta que hombres y mujeres no sienten y expresan sus emociones del mismo modo. Ya sea por la educación recibida o por el propio carácter. Antes de establecer una estrategia emocional se debería conocer de qué manera  siente y expresa las emociones cada miembro de la pareja. Sería conveniente hacer un ejercicio de autoconocimiento e introspección en pareja.
Aun así y teniendo en cuenta que cada persona es un mundo y que no es útil generalizar, diversas investigaciones han concluido que la mayor parte de los hombres tienen una especial aversión a las disputas mientras que para las mujeres no supone un gran problema.
Ahora bien, mientras que los hombres tienden a encerrarse en sí mismos para protegerse de las quejas de la mujer, en ellos es donde se produce un desbordamiento emocional con más facilidad. Imaginemos como una olla a presión que estalla debido al cúmulo de emociones reprimidas.
Además, podemos intuir que todavía resulta más dificultoso el abordamiento  inteligente de los conflictos en pareja si tenemos en cuenta que cada uno de los miembros busca la paz de un modo diferente y con tácticas contrapuestas, de modo que los hombres tienden a evitar el enfrentamiento encerrándose en si mismos mientras que las mujeres tienden a expresarlo vivamente.
De esta manera se produce un círculo vicioso que lleva a una acalorada discusión y espiral de violencia descontrolada, conforme el hombre más se cierra la mujer más se frustra e irrita con la consecuencia de que el marido acaba siendo presa del desbordamiento emocional ya mencionado.

Remedios emocionales

Hablando en términos generales y dejando claro que todo tiene una excepción, parece claro que hombres y mujeres necesitan de remedios emocionales diferentes:
  • Los hombres deberían comprender que las mujeres necesitan expresar sus quejas y emociones incómodas e intentar no encerrarse en si mismos y tratar de entablar una conversación coherente en pro de la resolución del conflicto.
  • Las mujeres dejar de personalizar las quejas y no atacar a la propia persona, sino tratar de explicar su malestar y sentimientos ocasionados por el comportamiento de su pareja y, además y más importante, decir lo que quiere y no esperar a que sea adivinado. Basta de creer que si te quiere o te conoce debería saber lo que quieres.
Y ambos deberían:
  • Escucharse mutuamente y ponerse en el lugar del otro.
  • Aceptar las quejas y buscar una solución conjunta, crear un consenso.
  • Si se prevé que se puede dar un desbordamiento emocional, tranquilizarse antes de que se produzca o gestionarlo lo antes posible.
  • Ceñirse a hechos concretos y no generalidades que sólo llevan a confusión y críticas destructivas.
  • Permitir que el otro miembro sepa que eres capaz de comprender su punto de vista y aceptar su posible validez, aunque no coincida plenamente con el tuyo.
  • Asumir tu propia responsabilidad o incluso disculparte si reconoces que te has equivocado.
En conclusión, hacer uso de la Inteligencia Emocional y practicar las habilidades como empatía, autoconocimiento y gestión de conflictos y sobre todo, ver a aquella persona de la que un día te enamoraste, saber que sigue ahí, aceptarla y respetarla tal y como es, centrarse en las cualidades que tiene y en lo mucho que te quiere.
¡Haz un uso inteligente del amor!

Fuente: Eva de la Coba


lunes, 15 de febrero de 2016

Los secretos de las parejas felices


Los secretos de las parejas felices

El concepto y la vida de pareja han evolucionado constantemente. En el pasado, lo habitual era que el vínculo se formase en base a acuerdos políticos, económicos o sociales. Hoy día, los aspectos afectivos son los más relevantes para que las parejas se unan y también para que decidan separarse.
La probabilidad de que las parejas permanezcan juntas cada vez se reduce más. A principios del siglo XX, el 5% de los matrimonios acababan en divorcio , mientras que hoy, se calcula que el 50% de los primeros matrimonios se rompen y la probabilidad de separarse aumenta en el segundo matrimonio al 60% y hasta el 70% en el tercero.
Parece que con estas elevadas tasas de ruptura, mantener una relación estable y sólida no es una tarea sencilla. Pero, ¿cuáles son los secretos de las parejas que se mantienen unidas y manifiestan tener una relación satisfactoria?
Las parejas felices desarrollan mecanismos que les permiten regular sus conflictos utilizando el humor, los cuidados y el afecto para impedir que los pensamientos y sentimientos negativos ahoguen los sentimientos positivos y el aprecio hacia la pareja. Después de una pelea, intentan reparar la relación y aceptan los intentos de reparación del otro.
Otra característica relevante de las parejas emocionalmente inteligentes es que en las discusiones hay una legitimación y validación de la opinión del otro, aceptando, al menos en parte, la influencia del otro sobre uno mismo.
Además, tienen la capacidad de discriminar entre problemas que tienen solución y problemas que no la tienen, centrándose y dedicándose a resolver lo solucionable, al tiempo que pueden dialogar sobre lo no solucionable, en un clima positivo y colmado de afecto.
Las investigaciones de John Gottman concluyen que son tres los elementos de una relación feliz y estable:
1. Mantener un clima emocional positivo con afecto, admiración y confianza.
2. Distinguir los conflictos o problemas que tienen solución de los que no la tienen, y saber conversar de lo que no tiene solución.
3. Construir espacios de intimidad y significados compartidos. Apoyar e incentivar los anhelos y expectativas del otro.
Este mismo autor señala que hay 7 factores específicos que se presentan de manera constante en las parejas que mantienen una buena relación:

1. Son parejas que crean “mapas de amor”

Lo que significa que tienen un conocimiento amplio de las inquietudes y expectativas del otro y se preocupan de actualizarlo.
Son personas que se preguntan con frecuencia, ¿qué cosas le interesan a mi pareja? y con las respuestas van construyendo un esquema de la vida diaria de su pareja en el que tienen en cuenta los eventos importantes, los sueños, las metas y aspiraciones del otro.

2. Muestran afecto y respeto

Alimentan su relación de bondad y admiración. Crean una cultura del aprecio en los gestos más cotidianos, como por ejemplo; “disfruté mucho de nuestra conversación hoy “, “gracias por…”

3. Se acercan a la pareja

Prestan atención a los intentos de conexión de la pareja y muestran apoyo e interés.
En parejas felices se dan 70 intentos de conexión en 10 minutos, en las parejas en crisis se dan 7 intentos en el mismo tiempo. La disposición de estar ahí para el otro miembro de la pareja, para atender cualquier problema que pueda surgir, para mostrar gestos de cariño en el más pequeño de los detalles, es lo que va construyendo la relación emocional.
Estos tres primeros niveles son la base para un buen sexo y un buen romance. Gottman suele decir: “no envíes a tu pareja una docena de rosas en una sola ocasión, dale una rosa durante doce días”.

4. Aceptan la influencia de su pareja

Comparten el poder y toman las decisiones en común. Cuánto más placer se tenga en ceder espacios, más satisfacción tendrán ambos.

5. Saben regular los conflictos

Inician las discusiones describiendo los hechos y evitando criticar a la pareja, comprenden el punto de vista del otro y son capaces de aceptar aquello que no pueden cambiar de sus parejas.

6. Hacen de sus sueños y aspiraciones vitales una realidad

Se puede decir que su misión en común es el respeto, la confianza, el intercambio de valores y tener en cuenta las inquietudes vitales de cada uno, puesto que si se ven frustradas por la vida en pareja no habrá satisfacción ni personal ni marital.

7. Crean significados compartidos

Los ritos contribuyen a crear estos significados y a establecer una mayor conexión emocional con la pareja. Como decía el principito; “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Es bueno que haya ritos.”

Fuente:Ana Ameneiro López

 

viernes, 12 de febrero de 2016

Infidelidad ¿Cómo superar el dolor que causa el engaño?


Infidelidad ¿Cómo superar el dolor que causa el engaño?

 

Luisa llega a mi consultorio desesperada, casi sollozando. Le digo que se tranquilice y me cuente.
“Como cada noche antes de dormirse, mi esposo se levantó al baño, y mientras tanto escuché el tintineo  de que llegó un nuevo mensaje a su celular. Inocentemente lo tomé para ver quién era esa persona que importunaba a esas horas de la noche y  cuál fue mi sorpresa al leer: Sigo oliendo a ti….Ante esto, salté de mi cama y empecé a sentir un río helado corriendo entre mis venas, mi corazón se aceleró, un zumbido estalló dentro de mí. ¡Tengo mucho dolor! ¿Quién era ella? ¿Quién es él? ¿Quién soy yo? No sé qué debo hacer. Ahora ya nada tiene sentido. Necesito respuestas”.


Culpa, resentimiento, enojo, venganza, desconfianza, traición… sentimientos que son detonados por una infidelidad.
La fidelidad, como muchas conductas humanas, se ha inventado para justificar la perpetuación de la especie y la genética. Desde el punto de vista antropológico, quizá la fidelidad nació cuando  la mujer de las cavernas necesitaba un hombre a su lado para protegerla cuando ella se refugiaba dentro de las cuevas para alimentar a sus críos indefensos.
Desde la mirada biológica, dicen que la fidelidad sólo se garantiza cuando uno está sumergido en ese estado alterado de conciencia llamado enamoramiento, ya que hormonalmente el cuerpo está programado para ser uno solo con el amado. Es inevitable ser fiel.
Pero, ¿qué pasa cuando el hechizo se acaba? Si quedan residuos de sentimientos profundos por esa persona, entonces se utilizarán otros componentes como lo son los valores sociales, culturales y religiosos para continuar siendo fieles, debido a que el enganche hormonal habrá finalizado.
Desde mi óptica psicológica, voy a darles algunas noticias que seguramente no serán bien recibidas para muchos pero aun así, me arriesgaré: La infidelidad nos pone a prueba como seres humanos y nos regala, con todo el dolor que éste supone, mucha riqueza interior, si sabemos exprimirle el jugo.  Y  ahora se preguntaran  ¿cómo es que podemos sacarle algo positivo al engaño?.
Hay por lo menos cuatro regalos:

1. Bajarnos del pedestal

Al descubrir una infidelidad, cada persona reaccionará de distinta manera.  Hay quienes hasta se alegraran para poder romper con la relación de una vez por todas. Un pretexto perfecto para quebrantar el vínculo sin remordimiento.  Pero para la mayoría, es un golpe casi mortal a su ego. Dirán: ¡Yo no puedo ser engañada/o! ¡De mí, nadie se burla!
Darse cuenta que el amor no era para siempre y que esa promesa de “seré fiel hasta que la muerte nos separe” se vuelve casi una tragedia.  La realidad siempre gana. Hay una cierta ingenuidad  en el pensamiento mágico de creer que “a mí nadie me traicionará”.
Esa pérdida de inocencia, nos hace vulnerables.  Nos enfrenta a darnos cuenta que nuestro amor es perecedero como todos los demás, y que yo no soy tan especial como pensaba. En el momento de darnos cuenta que nos han engañado, todo lo construido no tiene sentido. La duda y un gran pesar nos invaden al no saber quién es esa persona que duerme a mi lado.
Vienen pensamientos catastróficos: “Ayer me hizo el amor y le creí cuando me dijo que me amaba, ¿Cómo se atrevió a mentirme? … El sábado que me invitó a cenar con velas y manteles largos, seguramente lo hizo porque se sentía culpable de traicionarme.” De pronto toda la historia de amor se re-ordena,  se re-evalúa. “No somos tan perfectos como pensábamos”.
De lo ideal a lo real hay sólo un paso: el paso a la muerte. Se muere la esperanza, la certidumbre, la estabilidad, la confianza, el respeto. Pero también muere lentamente un ego inflado. Esa parte invulnerable que no acepta perder.
Y justamente ahí, es donde le podemos dar un sentido de crecimiento personal, incluso con lo lastimados que quedamos. Este golpe tiene la posibilidad de darnos una buena lección ya que nos hace bajarnos del pedestal y aterrizar el ego. Si esto se consigue, nos podemos volver más nobles, más humildes, más humanos.

 2. Dejar de culparnos

Después de la caída del ego, vienen las conjeturas intelectuales. Haremos lo imposible por resolver el caso y darle una lógica. Necesitamos respuestas, entender qué fue lo que pasó aún con el sufrimiento que impone saberlo.  No hay manera de aceptar lo que sucedió. Aparecen los por qué tan racionales que no se ajustarán en la ecuación emocional.
Y lo más sencillo será ir en busca de culpables. Pero lo más peligroso de esto, es que el primero que se acusa es el engañado y lo hace desde la posición de victima: “Yo tuve la culpa”.  Su autoestima se ve tan amedrantada que no le queda más remedio que echarse la culpa por no haber sido lo suficientemente bueno, o inteligente, o perspicaz, etc…
Me dejó porque no soy una buena esposa, me puso el cuerno porque no la satisfacía en la cama, me cambió por otra porque nunca le gusté, me engañó porque fui un ciego y nunca vi  las señales, etc… “. Todas estas suposiciones son como ácido a nuestra valía personal. Se achacará el fracaso a una sola persona.
¿No sería más conveniente dejar de culpar para responsabilizarnos?.Al final del día, el engaño no duele por la traición en sí, sino porque nos devela todos nuestros complejos inadvertidos, nuestras incapacidades intelectuales y emocionales, incompetencias afectivas, errores del pasado, habilidades amatorias.
Y al ser descubiertas esas limitaciones, en lugar, de aprovecharlas para trabajarlas y aceptarnos más a nosotros mismos, buscamos tapar el sol con un dedo buscando nuevas relaciones, o bien, perdonando rápidamente a quien nos traiciono.

 3. Confiar en uno mismo

Una de las reacciones cuando somos engañados es salir desaforados a buscar a un amante y hacerle pagar con la misma moneda. La venganza es dulce. Y es así como nos concentraremos en ese sentimiento que sólo nos hará desgastarnos y quitar energía a lo que realmente vale la pena.
Creemos que el otro es de nuestra propiedad ya que invertimos en la relación mucho capital emocional y queremos obtener algo a cambio. En el fondo la estafa nos vuelve a pegar en el ego. El dolor viene, no tanto porque nos haya dejado, sino porque el otro tuvo el descaro de ser feliz sin nosotros mientras yo no lo estaba.
La mejor venganza será confiar en que sólo de nosotros depende ser felices. Nadie tiene el poder de desbalancearnos ni de desvalijarnos emocionalmente. Recuperar la confianza de que si en un futuro nos volviera a suceder, sabremos cómo manejarlo sin caer en venganzas, celos y paranoias.

4. Humildad y perdón

El último regalo que podemos recibir de una infidelidad, es tener la oportunidad de ser humildes sabiendo que nadie es perfecto y que podemos perdonar.
Aprender a soltar y dejar de cargar resentimientos y rencores que podrían solidificarse en un dolor crónico e irremediable. No vale la pena desperdiciar nuestra energía disponible, odiando y cargando con ese ostión echado a perder en la panza. Es darle mucho poder al otro.
Nos conviene pasar la página, tanto si la relación sigue como si se rompe. En cualquiera de los casos, lo importante es seguir adelante y no permitir que se interrumpa el proceso de nuestra vida. Comprender al final, que la condición humana es impredecible, contradictoria y muy  compleja.
Al final de la sesión, a Luisa no se le quita el dolor pero se va con más respuestas al intentar abrir el gran angular de su lente interno y darle un nuevo sentido a su vida

Fuente: Marcela Bracho

 

 

 

miércoles, 10 de febrero de 2016

8 señales de infidelidad en una relación de pareja


8 señales de infidelidad 

en una relación de pareja

 

Una de las preocupaciones más frecuentes cuando nos encontramos en una relación de pareja es la posibilidad de que nos pueda estar siendo infiel.  ¿Cómo saber si es infiel?.
Hay conductas que si se suman a otras pueden convertirse en indicadores, razones para sospechar y poner más atención a la pareja, ya que  podría significar que tiene una aventura o algún tipo de relación con alguien más mientras está con nosotros.
A continuación veremos algunos puntos que pueden ayudarte a saber si tu pareja te es infiel con alguien más. Debes recordar que si tu pareja presenta uno o dos de los siguientes puntos no significa que te esté siendo infiel, solo que hay algún cambio en su persona por motivos que quizás no has logrado ubicar, pero si encuentras varios de estos indicios será mejor que lo observes mucho más de cerca.

1. Cambios en la conducta

Si tu pareja muestra algún cambio en su forma de ser de forma muy repentina, como un aumento de su auto-confianza, cambios repentinos de humor que no solía tener antes, o si de repente te tiene menos paciencia de la normal.
Un cambio en su personalidad o en su forma de comportarse contigo es indicio de que hay un evento nuevo en su vida, pero ten cuidado, ya que no necesariamente significa que tiene que ver con la infidelidad.

2. Obsesión por las redes sociales y el teléfono

Vivimos en una era en la que muchos dedican demasiado tiempo a sus redes sociales, lo importante no es si dedican mucho tiempo al teléfono o al internet, si no conocer sus hábitos para darnos cuenta de si ha habido un incremento anormal en la atención que les pone a estos medios.
El factor más importante en todo esto es si la pareja es demasiado celosa de sus dispositivos móviles o de su computadora cuando antes no lo era.
Si solía dejar su celular en el cuarto y de repente esto ha cambiado y lo lleva consigo hasta el baño, sin dejarte a solas con él aparato, o si de pronto parece estar borrando todos los registros de sus conversaciones.
También observa su comportamiento cuando te acercas mientras ve algo en la computadora o el móvil, si parece estar cerrando ventanas o su sesión en Facebook u otras redes sociales, es un indicador muy importante de que hay algo que no quiere que veas.

3. Cuando tu pareja se arregla más de lo normal

Si de pronto ha decidido ir al gimnasio o está haciendo cambios de apariencia drásticos, puede que esté tratando de impresionar a su nuevo interés.
Hay personas que ponen especial cuidado en su apariencia y hay quienes no se preocupan demasiado por ella. Una persona que a diario siempre ha puesto cuidado en su apariencia no entra dentro de los indicadores, porque no hay un cambio en su conducta.
Cuando empiezan a arreglarse demasiado en comparación de cómo se suelen arreglar a diario y no hay un motivo aparente para ello, debemos ser observadores y buscar más indicios, ya que esto puede ser engañoso y no necesariamente indica infidelidad.
Especialmente en las mujeres, ya que con frecuencia sienten la necesidad de cambiar de estilo o verse diferentes sin razón aparente, así que recuerda que no debes sacar conclusiones apresuradas de esto.

4. De pronto tiene demasiados compromisos que le obligan a salir de casa

Este es un indicador muy importante, si tu pareja de pronto se ha llenado de compromisos que le impiden estar contigo o si su trabajo empieza a acapararlo en horas que no son laborales, de repente se ha vuelto muy ocupado y el trabajo es una prioridad.
Si empieza a contarte con lujo de detalles dónde ha estado y qué es lo que hizo sin que lo preguntes cuando antes ni siquiera te contaba, presta especial atención al comportamiento de tu pareja.

5. Encontrar objetos ajenos entre sus cosas

Si frecuentemente llega a casa con objetos que no parecen ser suyos puede aportar una prueba importante, especialmente si trae notitas o tickets de restaurante, números de teléfono, llaves que nunca habías visto, manchas de besos en la ropa, o de repente tiene demasiados objetos nuevos (collares, relojes, etc.).
Recuerda que registrar los objetos de tu pareja es una violación a su privacidad, así que debes tomarte la idea de hacerlo con cuidado si lo estás pensando, ya que si lo sabe podría causar problemas importantes, especialmente si no te está siendo infiel y todo está en tu mente.

6. Su comportamiento sexual contigo ha cambiado

Puede mostrar una conducta sexual diferente, tocarte con menos frecuencia o tener sexo de manera distinta a lo usual, que pudo haber aprendido con otra persona.
También se dan los casos de que cuando una pareja vive en la rutina del día a día, sin hacer nada especial por la relación y de repente sin ningún motivo empieza a tener más atenciones contigo, más sexo, besos y detalles.
Uno podría creer que la infidelidad es un proceso que hace que no quieras estar con tu pareja, sin embargo muchas personas presentan síntomas de culpabilidad al ser infieles y tienen esta reacción para compensar al otro como forma de limpiar su conciencia.
Esto por sí solo no es indicativo de infidelidad, por eso debes observar con cuidado.

7. Si llamas por teléfono y nunca responde

Si de pronto ha dejado de responder el teléfono y te da un sinfín de excusas del por qué cuando le preguntas, como que se le acabó la batería, tráfico, que estaba en una reunión, etc. y se vuelve algo muy frecuente de la noche a la mañana.

8. Gastos de dinero inusuales

Si de repente sus estados de cuenta indican que ha gastado mucho más dinero de lo normal, o ha realizado compras en lugares a los que nunca iría solo o a los que rara vez va.
Lo más importante es que sepas cuales son los hábitos de tu pareja y su rutina diaria.
Conocer a tu pareja es la mejor manera de saber si algo extraño está pasando, ya que es mucho más fácil detectar cambios realmente sospechosos en su conducta cuando suceden, y diferenciar cuando estos cambios son anormales o si es parte de quien es y del momento por el que está pasando.
Sin embargo, si puedes detectar señales de infidelidad en su comportamiento, debes enfrentarle con las evidencias, si las tienes, y evaluar las medidas necesarias para recuperar o terminar tu relación.

Un 30% de la población española es infiel

Esta es la cifra que arroja el último estudio elaborado por el Instituto IPSOS (2014) con una muestra de algo más de 800 sujetos de entre 18 y 65 años.
Según este mismo estudio, las infidelidades de hombres y mujeres cada vez se asemejan más (Un 35% de hombres y un 26% de mujeres reconocen haber sido infieles a su pareja), dándose la circunstancia de que la mitad de las relaciones extra-conyugales empiezan en la red.
En cuanto a los motivos que explican la infidelidad, un tercio de los encuestados serían infieles para vivir una experiencia diferente, un 18% para vengarse de la infidelidad de su pareja, un 17% para convencerse de que su cónyuge ya no es lo que necesita, y un 12% para encender la llama de su relación nuevamente.

Fuente: Fernando Alvarado

 

lunes, 8 de febrero de 2016

5 estrategias para seguir sufriendo por tu ex

5 estrategias para seguir sufriendo por tu ex

 

5 estrategias para seguir sufriendo

1. Continuar manteniendo el contacto con tu ex
No te digo que en un futuro no puedas mantener una relación de amistad con esa persona que tanto has vivido, por supuesto que puedes. Sin embargo es importante que después de la ruptura haya un tiempo en el que no mantengas contacto de ningún tipo con tu ex.
Seguro que si esa persona realmente merece la pena entenderá que necesitas distanciarte un tiempo.
Y por su puesto nada de súplicas ni reproches (entiendo que esto en ocasiones puede costar mucho pero créeme que solo empeorará las cosas), la relación se acabó por los motivos que sea, así que solo te queda mantener la mayor dignidad posible y tirar para adelante.
2. Seguir los movimientos de tu ex
Si no quieres superar la ruptura lo mejor que puedes hacer es estar todo el día pendiente de tu ex, de dónde está, con quien, controlar sus conexiones de WhatsAp y seguirle por todas las redes sociales.
De esta manera conseguirás que toda tu vida gire en torno a él.
(Ahora en serio, blóqueale temporalmente de las redes sociales si es necesario, pero por favor, deja de estar pendiente de su vida, ahora tienes algo más importante que hacer, preocuparte por la tuya).
3. Hablar todo lo que puedas de tu ex y de lo mal que estás
No estoy hablando de desahogarte de vez en cuando con tus seres queridos sino de centrar todas tus conversación en lo mal que lo estás pasando por culpa de tu ex y lo difícil que es la vida sin él (o sin ella).
De esta manera te estarás recordando todo el rato a ti mismo lo desfavorable que es tu situación y todas las razones que tienes para sentirte mal.
4. Dejar a los miedos y a los pensamientos negativos ganar la batalla
Es normal que durante el proceso de duelo aparezcan miedos respecto a tu futuro incierto y sobre como enfrentarás ciertas situaciones sin esa persona, así como pensamientos negativos sobre ti mismo, los demás o el mundo que te rodea.
Para seguir sufriendo por tu ex lo mejor que puedes hacer es no debatir estos pensamientos simplemente aceptarlos como ciertos y dejarte bloquear por el miedo.
Tal y como explico en el eBook “10 pequeñas pautas para generar un gran cambio en tu vida” (que te regalo con la suscripción a mi blog), lo que pensamos determina como nos sentimos.
Por lo tanto si dejas que los pensamientos negativos invadan tu mente estoy segura de que conseguirás sentirte mal generando de esta manera más pensamientos negativos aún y entrando en un círculo vicioso.
5. Empeñarte en que tu felicidad depende de la otra persona
Si logras creerte que solo y únicamente puedes ser feliz con la otra persona definitivamente habrás conseguido el objetivo de no superar la ruptura.
Comenzarás a perderte cualquier cosa buena que la vida puede ofrecerte al margen de la otra persona y no harás ningún intento de hacer cosas nuevas o expandir tus horizontes. Total para qué, si lo único que puede hacerte feliz es tu ex y ya no quiere estar contigo.
¿Y si lo que quiero es superar la ruptura en el menor tiempo posible, rehacer mi vida y dejar de sufrir? Espero haberte indicado cual es el camino


Fuente: Miriam Martín Canales:)