viernes, 30 de diciembre de 2016

El método científico para tomar decisiones

La terapia de solución de problemas: el método científico para tomar decisiones

¡Ay, los problemas, los malditos problemas! Llevan toda la vida quebrándonos la cabeza. Desde los que nos ponían en el colegio para que aprendiéramos matemáticas hasta los que nos encontramos en nuestro día a día. Lo bueno es que, antes de hacer frente a los primeros, teníamos unos profesores que nos enseñaban el procedimiento para poder solucionarlos.

Pero, ¿qué podemos hacer para afrontar los de la vida real? Estos carecen de fórmulas establecidas que den siempre un resultado concreto, ¿verdad? ¡No desesperemos! Aunque no haya un método exacto que nos diga que si hacemos una cosa va a tener una determinada consecuencia, sí que podemos guiarnos mediante la técnica de solución de problemas, que nos va a ayudar a tomar la decisión más adecuada.

¿Qué es la terapia de solución de problemas?

Los conflictos forman parte de la vida y todos los sufrimos. Los seres humanos somos por naturaleza solucionadores de problemas, aunque algunos llevan mejor esta “naturaleza” que otros. ¿Esto qué nos sugiere? Que es una habilidad que se puede entrenar. Por ello, D’Zurilla y Golfried idearon la terapia de solución de problemas en 1971.

Esta técnica nos va a facilitar la labor de identificar los problemas, el generar distintas alternativas de solución y la selección de la respuesta que pueda ser más eficaz entre las propuestas elaboradas. De esta forma, contaremos con una herramienta más para controlar las emociones negativas que pueden surgir ante diferentes obstáculos.
Mujer pensando
Para ello, se debe seguir un método compuesto por cinco fases que explicaré más detalladamente a continuación. El procedimiento es largo, pero merece la pena ponerlo en marcha para situaciones problemáticas importantes. Los pasos a seguir son:
  • Orientación hacia el problema.
  • Definición y formulación del problema.
  • Generación de soluciones alternativas.
  • Toma de decisiones.
  • Ejecución y verificación.

Fase 1: orientación hacia el problema

puertasEl primer paso que hay que dar antes de intentar solucionar un problema es adoptar una actitud positiva hacia el conflicto y hacia las habilidades que poseemos para hacerle frente de forma exitosa. Debemos fomentar las creencias de autoeficacia, asumiendo que podemos llegar a resolver el problema e identificando aquellos lastres con los que partimos, como la falta de seguridad en nosotros mismos.
Por otro lado, es importante cambiar la visión que tenemos sobre el problema. En lugar de pensar negativamente sobre él, lo que nos va a dificultar encontrar una solución, tenemos que percibirlo como un reto que nos va a ayudar a crecer personalmente, haciendo que nuestras habilidades mejoren.

Además de todo esto, tenemos que ser capaces de parar y pensar antes de actuar para poder completar esta primera fase del proceso. Esto es así ya que, si actuamos de forma impulsiva, cometeremos errores al tratar de resolver el problema.

Fase 2: definición y formulación del problema

Una vez que hemos asumido que existen problemas y que podemos encontrarles soluciones adecuadas, pasaremos a la siguiente fase. En esta trataremos de definir y formular adecuadamente el conflicto. Esto es muy importante, ya que una vez que tengamos claro cuál es el reto de forma concreta, habremos recorrido una buena parte del camino.

Así, una buena idea es empezar recopilando la información relevante, describiéndola en términos concretos, específicos y relevantes. Es muy importante que nos basemos en los hechos objetivos, es decir, en cómo quedarían retratados por una cámara de vídeo, que no puede grabar nuestros pensamientos, sino solo lo que pasa, al margen de nuestras valoraciones.

También es necesario identificar por qué esa situación que se ha dado es un conflicto. Además, hay que reevaluar el significado de este para el bienestar personal y social. Por último, debemos tomar conciencia de que no todos los problemas son resolubles y, los que lo son, implican grados diversos de dificultad. Tenemos establecer una meta realista de solución. Podemos incluso descomponer un problema que sea más complejo en distintos “subproblemas” cuya solución sea más fácil de llevar a cabo.

Fase 3: generación de soluciones alternativas

Cuando hemos conseguido llevar a cabo los dos pasos anteriores y sabemos cuál es el problema exacto al que nos enfrentamos, llega el momento de generar tantas soluciones alternativas como sea posible. Esto nos va a resultar difícil, ya que estamos habituados a responder de forma automática ante las situaciones conflictivas, pero hay que dedicarle tiempo a trabajar en ello: tanto como primera tarea como pensando mientras hacemos otra tarea. De hecho, se ha demostrado que distraernos nos ayuda a encontrar soluciones más creativas.

Cuantas más soluciones alternativas produzcamos, más ideas estarán disponibles y tendremos más probabilidades de encontrar la mejor respuesta a nuestro conflicto. También seremos capaces así de encontrar ideas de mejor calidad. Es importante recordar que en esta fase no evaluamos la calidad de las soluciones, ya que el juicio inhibe la imaginación, por lo que las valoraremos en el siguiente punto.

Fase 4: Toma de decisiones

Ahora ha llegado el momento de comparar y juzgar las distintas alternativas que hemos generado en el paso anterior. En base a la evaluación que hagamos, seleccionaremos la o las mejores para ponerlas en práctica respecto al problema que tenemos.
¿Cómo vamos a hacer esto? Pues en cada solución propuesta, indicaremos los costes y beneficios a corto y largo plazo para seleccionar la solución o conjunto de soluciones que creamos que nos ayudarán a conseguir los resultados esperados. Para ello, nos basaremos en cuatro criterios:
  • Resolución del problema: probabilidad de alcanzar la solución.
  • Bienestar emocional: calidad del resultado emocional esperado.
  • Tiempo/esfuerzo: el cálculo de la cantidad de tiempo y esfuerzo que creemos que requiere.
  • Bienestar personal y social en conjunto: razón coste/beneficio esperado total.
Con los resultados que obtengamos debemos ver si el problema es resoluble, si necesito más información antes de poder poner en marcha una alternativa y cuál debería elegir. Si no fuera así, tendríamos que volver a las fases previas del proceso para poder llegar a conseguir una solución satisfactoria.

Fase 5: Ejecución y verificación

Chica sonriendo con un girasol en la caraUna vez que hemos elegido la solución adecuada, ¿qué queda por hacer? ¡Ponerla en práctica! Solo así sabremos si es la alternativa adecuada para superar la situación problemática. Una vez que la ejecutemos, tenemos que observarnos de forma objetiva y comparar el resultado obtenido con el predicho. Si encontramos que no es el esperado, debemos buscar el origen de esta discrepancia para poder corregirla.
Finamente, cuando resolvemos un problema complicado solemos olvidarnos de hacer algo tan importante como premiarnos. Hay personas que se pasan la vida de angustia en angustia y cuando no tienen ninguna la anticipan. Hacer esto es sin duda una de las mejores formas de terminar sepultados bajo la piedra del estrés.
Lo importante de todo esto está en que tenemos que dejar de darle vueltas a los problemas en la cabeza, buscando soluciones pero sin poner en marcha ninguna, lo cual nos va a generar un grado elevado de malestar o incluso llevarnos a padecer trastornos de ansiedad o depresión.
Tenemos que arriesgarnos y tomar una decisión, dar un paso al frente. ¡No pasa nada por equivocarnos! ¿Quién es perfecto? ¡Nadie! Por lo tanto, es mejor tomar una decisión errónea, que quedarnos pensando y pensando sin hacer nada. Ahora que ya sabéis cómo, os invito a encontrar la solución a los retos que se os presenten.
Fuente:
Laura Reguera Carretero

lunes, 26 de diciembre de 2016

Dejar de sentir ...

Cuando nuestro cerebro elige no sentir para no sufrir

El sufrimiento no es una elección personal, nadie elige el dolor o el aislamiento emocional por propia voluntad. Ahora bien, no existe ninguna anestesia para no sufrir, las épocas oscuras deben afrontarse con entereza, valentía e ilusiones renovadas.

La vida no siempre es fácil. Esta frase nos la suelen decir muy a menudo, y quien hasta el momento ha tenido la suerte de no ser “tocado” por la adversidad, no comprende aún el realismo de estas palabras.
Vivir es afrontar retos, construir uno, dos, seis o más proyectos, es permitir que la felicidad abrace nuestras vidas, y aceptar que, de vez en cuando, el sufrimiento llamará a nuestra puerta para ponernos a prueba.
Y no, no todos asumimos esos golpes que nos trae la vida de igual modo. Hay quien afronta mejor las decepciones y quien por su parte, las interioriza permitiendo que minen su autoestima.
Ninguna tristeza se vive de igual manera, al igual que ninguna depresión tiene el mismo origen, ni se vive igual en todas las personas.
No obstante, existe un síntoma muy común que, de algún modo, todos habremos experimentado alguna vez: la anhedonia, la incapacidad para sentir placer y disfrutar de las cosas. Cuando experimentamos anhedonia nuestro cerebro, por así decirlo, “decide desconectar”, no sentir para no sufrir, aislarse, quedar anestesiado.

Puede que lo hayas sentido durante unos días, cuando te atrapa la apatía y el desánimo. Ahora bien… ¿qué ocurre cuando se vuelve crónico? ¿Qué pasa cuando dejamos de “sentir la vida” por completo de forma crónica? Hoy queremos tratar este tema para ofrecerte estrategias para ayudarte y ahondar en este aspecto tan importante.

La anhedonia, cuando perdemos el placer de vivir

no sentir para no sufrirTal y como te hemos indicado al inicio, no existe ninguna anestesia adecuada para el dolor de la vida. Cuando la anhedonia aparece en nuestro cerebro a modo de mecanismo de defensa, no está causándonos ningún bien. Al contrario.

Empezaremos aclarando algunos aspectos:
  • La anhedonia no es una enfermedad ni un trastorno: es un síntoma de algún proceso emocional o de algún tipo de enfermedad.
  • Si bien es cierto que en su gran mayoría se relaciona de forma íntima con la depresión, también puede manifestarse a raíz de una esquizofrenia o de demencias como el Alzheimer.
  • Todos, en menor medida, hemos experimentado anhedonia alguna vez: falta de interés por las relaciones sociales, por la comida, por comunicarnos…
  • El verdadero problema llega cuando la anhedonia levanta un muro a nuestro alrededor, y nos quita todo atisbo de humanidad: no sentimos nada ante las expresiones de cariño, no necesitamos a nadie a nuestro lado y ningún estímulo nos produce placer, ni la comida, ni la música… nada.
Si elegimos dejar de sentir para no sufrir, no estaremos protegiéndonos de nada. Estaremos cerrando las puertas a la vida, seremos almas que van deshilachándose poco a poco…

La anhedonia a nivel cerebral

Esta baja receptividad ante los estímulos exteriores, tiene su claro reflejo en un cerebro deprimido. Es importante que tengamos en cuenta qué tipo de procesos se desencadenan en nuestro interior cuando experimentamos anhedonia:
  • De volverse crónico este estado y alargar en el tiempo dichos procesos depresivos, nuestras estructuras cerebrales sufren cambios, y éstos, afectan a nuestros juicios, pensamientos y emociones.
  • El lóbulo frontal, relacionado con la toma de decisiones, se reduce.
  • Los ganglios basales, relacionados con el movimiento, quedan afectados hasta tal punto que incluso el levantarnos de la cama supone un gran esfuerzo.
  • El hipocampo, relacionado con las emociones y la memoria, también pierde volumen. Es habitual que tengamos fallos del recuerdo, que suframos indefensión, que nos obsesionen los pensamientos negativos.
A menudo se conoce a la depresión como la enfermedad de la tristeza. Pero en realidad, es algo que va más allá, es la cárcel de un cerebro emocional que no encuentra respuestas a los vacíos de la vida, a la decepción, a la pérdida de la ilusión.

Estrategias para afrontar la anhedonia y la depresión

La depresión no se “cura”, no se afronta de un día para otro. Requiere múltiples enfoques, dependiendo como siempre de la realidad de cada persona. Los fármacos, las terapias, el apoyo familiar y ante todo los propios recursos que uno pueda llegar a desplegar son elementos clave.
No obstante, por nuestra parte te invitamos a reflexionar en estos aspectos:
No sentir para no sufrir, no es un mecanismo adecuado con el que vivir. Te permitirá “sobrevivir” pero estando vacío/a por dentro. No te permitas ser un cautivo eterno del sufrimiento.
Si hay algo positivo que podemos sacar de la anhedonia, es que has dejado a un lado la capacidad de sentir. Ahora que estás “anestesiado/a” al dolor, es el momento de preguntarte qué NECESITAS.
  • ¿Necesitas que la tranquilidad y la felicidad vuelva a tu vida? Vuelve a ilusionarte en ti mismo/a.
  • ¿Necesitas dejar de ser prisionero del pasado? Haz un cambio hacia delante.
  • ¿Necesitas dejar de sufrir? Atrévete a vivir de nuevo, abre las puertas de tu corazón, permítete ser feliz otra vez.
Piensa en estos aspectos durante unos momentos y recuerda siempre que vivir, es SENTIR en toda su intensidad. Ya sea en su lado positivo, como en el negativo.

Fuente:
Valeria Sabater

Paz interior

El mejor estado de la vida no es estar enamorados, es estar tranquilos

Con el tiempo, solemos descubrir que el mejor estado de la vida no es estar enamorados, sino estar tranquilos. Solo cuando una persona logra hallar ese equilibrio interior donde nada sobra y nada falta, es cuando se siente más plena que nunca. El amor puede aparecer entonces si así lo quiere, aunque no es una necesidad obligada.

Resulta curioso como la mayoría de las personas seguimos teniendo como principal objetivo hallar a nuestra pareja perfecta. Cada vez disponemos de más aplicaciones en nuestros dispositivos móviles para facilitarnos esas búsquedas. Tampoco faltan los clásicos programas de televisión en horario de máxima audiencia orientados para el mismo fin. Buscamos y buscamos en este vasto océano sin haber hecho antes un viaje imprescindible: el del autoconocimiento.

chica con florEl hecho de no haber realizado esta necesitada peregrinación por nuestro interior ahondando en vacíos y necesidades, hace que a veces acabemos eligiendo compañeros de viaje poco acertados. Relaciones efímeras que quedan inscritas en la soledad de nuestras almohadas, tan llenas ya de sueños rotos y lágrimas sofocadas. Tanto es así que son muchas las personas que pasan gran parte de su ciclo vital saltando de piedra en piedra, de corazón en corazón, almacenando decepciones, amarguras y tristes desencantos.

En medio de este escenario, tal y como dijo Graham Greene en su novela “El final del romance” solo tenemos dos opciones: mirar hacia atrás o mirar hacia delante. Si lo hacemos de la mano de la experiencia y la sabiduría tomaremos el camino correcto: el del interior. Ahí donde poner en orden el laberinto de nuestras emociones para encontrar el preciado equilibrio.

El mejor estado de la vida es estar tranquilos

La tranquilidad no es ni mucho menos ausencia de emociones. Tampoco implica renuncia alguna al amor o a esa pasión que nos dignifica, esa que nos da alas y también raíces. La persona tranquila no evita ninguna de estas dimensiones, pero las ve desde esa perspectiva donde uno sabe muy bien dónde están los límites, dónde esa templanza que como un faro en la noche alumbra nuestra paz interior.

Fuente: lamenteesmaravillosa

lunes, 19 de diciembre de 2016

Como Afrontar...

El valor de iniciar el cambio


Una tormenta terrible. El viento azota el océano y remueve sus olas convirtiéndolas en crestas amenazantes salpicadas de espuma de mar. Pero debemos ser fuertes, levantar nuestras velas y agarrar con fuerza el timón de nuestra pequeña embarcación para adaptarnos a esos movimientos. Si nos quedamos quietos presas del pánico, seguramente nos hundiremos…

Lo sabemos, los cambios cuestan. Los cambios duelen, pero son necesarios para nuestra evolución como personas con el fin de encontrar no solo la felicidad, sino el sosiego y nuestra propia integridad. Resulta curioso por ejemplo que en la cultura oriental la palabra “cambio” se represente con dos ideogramas que a su vez ilustran dos términos: “peligro” y “oportunidad”. Realmente significativo.

LA NECESIDAD DE AFRONTAMIENTO

¿Por qué los cambios nos producen miedo o incertidumbre? Pongamos un ejemplo. Debes cambiar tu residencia para encontrar trabajo o, simplemente, uno mejor. El miedo a no saber si va a ser lo acertado y si el coste emocional y personal va a valer la pena, es sin duda el principal temor hacia ese paso determinante que habrá de cambiar nuestra vida.

Otro ejemplo. Llevas varios años de relación con una persona, y sientes que no eres feliz. Que no es tu lugar y que cada día que pasa te ves a ti mismo más oprimido/a. Pero sin embargo, temes dejar a dicha persona porque al mismo tiempo no sabes cómo enfrentarte a esa nueva vida en soledad, no sabes tampoco cómo se lo puede tomar tu pareja. Todo cambio genera incertidumbre y temor, tenemos la sensación de que durante un momento, “vamos a perder el control de nuestra vida”. Y pocas cosas pueden llegar a ser más angustiantes…

Sin saber cómo, las personas caemos en una realidad donde “lo que nos es conocido nos tranquiliza porque sabemos cómo debemos actuar”. Es decir, estamos en una especie de zona de confort donde a pesar de no ser plenamente felices en esta burbuja, lo que se haya fuera parece amenazante.
Todo cambio implica una gran dosis de valor personal. Nos obliga a adaptarnos a las nuevas condiciones del entorno, ahí donde hemos de invertir buena parte de nuestro esfuerzo emocional y físico, a la vez que arriesgar nuestro bienestar y seguridad.


LA VALENTÍA PERSONAL

Para ser capaces de iniciar o embarcarnos en ese cambio que tanto deseamos pero que no nos atrevemos a propiciar, necesitamos en primer lugar ser realistas y conscientes de nuestra situación. ¿Cómo te sientes en estos momentos? ¿Crees que estás realizado/a personalmente? ¿Estás en una realidad que de verdad deseas, con las personas que deseas? Cuando te miras al espejo ¿puedes decirte a ti mismo/a que eres feliz? Es verdad que pueden ser unas cuestiones muy determinantes, pero ahí está quizá la naturaleza de la cuestión a indagar, ahí estará tal vez la necesidad de cambio en algún aspecto de nuestra vida. Sea grande o pequeño.

El cambio es parte de la vida y no un obstáculo insalvable que alguien pone a propósito en nuestro camino. Debemos ante todo dejar a un lado todas esas ideas negativas y posibles anticipaciones, que, seguramente, aún pondrán más espinas en nuestro sendero hacia el cambio. Porque todo miedo, es el filo de una tijera a punto de cortar nuestras alas. Y todos tenemos derecho a volar…

Lo principal es ir exponiéndonos poco a poco a determinadas situaciones, ahí donde podamos ir desarrollando estrategias de afrontamiento para salir hacia adelante, e ir aprendiendo al mismo tiempo. Porque si no nos arriesgamos no alcanzaremos nunca las aptitudes necesarias para ser valientes. Para arriesgar y tener el control de nuestras propias vidas.
Perder el miedo es apostar por la felicidad. Y seguro que también tú deseas alcanzarla.
Valeria Sabater

lunes, 12 de diciembre de 2016

Aceptar o Conformarse

Aceptar no es conformarse

Muchas veces tendemos a sufrir en exceso por situaciones que no están en absoluto bajo nuestro control y en ocasiones, lo pasamos peor por nuestra propia resistencia a aceptar lo sucedido, que por el hecho negativo en sí.
Es cierto que las emociones son sumamente necesarias y que no es aconsejable reprimirlas. La tristeza nos sirve para recuperar el equilibrio tras una pérdida e informar a los demás de que nos encontramos mal, la ansiedad nos ayuda a protegernos de ciertas amenazas y peligros, el asco nos preserva de contagiarnos de una enfermedad, etc…
Las emociones, cuando son adaptativas y coherentes con la situación que estamos viviendo, son muy necesarias y nos ayudan a sobrevivir. El problema viene cuando la emoción ya ha dejado de realizar su función y se vuelve contra nosotros, como si nos pusiéramos la zancadilla y dejáramos que las emociones pasen a ser nuestros propios enemigos.

Como sabemos, el hecho de sentirnos bien o sentirnos mal viene determinado por nuestra manera de enfocar los hechos. Como decía Buda: el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Tú puedes decidir cuánto y cómo quieres sufrir y para ello, una de las máximas que has de interiorizar es que el mundo es incierto y que tenemos control en muy pocas cosas, pero esto es parte del juego.

¿Somos conformistas?

Para nada. Como dice el título del presente artículo: aceptar no es conformarse. Mucha gente piensa que si no se queja lo suficiente, si no llora y patalea lo que debería o si no se enfada con el mundo cuando algo le sale mal, es que se está conformando y eso es de débiles y es, más bien, al revés.
De débiles es gastar nuestras energías y nuestro valioso tiempo –irrecuperable, de hecho- en algo que no está bajo nuestro control y que no podemos modificar. Insisto en que las emociones importan, y mucho, pero hasta cierto límite a partir del cual pasan a ser inútiles.
Tener deseos, objetivos, proyectos apasionantes e ilusiones es esencial y muy importante para ser feliz y encontrarle sentido a nuestra vida. No debemos conformarnos si algo no nos gusta, debemos intentar cambiarlo. Al igual que si queremos tener algo muy apreciado, tenemos que ir a por ello y si podemos, conseguirlo y disfrutarlo.
Por lo tanto, no hablamos aquí de conformismo. Si quiero algo, he de ir a por ello y pasármelo bien en el intento, pero lo realmente importante es entender que por mucho que yo luche por algo, puede ocurrir que al final me salga mal, por factores que no están bajo mi control y aquí es donde entra el concepto de aceptación.

La vida no es perfecta

¿Y qué? No lo es, no lo ha sido y nunca lo será. Esto es lo que hay que aceptar. Aceptar significa comprender que las cosas a veces están a mi favor y otras veces no, y eso es algo normal, forma parte de la vida y además está bien, ya que si todo fuese perfecto, nunca valoraríamos el hecho de que las cosas nos sean favorables.
Para disfrutar las victorias, es necesario tener algunos fracasos
Por lo tanto, es muy importante decirse a uno mismo: intentaré que las cosas me vayan bien y pondré todas mis fuerzas en ello, pero si no sale, mala suerte, hay cosas que no dependen de mí y no me enervaré por ello más de lo necesario. Ya se abrirán otras puertas.
Y no basta con repetirlo como un loro, hay que creerse lo que uno se dice porque es la única realidad. Te encontrarás mil piedras en el camino y más vale que aceptes cuanto antes que esto será así. Aceptar te ahorrará muchos sufrimientos innecesarios.

Aprendiendo a aceptar…

Mujer con los ojos cerrados aceptando
  • El mundo no siempre es como tú quieres: por mucho que te enfade, te entristezca o te ponga ansioso, las cosas no siempre salen como deseas. Si lo aceptas, tu estado emocional será más tranquilo y sosegado y te permitirá ver la situación desde una perspectiva de búsqueda de soluciones. No dejarás que la emoción te domine y te nuble la vista.
  • Las personas no actúan conforme a tus expectativas: cada cual es un ser humano individual con mentalidad propia que puede hacer lo que se le venga en gana. Abandona las expectativas sobre los demás, no esperes nada, simplemente deja que la gente te vaya sorprendiendo con sus actos y disfruta de lo que te puedan brindar.
  • Los seres humanos nos equivocamos, tú también: trata de reparar tus errores e intenta que los demás también lo hagan, pero no condenes a los demás ni te autocondenes a ti mismo por fallar, porque errar también forma parte del juego y gracias a ello, acabamos siendo buenos en muchas cosas.
Aceptar es darte cuenta de que todo está bien como está y lo que tenga que suceder, simplemente sucederá, pero siempre que tengamos margen para cambiar o actuar, podemos hacerlo y mejorar la situación desde una actitud serena, amorosa y centrada en el presente.

Fuente: lamenteesmaravillosa

lunes, 5 de diciembre de 2016

Depresion y el Sistema inmune


Depresión: ¿se origina en el sistema inmunológico?

Depresión: ¿se origina en el sistema inmunológico?
Uno de cada 10 de nosotros experimentará depresión en algún momento. Sólo las causas de esta enfermedad altamente debilitante y la mejor manera de tratarla siguen siendo controvertidas: el mes pasado, investigadores daneses informaron que los antidepresivos aumentan el riesgo de suicidio cuando son tomados por personas sanas.

Los antidepresivos más ampliamente prescritos, como el Prozac, se conocen como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), y trabajan sobre la base de que la depresión es causada por bajos niveles de la serotonina química del cerebro y que puede ser tratada corrigiendo este desequilibrio.

Esta es una de las áreas más calientes en psiquiatría en este momento, y puede traer buenas noticias a aproximadamente la mitad de los pacientes deprimidos, que no responden al tratamiento de primera línea con los ISRS.

La cuestión de la serotonina
Cada vez más, los expertos están cuestionando el concepto de que la depresión es un problema de serotonina. En abril del año pasado, el Dr. David Healy, profesor de psiquiatría en la Universidad de Bangor, publicó un artículo en el British Medical Journal llamado “La serotonina y la depresión: la comercialización de un Mito”, que llegó a la conclusión: “La teoría de la disminución de la serotonina [de la depresión] tomó Raíz en el dominio público en lugar de en la psicofarmacología – un pedazo de biobabble “.

“En seis décadas, ningún estudio ha demostrado que la depresión es causada por un desequilibrio químico en el cerebro.” Nunca ha habido un estudio humano que con éxito conecta los niveles bajos de serotonina y la depresión “, dijo el doctor Kelly Brogan, psiquiatra en Nueva York. . “
Dr. Brogan explora las teorías de las causas de la depresión y la evidencia científica de que están detrás de ellos en su nuevo libro, una idea propia. Ella y otros creen que la depresión puede ser el resultado de que nuestro sistema inmunológico trabaje en overdrive, causando inflamación que puede manifestarse en el cerebro. “La depresión es a menudo una condición inflamatoria, una manifestación de irregularidades en el cuerpo que pueden comenzar lejos del cerebro y no están asociadas con el modelo simplista de los llamados” desequilibrios químicos “, dice.
Tal argumento desafía las ideas tradicionales de la depresión como una enfermedad genética, sugiriendo en cambio que nuestras experiencias y ambientes podrían desempeñar un papel más de lo que pensábamos.

Cómo el sistema inmunológico puede hacernos sentir deprimido
La inflamación es parte de la respuesta natural del cuerpo cuando estamos enfermos.
“Las sustancias que producimos en respuesta a una infección como un virus se llaman citoquinas, y señalan al sistema inmunológico para activar”, dice la Dra. Valeria Mondelli, profesora clínica de medicina psicológica en el King’s College de Londres.
El Dr. Mondelli cree que los altos niveles de inflamación pueden disminuir el número de neuronas en nuestro cerebro y afectar la forma en que se comunican, lo que lleva a la depresión. “Hemos visto repetidamente que las personas con depresión tienen niveles más altos de inflamación en sus cerebros, y pensamos que esto podría ser una nueva teoría de la depresión en competencia con la teoría del desequilibrio químico”.

Un tercio de los pacientes deprimidos han aumentado la inflamación, dice ella, y son las mismas personas que no responden a los ISRS.
Todos hemos experimentado cómo tener un resfriado o gripe puede afectar el estado de ánimo – nos volvemos menos sociables, más retraídos y generalmente hartos. Tal vez esto no es sólo sentir lástima por ti mismo porque estás deteriorado, pero la inflamación actúa en el cerebro, causando signos clásicos de la depresión.

Más evidencia para la teoría viene del hecho de que la gente con enfermedades inflamatorias tales como artritis reumatoide (RA) sufre de niveles más altos de la depresión que media.
En un estudio realizado en la Royal Infirmary de Glasgow, los médicos notaron que cuando los pacientes con AR (causada cuando el sistema inmune atacaba las articulaciones) recibían fármacos antiinflamatorios precisos para calmar el sistema inmunológico, su estado de ánimo mejoró. Las exploraciones cerebrales demostraron que los voluntarios no se sentían más felices porque su dolor había mejorado. “Las vías cerebrales involucradas en la mediación de la depresión fueron favorablemente cambiadas en las personas que recibieron intervenciones inmunitarias”, dice el Profesor Iain McInnes, un reumatólogo consultor que dirigió el estudio.

El papel del estrés

No son sólo las enfermedades físicas y las infecciones que pueden desencadenar la inflamación: las citoquinas también se activan en respuesta al estrés.
El Dr. Mondelli publicó el año pasado un meta-análisis que encontró que las personas que habían experimentado efectos traumáticos en la infancia tenían niveles más altos de inflamación cerebral en la edad adulta. “Hemos encontrado que haber tenido estrés severo durante la niñez predispone a los problemas de salud mental mediante el aumento de los niveles de inflamación”.
Ella cree que las personas que experimentaron altos niveles de infección o trauma como niños pueden desarrollar sistemas inmunes comprometidos. Como resultado, pueden ser más susceptibles al desarrollo de la depresión como adultos después de un estrés o infecciones subsiguientes repetidas en la edad adulta. “El trauma de la infancia y las infecciones pueden encender el sistema inmunológico, y eso puede convertirse en un factor de riesgo para desarrollar la depresión en la edad adulta”, explica. “Si luego se enfrentan a otro evento estresante, pueden ser más propensos a desarrollar depresión, ya que su sistema inmunológico ya está amenazado”.

La nueva prueba de sangre que podría cambiar todo
La teoría de la inflamación podría tener implicaciones importantes sobre cómo pensamos y tratamos la depresión. Aunque los antidepresivos SSRI proporcionan alivio para muchas personas con depresión, una minoría significativa no responde, y una serie de estudios han demostrado que este mismo grupo tiende a tener altos niveles de inflamación.

En julio, los investigadores del King College de Londres publicaron un estudio en el International Journal of Neuropsychopharmacology en el que los pacientes deprimidos se les dio una prueba de sangre que se centró en dos biomarcadores que miden la inflamación en el cuerpo. Los pacientes con altos niveles de marcadores inflamatorios fueron los que no respondieron a los ISRS.
Aunque se necesita más investigación y desarrollo de la prueba de sangre, el equipo de King dice que allana el camino para más “psiquiatría personalizada”, donde el tratamiento se guía por tales análisis de sangre, en lugar de la actual enfoque único.

“Los pacientes que tienen inflamación de la sangre por encima de cierto umbral podrían estar dirigidos hacia un acceso más temprano a estrategias de antidepresivos más asertivas, incluyendo la adición de otros antidepresivos o fármacos antiinflamatorios”, dijo Carmine Pariente, psiquiatra principal y autor principal del estudio.
Parece, entonces, que lo que se consideraba durante siglos como una enfermedad mental podría originarse – al menos para algunos – en nuestros cuerpos físicos.
“Por último, podemos decir que la depresión no siempre es algo que sólo está en tu mente, también podría ser un problema en tu cuerpo”, dice el Dr. Mondelli.

“Si la gente empieza a pensar en la depresión de esta manera, podría ser menos estigmatizante porque estaríamos viendo la depresión como una enfermedad física real, como la diabetes, y con el tiempo, también podría conducir a una revolución en los tratamientos”.
Tratamientos antiinflamatorios naturales

El Dr. Kelly Brogan, autor de una idea propia, recomienda cambios de estilo de vida con un efecto anti-inflamatorio natural que puede ayudar a mejorar su estado de ánimo.
Ejercicio “La depresión puede resultar del estrés crónico continuo y el ejercicio actúa como un plan de seguro biológico contra los efectos corporales del estrés”, dice el Dr. Brogan. Veinte minutos, tres veces por semana o más, de todo lo que te hace sudar es todo lo que se necesita.
Dieta Elimine los alimentos procesados, especialmente el azúcar y los carbohidratos refinados, que pueden aumentar la inflamación en el cuerpo. Coma un montón de alimentos naturales, incluyendo frutas y verduras, pastoreo de productos de origen animal y huevos y peces silvestres.
Meditar El Dr. Brogan dice que la meditación estimula la expresión de los genes que son poderosamente anti-inflamatorios. Sólo 10 minutos al día de atención plena, respiración profunda o diario de gratitud puede ayudar a mejorar su estado de ánimo.

Fuente: Mabel Nieto Esencianatural

lunes, 28 de noviembre de 2016

Emociones y Dolor de espalda




Nuestras Emociones se Ocultan en la Espalda

Las emociones y sentimientos reprimidos pueden causarnos enfermedades como gastritis o úlceras, pero también dolor de espalda. Esto está probado por estudios que concluyen que las emociones afectan a los dolores crónicos de espalda, y también dicen que en la zona frontal y en el núcleo del cerebro, es donde se crea el grado del padecimiento y su progreso.
Empezaremos por determinar, que la columna vertebral en sí misma, representa simbólicamente “el soporte que sentimos en la vida”. La forma en que nos sentimos fuertes, comprendidos, apoyados por la familia, apoyados por los amigos, etc. La columna vertebral es físicamente, el soporte de todas las cargas físicas y emocionales, es el pilar de nuestra existencia, no sólo por su función estructural, sino por lo que ella recubre y protege, nuestro sistema nervioso.

A través de la columna, el cerebro controla todos los movimientos físicos, psíquicos y biológicos, ordena y recibe mensajes de las diferentes partes del cuerpo. Esta información circula por los meridianos, la médula y los nervios de la espalda, principalmente. Se ha descubierto, que el dolor que provoca las lesiones, estaría relacionado con el estado emocional del cerebro. Nuestra actitud y pensamientos pueden determinar diferentes estadios de dolor.
La biodescodificación, relaciona las molestias de la espalda y sus síntomas con emociones bloqueadas, con emociones y sentimientos no conscientes. Muchas enfermedades (Síntomas), están relacionadas con la espalda, muchas de ellas, provocadas por pequeños desplazamientos de las vértebras que oprimen los nervios que sustentan nuestros órganos y distintas partes del cuerpo, o por desgaste de las mismas, traumatismos, etc. Pero sea cual sea el síntoma, es debido a una emoción, y dependiendo del grado de conflicto emocional, es la cantidad de dolor que se presenta.
Los estados emocionales también pueden afectar al resto de nuestro cuerpo, aunque en la espalda le generaran un trabajo extra, aquejando la respiración, impidiendo que entre el suficiente aire para mantener la fuerza necesaria. El estrés castiga nuestro estado físico y emocional, nos produce impotencia muscular, orgánica y hasta mental. La musculatura que cubre la parte superior de nuestra espalda indica como nos sentimos, si estamos contentos el cuello estará derecho, nuestro semblante relajado, y sin tensiones, pero si estamos tristes, nuestra mirada se dirigirá al suelo, igual que el cuello y la cabeza que se inclinarán hacia adelante.
También nos sentiremos cansados y desanimados, sin ninguna causa aparente, esto está provocado porque respiramos mal, y no tenemos la energía suficiente para actuar. La musculatura estará rígida, y la circulación sanguínea será lenta, tendremos dolor de cabeza, la vista cansada y el sistema digestivo con molestias.

Las Vértebras cervicales

Se relacionan con la comunicación y como afrontamos la vida. Representan nuestra flexibilidad para cambiar, para superar, para enfrentar lo que se vive. Un dolor en el cuello indica negación, rigor, y obstinación. Así que pregúntate, qué tan flexible eres o qué tan terco eres. Entre más seas obsesivo por hacer las cosas a tu manera y a tu modo y entre más te niegues a cambiar o a hacer cosas diferentes o a hacer las mismas cosas de manera diferente, más te dolerá el cuello. Y si amaneces con dolor en el cuello, no es que hayas dormido en mala posición, es por aquello que vienes pensando hace tiempo o unas horas antes en donde interviene tu necedad por no “cambiar en algo”…
Si el dolor de espalda, ocurre al nivel de los hombros, significa que existe una falta de apoyo emocional por parte de tus seres queridos. Te sientes sólo en ese importante proyecto, te sientes sin apoyo para hacer algo, necesitas amor y abrazos que te motiven. En el momento en que tu seguridad crezca y no necesites la aprobación de los demás, adiós dolor. Tú puedes.

Las Vértebras dorsales.

Son las vértebras a la altura del pecho, pero obviamente en la parte posterior. El dolor en éstas vértebras, provoca que nos inclinemos hacia adelante, como si cargáramos un gran peso en la espalda. Estas vértebras suelen doler cuando nuestra vida diaria está llena por responsabilidades que no queremos, que no aceptamos. Y puede ser tan simple como lavar los platos, planchar o cualquier actividad que “no nos gusta”. O puede ser cargar con la responsabilidad de mantener a toda una familia, cuidar de alguien, realizar un trabajo que no nos complace.
Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate qué estás haciendo que no te gusta o con qué responsabilidad estás cargando que no aceptas ni disfrutas. La parte central de la espalda, digamos entre el pecho y el ombligo, pero en la parte posterior, representan la culpa. Son las vértebras más pequeñas y menos flexibles de nuestra espalda. Los dolores en dichas vértebras, pueden deberse a angustia, estrés, inquietud, ansiedad, tristeza, pero sobre todo de culpabilidad por algo que hemos hecho o hemos dicho.
Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate en qué te has comprometido sin quererlo o por qué te preocupas más por los demás que por ti. ¿Te comprometiste a cuidad a tus sobrinos cuando en realidad querías ir a cortarte el cabello? Cosas tan simples como este ejemplo, pueden hacer que duela la parte media de la espalda, ya imaginarás un compromiso mayor. O una culpa mayor.

Las Vértebras lumbares.

Estas vertebras van desde tu cadera hasta tu coxis, esas que representan tu verdadera esencia y aquello que no puedes negar. Esta zona representa tu voluntad y tu equilibrio y hasta tu vida espiritual, tu verdadera naturaleza está determinada por esta zona. Tu puedes andar por la vida diciendo que vives en paz, que nada te preocupa, que tu vida es perfecta y feliz, pero de pronto, viene un dolor en esta parte que te dice: “la verdad es esta….” Necesitas preocuparte menos por el dinero… Necesitas moderación en tu vida sexual…. Necesitas vivir en equilibrio…. Necesitas tener fe….
Cuando hay dolor en esa zona, hay inflamación, y muchas veces de confunde con dolor de riñones, pero emocionalmente y en una gran mayoría de los casos, tener un dolor en estas vértebras, significa: “estoy gastando mucho dinero y me preocupa acabármelo”. Y cuando ya sentimos “piquetes”, es que nuestro miedo a quedar “pobres” es realmente grave.
Así que cada vez que sientas dolor en esta zona, además de analizar si realmente tu vida es tan buena como la pintas, piensa qué fue lo último que compraste o en qué gastaste que te hizo sentir que estabas “gastando mucho”. El simple hecho de tomar conciencia de que el dinero viene y va y que llegará más y que por gastado en “aquello” no quedarás pobre, te anulará el dolor.
Por eso la espalda es la zona de la fe, de tu esencia, porque debes confiar en que el universo proveerá y que jamás faltará.

Fuente: on

lunes, 21 de noviembre de 2016

Conflictos emocionales y dolor de cabeza


El Dolor de Cabeza y sus Conflictos Emocionales


El Dolor de Cabeza y sus Conflictos Emocionales

La cabeza es mi centro de comunicación, está vinculada a mi individualidad. Frecuentemente se le llama el “centro de mando”. Por ella pasan todas mis emociones y todas mis comunicaciones, por vía de mis cinco sentidos. Si vivo dificultades o enfermedades de la cabeza, debo preguntarme si vivo un conflicto referente a mis pensamientos y mi vida espiritual o mi crecimiento personal.
Esto se explica por el hecho que la cabeza está constituida por huesos que están hechos de un tejido duro y que simbolizan mi energía espiritual, y que estos huesos rodean el tejido blando y los fluidos, que simbolizan mis energías mentales y emocionales. Si ambos aspectos están en armonía, habrá fusión de mi cuerpo y de mi mente. Sin embargo, si la sangre que está en mi cabeza, no circula bien o si ejerce una presión, esto me indica que tengo dificultad en expresar o recibir el amor y todo sentimiento que me habita (porque la sangre transporta mis sentimientos en todo mi cuerpo).

Dolor de cabeza

La cabeza tiene una relación directa con el Yo soy. Tener un dolor de cabeza (sobre todo en la parte superior de la misma) significa que la persona se la golpea con “yos” desvalorizantes. Hay varias causas a los dolores de cabeza. Por ejemplo, el estrés y la tensión cuando me esfuerzo tanto como pueda “para estar” de cierto modo o de “para hacer” tal cosa.

¿Cuál es el conflicto emocional que se vive?

La persona que tiene dolor de cabeza se acusa de no ser esto o aquello y, sobre todo, de no ser suficientemente inteligente; se exige demasiado. Dice o piensa a menudo o varias de las expresiones siguientes: “Me rompo la cabeza”, “Estoy hasta la coronilla”, “No sé dónde tengo la cabeza”, “Ando de cabeza”, “Soy cabeza dura” o “Tengo la cabeza dura”, “Me doy contra la pared”, “Lo tengo en la cabeza”, “He perdido la cabeza”. Se desprecia en lugar de apreciarse.
Para quien tiene la impresión de que la cabeza va a estallarle, el mensaje es que deje de acumular tantas cosas en ella por miedo al juicio de los demás con respecto a lo que es o no es. Es posible que sea una persona que no se acepta, que se acusa de ser demasiado irreflexiva. También puede ser una persona que tiene miedo de “ir a la cabeza”, es decir, estar al frente, ser la primera, o mostrar la dirección.
Tener un dolor de cabeza, sobre todo en la frente, le indica a esta persona que se esfuerza demasiado por comprender todo. Debe darle tiempo al intelecto para que acumule suficientes datos en su memoria y que su inteligencia pueda hacer una síntesis y comprender.
El dolor de cabeza aparece frecuentemente cuando intento demasiado fuerte de realizar algo o cuando estoy obsesionado por esto que viene e inquieto por lo que me espera en el futuro. Vivo en este momento mucha ansiedad y preocupación. Así puedo reaccionar a fuertes presiones ejercidas por situaciones o acontecimientos que me rodean. Puedo vivir un sentimiento intenso de fracaso, duda, odio de sí que da vida a la crítica y, sobre todo la auto – crítica. Estoy cogido, “encajonado” en mi cabeza, no me gusta lo que veo, y me juzgo con severidad, dándome a mí – mismo “golpes de cabeza”.
El dolor de cabeza puede provenir también de la negación y de la supresión de mis pensamientos y de mis sentimientos que creo inaceptable o desaprobado. O bien no tengo el valor de expresarlos, o sencillamente no los escucho, porque racionalizo, intelectualizo todo lo que vivo. “¡Esto está bien, esto está mal!”. Quiero quizás comprender demasiado, ir demasiado de prisa, querer saber o tener respuesta a mis preguntas en seguida. Pero el tiempo quizás no ha llegado aún y debo desarrollar mi paciencia y mi confianza en que todo sucede en el momento justo. El dolor de cabeza expresa también emociones negativas que están “cogidas en la trampa”, en mi cabeza, tales como la inseguridad, el tormento, las ambiciones excesivas, la obsesión de ser perfecto, que causan una dilatación sanguínea.
Por ser la sede de cuatro de los cinco sentidos, la cabeza es una parte del cuerpo muy importante. Cuando te duele, ello te impide ver, oír y oler bien, y decir lo que responde a tus verdaderas necesidades, lo cual te aleja de lo que quieres ser.

¿Cómo se libera esa emoción biológica?

Debes establecer el contacto con tu Yo soy verdadero, es decir, lo que eres en ese momento. Tienes que dejar de forzar a Ser lo que crees que los demás quieren que seas. Relaja tu mente, deja de querer comprender todo mentalmente y permítete ser más tú. Si utilizas una o algunas de las expresiones antes citadas, date cuenta de que el miedo oculto detrás de ellas no es bueno para ti.
Un dolor de cabeza al nivel de la frente se referirá más a una situación en mi trabajo o vinculada a mi papel social pero si se sitúa lateralmente (cerca de las sienes), más bien es mi lado emocional (familia, pareja) el que está implicado. Cualquier sea la causa, el dolor de cabeza está directamente vinculado a mi individualidad y debo aprender a ser más paciente y más flexible hacía mí y los demás. “Mis ideas son cada vez más claras”, y aprendo a dar el lugar que corresponde tanto a mi intelecto como a mis emociones, para alcanzar el equilibrio. Entonces estaré más en armonía conmigo mismo, me sentiré la cabeza más liberada y ligera.

Migrañas

La migraña común se caracteriza por la aparición violenta de dolores intensos en un lado de la cabeza, a menudo acompañados de náuseas y vómitos, que pueden durar algunas horas a varios días. Puede presentarse precedida de trastornos visuales. Existe también la migraña acompañada, que es mucho más grave, ya que puede afectar además el campo visual y a la elocución.
Esta enfermedad tiene una relación directa con el YO SOY de la persona afectada. En general se manifiesta en la persona que no se concede el derecho de ser lo que quiere, incluso antes de que la migraña aparezca. Por ejemplo: una adolescente quería SER artista, pero se dejó convencer por sus padres para estudiar otra carrera. Padecía migrañas en la medida en que no se había concedido el derecho a seguir la dirección deseada. Las migrañas frecuentemente están asociadas a trastornos de la visión y la digestión. Ya no quiero ver y no quiero digerir lo que sucede en mi vida. Son angustias, frustración frente a una situación en la cual soy incapaz de tomar una decisión.

¿Cuál es el conflicto emocional que se vive?

Las migrañas se producen en la persona que se siente culpable por atreverse a cuestionar a aquéllos que tienen mucha influencia sobre ella. Incluso puede no ser consciente de lo que realmente quiere. Con frecuencia vive en el “no puedo”, hasta el extremo de vivir a la sombra de alguien. Además, las personas que sufren de migrañas suelen tener dificultades en su vida sexual porque no están en contacto con su poder creativo, simbolizado por la región de los órganos genitales. Hay conflicto entre mis pensamientos, mi intelecto que está sobre cargado, mis necesidades y deseos personales. ¿Me siento a la altura o tengo la sensación de ser incompetente, sobre todo en el plano intelectual?

¿Cómo se libera esa emoción biológica?

Hay que plantearse la siguiente pregunta: “¿Si todas las circunstancias hubieran sido o fueran perfectas a mi alrededor, qué es lo que hubiera querido Ser o qué es lo que quiero Ser?”. A continuación, observa lo que te ha impedido manifestarlo hasta este momento y descubrirás la forma de pensar que te perjudica, que te impide ser tú mismo/a. Ya no necesitas creer que dependiendo de los demás vas a ser más querido. Además concédete el derecho de tener esos temores y de tomarte el tiempo necesario para llegar a tu meta.
Debo tomar consciencia de que estoy huyendo de lo que me molesta o que siento incomprensión y una carencia de amor por parte de alguien. Debo comprender que, cuando tengo una migraña, tengo una toma de consciencia por hacer. Debo cambiar cosas y debo ser capaz de cambiarlas, es decir de pasar a la acción. Al darme un tiempo de pausa la migraña, puede ser también un modo de lograr más amor y atención. Dejo los acontecimientos fluir libremente en mi vida y recibo a cambio alegría, paz, armonía.

Fuente: on

lunes, 14 de noviembre de 2016

Conflictos emocionales y Rodillas


Las Rodillas y sus Conflictos Emocionales

Las Rodillas y sus Conflictos Emocionales


Todos en algún momento hemos padecido algún dolor en las rodillas, unos con más intensidad que otros. Alguna vez has pensado que este síntoma, dolor, es causado por un “Conflicto emocional dentro de nosotros mismos”. Comprendo que es difícil entenderlo de esta manera, sin embargo te invito a que averigüemos que hay detrás de cada padecimiento de rodillas.
Sentido Biológico “Movimiento”: Doblegarse, arrodillarse, someterse. Conflicto: Desvalorización

¿Qué es un conflicto emocional vivo?

Si presento cualquier síntoma en mis rodillas, estoy viviendo un conflicto emocional de desvalorización relacionado con la acción de arrodillarse, de doblegarse a los demás, de someterse a alguien o a algo (siempre que ésta acción no implique un honor).

Son conflictos de obediencia, de sumisión a la autoridad real o simbólica. Situaciones de imposibilidad de actuar según los propios deseos, resistencia a someterse a la ley del padre.
“Me obligo a hacer” o “me obligan a hacer”. Es una muestra de mi “sometimiento”. De lo que me “pesa” hacer. Siento que debo entregar resultados obligadamente, y que si dejo de hacer algo le fallo a los demás y me fallo a mí mismo. Me quejo y puedo contestar, reclamar, incluso puedo decir o gritar que ya no haré más tal cosa, pero la sigo haciendo. Las rodillas en sí mismas, representan mi flexibilidad, mi amor propio, mi orgullo, y mi testarudez, por lo que cualquier síntoma en ellas, significa que no puedo ser flexible, me lastiman mi amor propio, me hieren en mi orgullo. Indica problemas en la adolescencia, relacionados sobre todo con la sumisión al padre, la obligada obediencia y el deseo de no ceder.

¿Cuál es la emoción biológica?

Si hay inflamación: La situación se vive con rabia; si además aumenta el líquido sinovial, tendremos en cuenta los referentes de la persona; una distensión de ligamentos alude a una desvalorización que debilita en el futuro.
Cualquier síntoma que perjudique la función de mis rodillas, es una señal de que no soy flexible a la hora de planear mi futuro. Si a mí me duelen las rodillas quiere decir que soy una persona necia, testaruda y que prefiero el dolor a doblegarme ante ideas o consejos de los demás. Este dolor me dice que debo ser más flexible y me impide doblegarme/arrodillarme ante quien no deseo hacerlo, me ayuda a estar en Coherencia (Sentir, pensar y hacer lo mismo).
No debo tener miedo de perder el control si acepto ideas nuevas de los demás y si me permito enfocar mi futuro. Debo dejar de pensar que doblegarme ante nuevas ideas, significa arrodillarme ante nada o nadie o bien aparecer como persona sumisa. Mi dolor en las rodillas:
  • Puede ser mi miedo a ser como mis padres.
  • Puede ser mi negativa a cuidar a mi madre o padre.
  • Puede ser mi negativa a abandonar el hogar.
  • Puede ser mi falsa idea de que no puedo hacer mi vida por cuidar a mis padres.
  • Puede ser por obligarme a cuidar mis hijos aunque ellos ya tengan 30 años.
  • Puede ser por obligarme a cuidar a mis nietos cuando no son mi responsabilidad.

¿Cómo libero esa emoción?

Dejar de ser obstinado y orgulloso, comprendiendo que me estoy haciendo daño por no cambiar mis creencias. Primero hago las cosas por gusto, luego me obligo a hacerlas, luego me obligan a hacerlas y mientras tanto, yo me hago más daño cada día.
Por ejemplo: Puedo cocinar por gusto cuando me caso. Después, puedo cocinar hasta que mis hijos se casen y hagan su vida, pero luego me descubro cocinando para mis hijos, yernos y nueras todos los días, porque a eso los acostumbré, y luego, llega el día en que si yo no cocino, me reclaman. Debo ser flexible pero muy determinante, para dejar en claro que cuando yo hago una cosa por gusto lo disfrutaré, pero que dejaré de hacer eso que me pidan o yo decida, cuando ya no sea algo que disfrute.
“Puedo ser un hijo cariñoso, hacer mi vida con quién me parezca, visitar a mi madre con gusto los fines de semana, pero que mi madre me obligue a visitarla todos los fines de semana porque “es costumbre familiar” (su costumbre, claro) e impedirme con eso hacer lo que realmente quiero con mi esposa e hijos, no se vale y no lo permito”.
Las personas que sufren de las rodillas, Siempre hacen cosas obligadas por alguien más u obligadas por sí mismos:
  • Debo obedecer a mi jefe, me someto ante lo que quiera.
  • Tengo que llevar a mi madre al doctor, cuidarla, llamarla.
  • Tengo que limpiar rápido, antes de que llegue mi marido.
  • Debo llevar a mi nieta a la escuela porque mi hija no puede.
  • Tengo que “agacharme” para pedir dinero a mis padres.

¿Qué conflicto emocional estoy viviendo?

Sumisión. Problemas ligados a la adolescencia (donde se concentra la autoridad), “Estoy en sumisión y no quiero ceder, ¡no! y ¡no!”. Están los cuatro puntos de desvalorización: Evaluación, resultado obligatorio, falta de respeto, la dirección. Hay que buscar gestos habituales de las personas, como por ejemplo, subir escaleras, saltar vallas.
Resentir: “No puedo hacer lo que quiero”. “No quiero someterme a la ley del padre (real o simbólico)”. “Me gustaría tener un poco más de dulzura en mi sumisión”. “Estoy de acuerdo en someterme, pero dulcemente”.
Conflictos
1. La desvalorización, que es el resultado que quiero.
2. La sumisión.
3. La adolescencia.
4. La dirección: Conflictos de elección (profesional, sentimental, sexual, pero a nivel de emociones)

Problemas en las rodillas

Cada región de la rodilla esta íntimamente relacionada con un rasgo de nuestra personalidad. Para eso debemos determinar exactamente donde esta ubicada la dolencia o que tipo de problemas tenemos, y así observaremos mensajes cada vez más claros.
La lateralidad:
  • Rodilla derecha en una persona diestra: “Yo he querido irme, he deseado irme pero no he podido”. Acción contrariada “¿A qué me obligan?”.
  • Rodilla izquierda en una persona diestra: “Me he ido pero siento haberme marchado”. Deseo contrariado ¿A qué me obligo?”.
    En una persona zurda se invierte en ambos casos. Para un zurdo, la rodilla derecha nos da una información de deseo contrariado y la izquierda de acción contrariada.
Localización:
  • La cara interna de la rodilla tiene un matiz de oposición con ira.
  • La cara externa, sobre la cabeza del peroné, rencor ante una situación a la cual no quiero someterme.
  • La zona posterior (hueco poplíteo) es sumisión con relación al territorio.
  • La cara anterior de la rodilla, significa no querer rendirse.
Problemas en las articulaciones: Representan cambios en la orientación de la vida, y la dificultad con que se llevan a cabo. Resistencia al cambio. Los cambios producen miedo.
Artrosis de rodilla o Gonartrosis: No me respeto lo suficiente. Conflicto: Sumisión. Resentir: “Por favor, un poco mas de humalidad, flexibilidad…”, “Estoy de acuerdo en someterme, pero va demasiado rápido”, “Por favor pare”.
Enfermedad de Osgood Schalatter: Esta enfermedad específica es una tendinopatía de inserción, y que afecta a pacientes de entre 10 y 16 años; (La lesión se produce en la zona de inserción del tendón rotuliano en la tuberosidad tibial). El tendón tira y arranca el Periostio. El dolor, en este caso, se manifiesta durante y después del ejercicio.
Conflicto: Desvalorización en lo que hago en el presente + sumisión durante varios meses. Resentir: “No quiere pasar por la ley del padre, no quiere doblegarse, no quiere someterse”, “soy nulo”, “no he consigo resultados”, “me he sentido impotente” y además “me ha faltado al respeto”.
Cápsula articular: Su función es la protección, “no tengo protección”.
Sinovitis: Derrame sinovial en la rodilla: Me mostré sumiso y me arrodillé ante algo o alguien. Conflicto de sumisión con una tonalidad de querer que todo se calme, que se arregle suavemente. Fabrico más lubricante (aceite, agua, referentes). Añadimos conflicto de falta de protección. Resentir: “Quiero ser más aceptable”. “Me gustaría tener un poco más de dulzura en mi sumisión, por favor”. “Estoy de acuerdo en someterme, pero dulcemente”
Las Mesetas Tibiales: Tiene forma de balanza: Simbólicamente es la justicia, la falta de equilibrio (obligada a aceptar una situación injusta, quiere ser madre pero no cree en la familia.
Conflicto: Sumisión. Resentir: “No puedo hacer lo que quiero”, “No quiero someterme a la ley del padre” También podemos valorar la asociación de la tibia con la “madre”.
Los meniscos: Los conflictos se relación con su función de “adaptar” el movimiento y “amortiguar” el impacto del peso. Son situaciones de imposibilidad de adaptarse a las órdenes o amortiguar el exceso de presión.
La rótula o patela: Se relaciona con un aspecto de futuro, con proyectos, con no poder o no tener derecho a organizar el futuro, “romper” los proyectos de futuro (en caso de fractura).
Ligamentos cruzados: Cruce de caminos, cruce de especies, cruce de hierro (espadas), cruce de miradas.
Ejemplo de un caso del Dr. Slomon Sellam: Una mujer que trabaja en la seguridad social y viene a verme porque ha sido operada dos veces de los ligamentos cruzados porque se han roto las dos veces. Tiene una rodilla muy hinchada, le duele mucho y se cuestiona que si la cirugía no ha funcionado debe haber algo psicosomático. Lo pruebo todo y me queda un último recurso. Cojo un diccionario sobre la lengua francesa, tres tomos sobre el origen y significado de las palabras. A veces la clave está en ello. Busco “cruzados”, el problema no está en el ligamento y le leo el texto.
Genu valgo: Memorias de incesto o violación. Resentir: “Intentan evitar una violación”. Son pistas bastante delicadas, y son conflictos transgeneracionales. El problema es de cadera, no de rodilla, pero se expresa en la rodilla. Hay que descodificar la cadera (conflictos de oposición).
Genu varo (Piernas arqueadas): Conflicto: Tener hijos. Resentir:”Me hubiera gustado tener un hijo”. Al igual que en el genu valgo, se trabaja con la cadera.
Hiperlaxitud: Hablamos del Síndrome de Hiperlaxitud cuando existen una serie de síntomas que acompañan a la hiperlaxitud articular. Estos síntomas son muy diversos y se localizan tanto en el aparato locomotor (dolor articular, esguinces, luxaciones y subluxaciones frecuentes, dolor de espalda, lesiones de tejidos blandos como bursitis, epicondilitis) Resentir: “Como soy yo el que está en el interior, quiero salir de esta situación”, “Quiero más libertad”.
Bursitis: Inflamación de la bursa (estructura en forma de bolsa que se sitúa entre huesos, tendones y músculos, con una función facilitadora del movimiento de estas estructuras entre sí. Añadir el significado de la articulación en que se encuentra + Cólera reprimida, deseos de golpear a alguien.

Fuente on

lunes, 7 de noviembre de 2016

Sintomas, que hacer

Hola, Yo Soy Tu Síntoma

¡Hola! Yo tengo muchos nombres: dolor de rodilla, grano, dolor de estómago, reumatismo, asma, mucosidad, gripe, dolor de espalda, ciática, cáncer, depresión, migraña, tos, dolor de garganta, insuficiencia renal, diabetes, hemorroides, y la lista sigue y sigue.
Hola, Yo  Soy Tu SíntomaMe he ofrecido como voluntario para el peor trabajo posible: ser el portador de noticias poco gratas para ti. Tú no me comprendes, nadie me comprende. Tú piensas que quiero fastidiarte, echar a perder tus planes de vida, todos piensan que quiero entorpecerles, hacerles daño o limitarles. Y no, eso sería un completo disparate. Yo, el síntoma, simplemente intento hablarte en un lenguaje que comprendas. Que entiendas.

A ver, dime algo, ¿Tú irías a negociar con terroristas, tocando a su puerta con una flor en la mano y una camiseta con el símbolo de “paz” impreso en la espalda? ¿No verdad?
Entonces, por qué no comprendes que yo, el síntoma, no puedo ser “sutil” y “suavecito” cuando debo darte el mensaje. Me golpeas, me odias, con todo el mundo te quejas de mi, de mi presencia en tu cuerpo, pero no te tomas ni un segundo en razonar y tratar de comprender el motivo de mi presencia en tu cuerpo.
Sólo te escucho decirme: “Cállate”, “vete”, “te odio”, “maldita la hora en que apareciste”, y mil frases que me hacen impotente para hacerte comprender. Pero yo debo mantenerme firme y constante, porque debo hacerte entender el mensaje.
¿Qué haces tú?
Me mandas a dormir con medicinas. Me mandas callar con tranquilizantes, me suplicas desaparecer con antiinflamatorios, me quieres borrar con quimioterapias. Intentas días con día, taparme, sellarme, callarme. Y me sorprende ver que a veces, hasta prefieres consultar brujas y adivinos para que de forma “mágica” yo me vaya de tu cuerpo. Y yo, cuando mi única intención es darte un mensaje, soy totalmente ignorado.
Imagínate que soy esa alarma con sirena en el Titanic, esa que intenta de mil formas decirte que de frente hay un Iceberg con el que vas chocar y hundirte. Sueno y sueno por horas, por días, por semanas, por meses, por años, intentando salvar tu vida, y tú te quejas porque no te dejo dormir, porque no te dejo caminar, porque no te dejo trabajar, pero sigues sin escucharme…
¿Vas comprendiendo?
Para ti, yo el síntoma, soy “La Enfermedad”. Qué cosa más absurda. No confundas las cosas. Y vas al médico, y pagas por docenas de consultas médicas. Gastas dinero que no tienes en medicamento tras medicamento. Y sólo para callarme. Yo no soy la enfermedad, soy el síntoma.
¿Por qué me callas, cuando soy la única alarma que está intentando salvarte?
La enfermedad, “eres tú”, “es tu estilo de vida”, “son tus emociones contenidas”, eso sí es la enfermedad. Y ningún médico aquí en el planeta tierra, sabe cómo combatir enfermedades. Lo único que hacen es combatirme, combatir el síntoma. Callarme, silenciarme, desaparecerme. Ponerme un maquillaje invisible para que tú no me veas.
Y sí, está bien si ahora que lees esto, te sientes un poco molesto sí. Esto debe ser algo como un “golpazo a tu inteligencia”. Está bien si por ahora te sientes un poco molesto o frustrado. Pero yo puedo manejar tus procesos bastante bien y los entiendo. De hecho, es parte de mi trabajo, no te preocupes. La buena noticia es que depende de ti no necesitarme más. Depende totalmente de ti, analizar lo que trato de decirte, lo que trato de prevenir.
Cuando yo, “el síntoma”, aparezco en tu vida, no es para saludarte, no. Es para avisarte que una emoción que contuviste dentro de tu cuerpo, debe ser analizada y resuelta para no enfermarte.
Deberías darte la oportunidad de preguntarte a ti mismo: ¿por qué apareció este síntoma en mi vida?, ¿qué querrá decirme? ¿Por qué está apareciendo este síntoma ahora? ¿Qué debo cambiar en mí para ya no necesitar de este síntoma?
Si dejas este trabajo de investigación, sólo a tu mente, la respuesta no te llevará más allá de lo que has hecho años atrás.Debes consultar también con tu inconsciente, con tu corazón, con tus emociones.
Por favor, cuando yo aparezca en tu cuerpo, antes de correr al doctor para que me duerma, analiza lo que trato de decirte, de verdad que por una vez en la vida, me gustaría ser reconocido por mi trabajo, por mi excelente trabajo. Y entre más rápido hagas conciencia del por qué de mi aparición en tu cuerpo, más rápido me iré.
Poco a poco descubrirás, que entre mejor investigador seas, menos veces vendré a visitarte. Y te aseguro que llegará el día en que no me vuelvas a ver ni a sentir. Al mismo tiempo que logres ese equilibrio y perfección como “analizador” de tu vida, tus emociones, tus reacciones, tu coherencia, te garantizo que jamás volverás a consultar a un médico ni a comprar medicinas.
Por favor, déjame sin trabajo. O ¿piensas de verdad que yo disfruto lo que hago? Te invito a que reflexiones, cada que me veas aparecer, el motivo de mi visita. Te invito, a que dejes de presumirme con tus amigos y familia como si yo fuera un trofeo.
Estoy harto de que digas: “Ay pues yo sigo con mi diabetes, ya ves que soy diabético”.”Ay pues ya no aguanto el dolor en mis rodillas, ya no puedo caminar”.”Siempre yo con mis migrañas”.Me presumes como si yo fuera un tesoro del cual no piensas desprenderte jamás.
Mi trabajo es vergonzoso. Y te debería dar vergüenza presumirme ante los demás. Cada que me presumes, realmente estás diciendo: “Miren que débil soy, no soy capaz de analizar ni comprender mi propio cuerpo y mis propias emociones, no vivo en coherencia, ¡mírenme, mírenme!. Por favor, haz conciencia, reflexiona y actúa. Entre más pronto lo hagas, más rápido me iré de tu vida.
Si dejas el trabajo sólo a tu mente, la respuesta no te llevará más allá de lo que lo ha hecho años atrás. Sin embargo, si preguntas a tu subconsciente, a tu corazón, obtendrás respuestas muy claras que verdaderamente te ayudarán a continuar adelante.

Fuente:on

lunes, 31 de octubre de 2016

Significado del dolor en el cuerpo y las enfermedades

El Significado de las Enfermedades y los Dolores Corporales

El Significado de las Enfermedades y los Dolores Corporales

La metamedicina, también llamada medicina metafísica, busca ir más allá de la medicina tradicional. Para ello, trasciende el plano físico -el cuerpo y sus síntomas- para buscar las causas psicológicas o espirituales de la enfermedad. Recupera así la dimensión de la mente y el alma. Se basa en una visión holística que considera que las dolencias son producto de nuestros patrones de pensamiento o creencias. De este modo, cuando una forma de hablar y pensar se vuelve costumbre, se lo termina expresando en comportamientos y posturas corporales, formas de estar y mal estar.
Bajo estos supuestos, la metamedicina recupera el significado de los síntomas y entiende que la única curación auténtica proviene del deseo sincero de querer sanar. Esto puede motivar a una persona a hacer los cambios necesarios en aquellas actitudes, sentimientos y emociones que ocasionan su sufrimiento.
Al comprender el patrón de pensamiento que se esconde detrás de tus enfermedades, podrás hallar las claves para lograr la autocuración.

El corazón representa el amor, la sangre y el júbilo

Este órgano se alimenta del amor para bombear júbilo por nuestras venas. Al privarnos de estos dos sentimientos, el corazón se enfría y la circulación se vuelve perezosa. Así llegan la anemia, la angina de pecho y los ataques cardíacos. Para evitar las enfermedades cardíacas, debemos lograr hacer a un lado los problemas en los que nos enredamos cotidianamente para disfrutar de los placeres de la vida.

Los oídos representan la capacidad de escuchar.

Los problemas en los oídos manifiestan que no queremos enterarnos de algo que nos está pasando o que aquello que escuchamos nos enoja. Por ejemplo, los niños suelen padecer problemas en esta parte del cuerpo ya no se los deja manifestar su enfado. Se encuentran, al mismo tiempo, con la incapacidad de modificar las cosas.

La cabeza nos representa a nosotros mismos.

Es la parte de nuestro cuerpo por la que nos suelen reconocer. Cuando algo está mal en esta región se debe a que sentimos que algo está mal en nosotros mismos. Los dolores de cabeza, por ejemplo, pueden provenir del hecho de que nos desautorizamos. Así, quienes padecen migrañas o jaquecas suelen ser personas muy perfeccionistas con sí mismas que se presionan en exceso. Esto genera una intensa cólera reprimida.
La próxima vez que sientas un dolor de este tipo, piensa de qué manera y en qué momento has sido injusto contigo mismo. Cuando logres perdonarte y dejar de pensar en ello, el dolor de cabeza desaparecerá.

El pelo representa la fuerza.

Al estar tensos y asustados, podemos generar tanta tensión en el cuero cabelludo que no lo dejemos respirar, provocando la muerte de los folículos y la caída del cabello. Si la tensión se mantiene, el folículo seguirá estando tan tenso que el pelo nuevo no podrá salir. El resultado seria la calvicie. Se trata de comprender que la fortaleza real radica en la serenidad, en estar centrado y relajado, y no en la tensión.

Los ojos representan la capacidad de ver.

Cuando tenemos un problema con ellos, generalmente se debe a que hay algo que no queremos ver, ya sea en nosotros mismos o en la vida pasada, presente o futura. Se conocen experiencias de curación impresionantes en personas que han accedido a retroceder en el tiempo para encontrarse con aquello que no querían ver y desecharlo.

Las articulaciones permiten la producción de movimientos con gracia y soltura.

Cuando están agarrotadas, nuestro cuerpo se torna rígido e inflexible, perdiendo así capacidad de expresión. Su inflamación denota resistencia o irritación con respecto al movimiento. Puede tratarse de un temor a lo que nos espera por delante o la dificultad de someternos a ello. La energía se desplaza por las articulaciones, de modo tal que una dolencia en alguna de ellas indica que estamos tomando la fuerza de esa parte de nuestro cuerpo. El motivo se vincula con la zona afectada.
Por ejemplo, las articulaciones del hombro, codos y muñecas nos permiten el flujo desde el corazón hasta las manos para que podamos expresar nuestros sentimientos afectivos. Además, permiten darle rienda suelta a nuestra creatividad y nuestras aptitudes manipuladoras y ejecutivas. Cualquier problema en alguna de ellas, puede implicar un temor a expresar esa energía, una contrariedad o resistencia a ello.

Los senos paranasales: la irritación que alguien nos está generando.

Se trata de los problemas que se manifiestan en la cara, en la zona más cercana a la nariz. Suelen ser la manifestación de la irritación que nos genera una persona muy cercana. Incluso es posible que sintamos que ese individuo nos sofoca o aplasta.

La espalda: nuestro sistema de apoyo.

Cuando tenemos problemas con ella, es porque no nos sentimos apoyados. La parte superior de la espalda se relaciona con la sensación de falta de apoyo emocional. La parte media, con la culpa, lo que ocultamos y no queremos ver. Puedes ver conflictos emocionales de la espalda:Cervicales, Dorsales, Lumbares. Puedes leer el articulo : Nuestras Emociones se Ocultan en la Espalda.

La garganta: la capacidad de hacernos valer y el flujo creativo en nuestro cuerpo.

Se vincula con nuestra capacidad de defendernos verbalmente, de pedir lo que queremos y expresar lo que somos. Si está afectada, suele ser porque no sentimos que tengamos derecho a hacer esas cosas, es decir, a hacernos valer. También representa el flujo de creatividad en nuestro cuerpo. Cuando frustramos y sofocamos nuestro potencial creativo, es frecuente que aparezcan los síntomas. Es el caso de aquellas personas que viven complaciendo a otros. El dolor de garganta siempre se asocia con un enojo, siendo su máximo exponente la laringitis, enfermedad en la que la bronca es tal que no se puede hablar. Si el dolor va acompañado por un resfrío, es porque además hay confusión mental.
La amigdalitis y los problemas tiroideos también son creatividad frustrada que no encuentra cómo expresarse. Cuando nos resistimos al cambio, o estamos intentando hacerlo, es frecuente que tengamos mucha actividad en la garganta. Cuando tosas, pregúntate: ¿Qué es lo que se acaba de decir? ¿A qué estoy reaccionando? ¿Es resistencia y obstinación o se está produciendo un proceso de cambio?

El exceso de peso y los temores.

Representa una necesidad de protección vinculada tanto a temores específicos como a un miedo general a la vida. La mejor manera de combatir la obesidad no se encuentra en las dietas, si no en aprender a amarse y aprobarse a uno mismo. Al contrarrestar los pensamientos negativos, es posible resolver el problema del peso.
Las hinchazones del cuerpo, por su parte, representan atascos en el estado emocional. Estos son producto de aferrarnos al recuerdo de situaciones que nos hirieron. Librarnos de esas memorias puede ayudarnos a resolver estas dolencias.

Las piernas: el miedo al progreso.

Como son lo que nos mueve hacia adelante, los dolores en esta parte del cuerpo suelen señalar un miedo a avanzar o una renuncia a seguir andando en una dirección. Las venas varicosas indican que estamos en un trabajo o un lugar que nos enferma. Cuando esta afección aparece, las venas pierden su capacidad de transportar energía.
Las rodillas, como el cuello, se relacionan con la flexibilidad. Cuando avanzamos, nos da miedo inclinarnos y nos ponemos tiesos porque no queremos cambiar nuestra forma de ser. Así se vuelven rígidas las articulaciones. Las rodillas tardan en curarse porque lo que está en juego es nuestro yo. Cuando tengas problemas con ellas, pregúntate de qué estás justificándote y ante qué te estás negando a inclinarte.

Los accidentes son expresiones de cólera.

Denotan una acumulación de frustraciones en aquellas personas que no se sienten libres para expresarse o hacerse valer. También señalan rebelión contra la autoridad. La bronca que genera esto termina volviéndose contra ellas mismas. Por otro lado, cuando nos sentimos culpables, un accidente es una forma de castigarnos. Al mismo tiempo, nos permite ubicarnos en el lugar de víctimas y recurrir a la compasión de los otros. Se trata de pensar que nosotros somos los que los generamos, no el destino.

La contrapartida emocional de algunas enfermedades

  • La anorexia y la bulimia son la expresión máxima de odio hacia uno mismo. Se trata de identificar qué es lo que vemos tan mal y cambiar la visión que tenemos de nosotros mismos para alcanzar la aceptación.
  • La artritis se origina en una constante actitud de crítica hacia uno mismo o hacia los demás. Quienes padecen esta enfermedad suelen ser ellos mismos muy cuestionados, por lo cual frecuentemente son muy perfeccionistas.
  • El asma denota un amor que sofoca. Así, afecta a personas que no sienten que tengan derecho a respirar por sí mismos.
  • Los abscesos, quemaduras, cortes, fiebres, llagas e inflamaciones indican cólera que se expresa en el cuerpo. Hay que buscar la manera de dejar salir la presión acumulada de una manera inofensiva.
  • El cáncer es una enfermedad causada por un profundo resentimiento contenido durante mucho tiempo. Cuando en la infancia algo destruye nuestro sentimiento de confianza, nunca se olvida esa experiencia. Esto hace que el individuo viva compadeciéndose de sí mismo. La vida se presenta entonces como una serie de decepciones, con lo cual se vuelve muy sencillo culpar a otros de nuestros problemas. Las personas que tienen cáncer suelen ser también autocríticas.
Al lograr amarnos a nosotros mismos, recordamos que las situaciones las creamos nosotros. Nuestra frustración no es culpa de otras personas. Recuerda que tú puedes sanar.

Fuente:on