jueves, 11 de septiembre de 2014

El fracaso de los padres se llama Trastorno por Déficit de Atención (?)

El fracaso de los padres se llama Trastorno por Déficit de Atención


 Freud, especialista en niños, sugirió a los padres de niños medicados por TDAH acercarse a terapeutas que entiendan que los fármacos son peligrosos. // Foto: Especial
Freud, especialista en niños, sugirió a los padres de niños medicados por TDAH acercarse a terapeutas que entiendan que los fármacos son peligrosos. // Foto: Especial
Debido a su alta propagación parecería que el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un virus, lamenta Joseph Knobel Freud, psicoanalista infantil y fundador y docente de la Escuela de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de Barcelona, España.“En 1950 uno de cada 10 mil niños lo padecía, ahora lo tiene el 13 por ciento de la población. En 2011, tan sólo en Estados Unidos, el 10 por ciento de la población infantil padecía esta enfermedad, pero en 2012 se duplicó. En España hay primarias donde la mitad de su alumnado está consumiendo Ritalín, fármaco recetado por psiquiatras y neurólogos para inhibir la hiperactividad de niños diagnosticados con TDAH. En México, aunque no hay datos precisos, los diagnósticos con niños que padecen el trastorno y por ende, el consumo de la medicina, va al alza” lamenta este especialista.El doctor Joseph Knobel Freud impartió un Seminario para profesionales de la salud mental del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia (CEEPI), cuyo nombre fue ‘Desmedicalización Infantil: TDA, Negativismo Desafiante y otras Etiquetas’. La sede, el Hospital General Dr. Manuel Gea González.
“La verdadera pandemia es la medicación de la vida cotidiana y esto aplica a niños que con toda certeza no padecen TDAH. El trastorno es el resultado del fracaso de los padres de familia y de los maestros, porque son incapaces de observar que los niños están deprimidos por diversas razones y la hiperactividad que manifiestan es el efecto del problema. Lo más fácil es medicarlos, sin embargo, en unos años veremos que habrá sociedades de adultos dependientes y con altas probabilidades de ser adictos a las drogas”, explicó Knobel Freud.
El estudioso explicó que existen ejemplos de peso que sustentan sus teorías. “El 90 por ciento de los niños que fueron diagnosticados con TDAH a nivel mundial tiene a sus padres separados o divorciados. La  hiperquinesia de los niños es sólo una manera de expresar lo mal que se sienten por una realidad que no comprenden y les lastima. Los niños no han desarrollado el lenguaje adulto y no tienen palabras para expresar lo que sienten. No están enfermos sólo es que los adultos son incapaces de analizar que ellos mismos son el origen del problema. Lo que necesitan los niños, pero mucho más sus padres, es una terapia psicológica”, dijo.
Knobel Freud fue más allá. “El TDAH no existe como enfermedad, repito, el fracaso de los padres se llama TDAH. Pueden estar deprimidos y expresar una situación que implica abuso sexual o maltrato infantil. Es indispensable averiguar el origen del problema y verán que el padecimiento es inexistente”.El terapeuta dijo que la supuesta existencia del TDAH ha permitido algo muy peligroso: que los profesores, mediante el Test de Colman, evalúen a un niño y digan si éste padece TDAH, situación anormal, porque su función es educativa, no de diagnóstico.Freud pide a los padres de los niños diagnosticados con TDAH y medicados por esa razón que olviden los fármacos. “He visto chicos en consulta que no se mueven, que dan ganas de zarandearlos para que reaccionen porque están bajo el influjo de los medicamentos”.Freud recuerda el caso de un chico a quien diagnosticaron con TDAH por su excesivo descontrol; el niño acudía a la consulta de las cuatro de la tarde casi dormido a causa de los medicamentos.
Durante la terapia Freud descubrió que el chico era inquieto debido a las fuertes y constantes peleas entre sus padres. Además, aprendió a controlar sus impulsos, “que es muy diferente a que no se mueva”.
Freud acepta la existencia de niños impulsivos pero no tolera que, lejos de averiguar qué motiva esa inquietud, se quiera tapar un problema medicando al pequeño. “Los psicoanalistas y los psicoterapeutas debemos averiguar el porqué de ese comportamiento; el chico de la terapia tenía miedo por la manera en que sus padres se trataban; tras una terapia familiar la situación mejoró y el niño se fue tranquilizando” cuenta.
Este método es paulatino. “No soy partidario de la rapidez, y debo decir que el cambio no se logró en un mes, casi tardamos un año, pero ese tiempo no tomó drogas, lo único que le metí fueron palabras. Los psicoterapeutas tenemos que defender la capacidad de las personas de hablar de sus problemas, no de taparlos con drogas”.Freud, especialista en niños, sugirió a los padres de niños medicados por trastornos como el TDAH acercarse a terapeutas que entiendan que los fármacos son peligrosos. “Además de los efectos secundarios, los medicamentos son malos en algunos casos porque siguen la lógica de ‘voy a buscar un elemento químico, externo a mi propia química, que provoque un cambio que yo no consigo’; las medicinas están bien para un dolor de cabeza”.
Joseph resalta que los medicamentos para los niños con TDAH son conocidos como ‘la pastillita de portarte bien” pues los niños están más tranquilos aunque el padre le pegue a la  madre, pero, en el fondo, la intranquilidad persiste y como el chico no sabe cómo procesarla siempre está inquieto y los padres y los terapeutas tapan el síntoma con un medicamento. “Cuando un padre le da al hijo un medicamento para acallar los síntomas le enseña la dialéctica de que algo de fuera te puede producir un estado mental diferente, así que cuando el joven fume marihuana el padre no podrá decirle que no pues desde que era un niño le administró metilfenidato para lograr el comportamiento deseado, le enseñó que es más fácil tomar un diazepam que aprender a relajarse” explica este especialista.
Freud insta a la gente interesada a buscar los manifiestos que apoyan el movimiento por la despatologización de la vida. “Las firmas de apoyo ayudan a la lucha contra las grandes empresas que quieren negociar con la salud de nuestros hijos, porque esto es un negocio, y eso es lo que más rabia da; si el Ritalín saliera de los árboles y fuera gratis le apuesto lo que quiera que no existiría el TDAH ni su respectivo  medicamento, hay un negocio detrás”.

Fuente:
http://ferriz.com.mx/te-recomendamos/el-fracaso-de-los-padres-se-llama-trastorno-por-deficit-de-atencion/

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La emoción y la atención

Puede un estado emocional como la tristeza influir en los mecanismos de atención? El trabajo de Antònia Pacheco y Fabrice Parmentier, investigadores del grupo de Neuropsicología y Cognición de la UIB, sugiere que si. Su investigación, publicada recientemente en la revista científica ‘Emotion’ de la American Psychological Association, muestra que el efecto de distracción es significativamente mayor, concretamente el doble, cuando se experimenta un estado de tristeza.
 
«Me dedico a estudiar los mecanismos de la distracción auditiva, es decir cómo cambios inesperados en el entorno auditivo pueden distraer y afectar a las tareas que realizamos en ese momento», explica Fabrice Parmentier. «El proyecto anterior, que finalizó el pasado mes de diciembre, indagaba sobre los mecanismos mentales responsables de la distracción, y como durante su desarrollo comenzó a trabajar conmigo Antonia Pacheco, que había realizado su doctorado sobre temas de emociones y ansiedad, decidimosexplorar las interacciones que podrían existir entre las emociones y la distracción auditiva».

«Aunque durante mucho tiempo la cognición y las emociones se han estudiado por separado sabemos que hay puentes entre ambas y que se influyen», añade. «Lo que queríamos investigar era si el estado emocional de una persona podría influir en los mecanismos de atención. Y una de las peculiaridades de este estudio era llevarlo a cabo con tareas que emplearán estímulos neutrales, es decir, que no son negativos y carecen de connotación emocional».

En el marco de esta investigación, se inducía la tristeza de manera controlada en un grupo de individuos mediante un procedimiento que combinaba música y recuerdos autobiográficos. Posteriormente, los participantes tenían que llevar a cabo una tarea de atención que permitía medir el efecto de distracción provocada por estímulos auditivos inesperados mientras intentaban concentrarse en una tarea visual.

«Los sujetos que participaron en la prueba tenían que categorizar números que salen en una pantalla de ordenador, y de vez en cuando se emitía un ruido blanco -un estímulo neutral que no activa ningún sentimiento particular-», informa Parmentier, «pero,previamente, en el laboratorio los habíamos inducido a la emoción. Manipulamos una muy especifica, la tristeza, porque es común y se manifiesta con fuerza en muchos trastornos como el bipolar o la depresión».

Para llevarles a esta cognición experimental los participantes tenían que pensar durante 24 minutos en el evento más triste de su vida, mientras de fondo sonaba una música que los investigadores ya habían seleccionado a partir de otros estudios anteriores y que sabían que creaba esta emoción. Posteriormente tenían que escribir sobre el tema, contando sus emociones.

«Antes y después de este procedimiento realizamos todo una serie de cuestionarios para verificar que lo que estamos manipulando es la tristeza y no otras emociones», apunta Parmentier. «y una vez concluida la inducción, ya comenzamos con la tarea informatizada de categorización de números con sonidos que tienen que ignorar».

Paralelamente se llevó a cabo otro experimento con un grupo control que fue sometido a las mismas pruebas, con la diferencia que lo quese les pedía era que recordaran la última vez que hicieron la compra en el supermercado mientras escuchaban una música neutral.

Cuando los investigadores miraron los datos en la tarea informatizada que permite determinar una medida del grado de distracción por el cambio auditivo, -que en este caso se traduce en los tiempos de reacción-, observaron que los sujetos en estado emocional de tristeza se distraían más, concretamente el doble.
En el futuro quieren entender por qué sucede. «Hay varias hipótesis generales sobre este tema», comenta Parmentier, «unas dicen que buscar distracción es una manera de superar el estado de tristeza; otras proponen que las emociones consumen recursos mentales y que esto podría tener efectos en tareas muy básicas».
En este sentido los investigadores están realizando un estudio en el que, usando los mismos procedimientos, inducen felicidad. «Lo que hemos visto hasta el momento es que este estado también genera distracción, pero con una diferencia, el efecto de postdistracción es mucho menor, tanto en comparación a la tristeza como al grupo control».
«Aunque todavía es prematuro, lo que parece indicar es que en el caso de la felicidad somos más capaces de superar el coste de la distracción y volvernos a centrar en la tarea, mientras que con la tristeza el efecto es mucho más duradero», concluye.

Fuente: el mundo