Creencias dañinas o falsas sobre el amor
- La media naranja. No somos medias naranjas. Esta
creencia nos lleva a pensar que somos una mitad en busca de la otra
mitad que nos complemente. Aunque con carencias, somos unidades enteras
que tienen que responsabilizarse de su propia felicidad.
- Sin ti no soy nada. No hay que ser todo de la otra persona.
Esta creencia indica reminiscencias del vínculo materno-filial. Cortar
el cordón umbilical es llegar a ser autónomo y, por tanto, libre.
- Juntos para todo. La pareja ha de comunicarse y
compartir, pero sólo se podrá compartir un espacio cuando éste se posee,
cuando cada cual tiene su parcela que mima y enriquece para uno mismo,
del que después hará cómplice al otro.
- Haz feliz a tu pareja y tu pareja te hará feliz a ti: el amor no es tan simple. La felicidad sólo puede ser compartida y ofrecida cuando cada una de las partes es feliz por sí misma. Entonces se podrá ser generoso y compartirla con el otro.
- Hay que ser un incondicional del otro. Un error. Si
la pareja no nos corrige cuando debe hacerlo, tampoco nos aplaudirá. Si
se impone la condescendencia generada por la obligación del vínculo, es
muy fácil terminar en la indiferencia.
- Hay que ser adivino del otro: esto no es magia. Nadie
puede saber con certeza qué piensa y qué siente su pareja. Ni siquiera
uno lo sabe de sí mismo. Jugar a adivinar o ser adivinado genera
incomunicación.
- Los problemas de pareja no se comentan:
el silencio puede matar. No se trata de aguantar y luchar por el
matrimonio, se trata de buscar ayuda para uno/a mismo/a. Hay que
recuperar a la persona. Tal vez así la pareja pueda funcionar. O tal vez
no.
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