martes, 12 de noviembre de 2013

Ansiedad de ejecución:

Ansiedad de ejecución: Cuando los nervios nos juegan una mala pasada en el momento menos oportuno.


Pongámonos en situación…

Estás con tu pareja y la cosa se empieza a poner “calentita”, que si besitos en el cuello, caricias por acá, toqueteos por allá… Todo apunta a que vais a tener sexo.


Es entonces cuando empiezas a pensar: -“¿Y si vuelve a salir mal?” “¿Estaré bien lubricada?”,”¿Lograré la erección?”, “¿Seré capaz de mantener la erección?”, “Yo creo que ya toca cambiar de posición…”-. Es decir, analizas y estudias cada uno de los detalles de la relación sexual que está teniendo lugar en ese momento.


Y como la atención humana tiene un límite y no solemos poder prestar plena atención a dos cosas al mismo tiempo, inevitablemente, el placer (algo básico para que aparezca y se mantenga la excitación sexual) queda relegado.



En consecuencia, nuestros peores temores se cumplen: falta de lubricación, dolores, ausencia de orgasmo, ausencia o desaparición de la erección… Quedando, como resultado, ambos miembros de la pareja insatisfechos y frustrados.

Pero ¡esto no queda aquí! Nuestro cerebro (que estará muy desarrollado en comparación a otros animales, pero a veces nos juega muy malas pasadas) guardará esta información. En el próximo encuentro sexual anticiparemos resultados fatídicos al igual que la vez anterior y, de nuevo, la ansiedad y la frustración se apoderarán de nosotros.

Si no rompemos este círculo vicioso, puede llevarnos a que nuestra pareja no se sienta deseada e incluso a evitar las relaciones sexuales.



Pues bien, esto se llama Ansiedad de Ejecución, lo sufren millones de personas en el mundo y, como casi todo en esta vida, tiene remedio.

Y “¿Qué hago entonces? ¿Dejo de preocuparme?” - Pues no, no es tan sencillo. Probablemente eso es algo que hayáis intentado muchos de los que os sintáis identificados con este artículo y habréis comprobado que NO funciona.

Resulta que nuestro amado cerebro vuelve a jugarnos de nuevo otra mala pasada y cuando tratamos de no preocuparnos, simplemente estamos cambiando una preocupación por otra. Es decir, sustituimos el “¿Y si vuelve a salir mal?” por “No debo preocuparme, si lo hago fallaré otra vez”.

Para librarnos de la maldita ansiedad de ejecución y despedirnos de la frustración, hay que romper el círculo vicioso.


Esto puede lograrse a través de la técnica de Focalización o Conciencia Sensorial. Esta técnica fue diseñada en los años setenta por Masters y Johnson (unos genios en esto de la respuesta sexual) y tiene los siguientes objetivos: centrarse en las sensaciones corporales, entrenarse en el abandono mental para poder disfrutar de la relación, disminuir ansiedades y tensiones, lograr una buena lubricación vaginal que favorezca una relación sexual sin dolor y lograr una erección adecuada para una relación sexual satisfactoria.

Antes de nada, si te has sentido identificad@ en este artículo, es imprescindible que exista una buena comunicación con tu pareja, que podáis hablar sin tapujos para poder resolver las dificultades en conjunto.

Después, uno debe darse permiso para ser egoísta y centrarse en las propias sensaciones sin preocuparse, por el momento, por el otro miembro de la pareja. Sólo relájate y disfruta.

La Focalización Sensorial se compone de una serie de pautas que han de ser guiadas por un profesional y de manera individualizada para cada caso concreto, no obstante, este sería el esquema básico:

1. Sitúate junto con tu pareja en un ambiente relajado y tranquilo. Sin prisas y, a ser posible, sin ropa.


2. Caricias sensuales: cada uno de los miembros de la pareja, por turnos, acariciará al otro. Queda prohibido el coito y el contacto genital. Date tiempo, no tengas prisa por cambiar de fase y disfruta de las sensaciones fijando tu atención en cómo tu piel está en contacto con la de tu pareja.

3. Caricias sexuales: podemos incluir pechos y genitales en nuestro recorrido. No pretendas excitarte ni excitar a tu pareja, eso llegará solo. Céntrate en disfrutar y percibir sensaciones. Comentad mientras tanto que caricias os gustan más y cuáles menos. Exploraos.

4. Caricias simultáneas: ambos miembros de la pareja podéis tocaros a la vez, pero el coito y la penetración aun no están permitidos. Nada de masturbación, simplemente tocaos, acariciaos, sentíos mutuamente.

5. Masturbación: Deberéis conseguir un orgasmo a través de la estimulación mutua. Puede que el encuentro sexual, por hoy, acabe aquí (o no). En vuestro próximo encuentro podréis ir un paso más, no hay prisa.




6. Penetración con orgasmo extravaginal: será una penetración suave, sin prisas, focalizando nuestra atención en el tacto, la vista, el oído… la velocidad puede ir aumentando progresivamente pero, justo en el momento del orgasmo, debéis retiraos para que el orgasmo tenga lugar fuera de la vagina.

7. Penetración completa: el entrenamiento acaba con un orgasmo intravaginal.


Las fases deben seguirse en este mismo orden, pero no hay un tiempo determinado para cada una. Si os sentís cómodos, pasad a la siguiente. Daos el tiempo que necesitéis.

Si en algún momento cualquiera de los dos empieza a sentir ansiedad, se puede volver a la fase 2 y, cuando ésta haya disminuido, se continúa por la fase en la que se interrumpió el proceso.

Cuando tengáis dominadas todas estas fases y hayáis aprendido a centrar la atención en las sensaciones placenteras, que es lo que verdaderamente importa, podréis probar nuevas posturas y lugares, dando rienda suelta a la imaginación.

Os animo a que lo practiquéis, sufráis ansiedad de ejecución o no, ya que los ejercicios suponen algo agradable por sí mismos y aumentan el autoconocimiento y el de nuestra pareja.

Por María Huertas.

http://www.porunorgasmodiario.com/2013/10/cuando-los-nervios-nos-juegan-una-mala.html

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