El arte de
seducir
Jugar con
las posibilidades que ofrece nuestra persona es vital para llegar a buen
puerto. La vía para conseguirlo es conociéndose a uno mismo. La mirada, la
sonrisa y la calidez de nuestra postura ante la persona a quien deseamos deben
ser dominadas tanto para alcanzar la meta como para evitar conseguir el
efecto contrario. Ni debemos comportarnos como unos “lanzados” ni podemos ir de
“tímidos”. Se trata de conseguir equilibrar ambos aspectos, de forma que, sin
intimidar, nuestra presencia ofrezca un ambiente agradable, de confianza mutua.
- Jugar a seducir
La seducción es un arte que carece de reglas estrictas. No hay fórmulas para el éxito. Por tanto, debemos huir de supuestas “tácticas” infalibles y creer en nuestra capacidad de conseguir aquello deseado. Ante todo, hay que confiar en uno mismo. La inseguridad es un enemigo. Cuando aparece, perdemos toda la naturalidad y nos obsesionamos con un hipotético fracaso que, aunque en ese momento no sea realidad, a la larga puede ser posible, a menos que cambiemos de actitud.
El factor
sorpresa alcanza altas cotas de utilidad a la hora de ofrecer a la pareja un
momento agradable. Jugando con lo imprevisible, podemos ser capaces de
convertir un día típico y rutinario en una velada inolvidable. Es cuestión de imaginación.
Primero, obviamente, debemos saber qué desea el otro. El segundo paso es
atrevernos a romper esquemas y llegar hasta donde sea necesario con tal de
conseguir nuestro objetivo.
- Belleza interior
La belleza no lo es todo. Los pilares de una relación nunca se sostienen sobre el atractivo físico. Esto es, que el maquillaje, la brillantina y las cremas antiarrugas no poseen la llave del corazón del otro. Es nuestro bagaje cultural, nuestra actitud en la conversación y nuestro interés en el diálogo lo que reforzará los vínculos de la pareja. Una buena cena acompañada de una conversación amable e interesante es un buen aperitivo para una noche memorable. Una mente seductora es una arma muy sutil y efectiva.
No sólo de
la pareja vive la persona. La relación se enmarca en un entorno que también
afecta a la posible relación. Cerrar el mundo entorno a los dos crea un
hermetismo que puede convertirse en algo asfixiante. Comparte a tus amigos y
no pretendas aislarte del mundo. El buen seductor no ofrece sólo a su persona, sino
que se muestra tal y como es junto a todo el universo que le rodea. Para evitar
“espantar” al otro, es necesario tener en cuenta la regla de oro: la paciencia.
Al fin y al cabo, lo bueno siempre se hace esperar...
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